La semana pasada, el teatro español se vistió de luto al conocer la noticia del fallecimiento de Juan Margallo, un verdadero referente del teatro independiente en España. Con 84 años, su partida deja un vacío imposible de llenar, no solo en el escenario, sino también en los corazones de quienes amamos el arte escénico. Si alguna vez te has sentado en una butaca, inquieto por lo que está por venir, y en ese momento la magia del teatro te ha envuelto, podrás entender la magnitud de esta pérdida.

La vida de un artista

Juan Margallo nació en Cáceres en septiembre de 1940 y, desde sus primeras actuaciones, mostró una pasión desbordante por el arte. Honesto, divertido y generoso, su vida fue un regalo para el mundo del teatro. Quizás no lo conocías por su nombre, pero tal vez recuerdes su entrañable aparición en la película Campeones, que lo llevó a ser nominado a los premios Goya en 2019. Su presencia en el cine fue escasa, pero cada personaje que interpretó dejó una marca que perdurará.

Recuerdo una vez que fui al teatro a ver una obra en la que él participaba. Su manera de capturar la atención del público —con gestos sutiles y una risa contagiosa— me hizo reflexionar sobre el poder que tiene el teatro de unir a las personas y crear experiencias compartidas. ¡Qué delicia fue! ¿Quién no ha sentido ese escalofrío cuando un actor se conecta de manera tan profunda con su papel que parece que la realidad desaparece?

Un compromiso con la escena

Junto a su esposa, Petra Martínez, Margallo fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro 2022. Este reconocimiento no fue un simple trofeo en una estantería, sino la validación de un extenso trabajo que abarca desde la creación de su grupo Tábano —un ícono de la creatividad en medio de la censura franquista— hasta la innovación de nuevas formas de expresión artística.

La pasión de Margallo por el teatro era contagiosa. En varias entrevistas, él mismo decía que el teatro debía ser un espacio de reflexión y, sobre todo, de risa. “Un buen teatro es aquel que te hace sonreír por dentro”, afirmaba. Esta visión optimista lo convirtió no solo en un magnífico actor, sino en un director y autor admirable.

Un legado de humor y profesionalismo

Hablemos del humor. ¡Ah, cómo le encantaba a Juan! Recordando esas noches de actuación, donde no solo se hacía un teatro ajustado a la realidad, sino también una comedia llena de matices. “Mi vida es un escenario”, solía mencionar con una sonrisa y un guiño. Margallo no solo actuaba, sino que llevaba su esencia a cada personaje, creando una experiencia única que incluso los más críticos no podían resistir.

En su última publicación en Instagram, Petra compartió una imagen de ellos durante unas de sus obras, y escribió: “Juan y yo haciendo ‘Cosas nuestras de nosotros mismos’, nos divertíamos muchísimo haciéndola”. ¿No es eso lo que todos buscamos en la vida? Momentos de alegría compartidos y un compromiso con lo que amamos.

La influencia de Tábano

La creación del grupo Tábano fue un acto de valentía en un tiempo en el que la censura podía desvanecer las voces y las historias. Fue un refugio para muchos, un lugar donde la creatividad podía florecer sin temor a represalias. Tábano logró aglutinar a un grupo de artistas que defendían la libertad de expresión, y en ese entorno, Margallo se convirtió en un símbolo de resistencia cultural.

Hoy, más que nunca, necesitamos artistas como Juan Margallo que se atrevan a contar nuestras historias: historias de amor, risas y desafíos que enfrentamos diariamente. En el presente, la industria del entretenimiento continúa evolutiva y un tanto caótica, pero figuras como él nos enseñan que, incluso en tiempos turbulentos, el arte siempre encontrará la manera de florecer.

Homenaje a un maestro

El legado de Juan Margallo no solo reside en las obras que dejó, sino también en las generaciones de actores y actrices que se inspiraron en su vida y obra. Cada vez que un estudiante de teatro recuerda una frase de Margallo, cada vez que un actor se atreve a ser un poco más auténtico gracias a su influencia, su espíritu vive en cada aplauso que resuena en el teatro.

En la actualidad, con los desafíos que enfrenta la cultura live, es esencial recordar la valía del arte en nuestras vidas. En un mundo donde los streamings y las producciones de alta definición parecen haber tomado el protagonismo, los teatros locales luchan por mantenerse relevantes. En este contexto, el mensaje de Juan sigue vigente: el teatro no se trata solo de actuación, sino de lo que pasa entre los actores y el público. Es ese contacto humano, esa vulnerabilidad, la que transforma una simple representación en un evento inolvidable.

Reflexionemos sobre su legado

Aquí viene la parte dura: ¿cómo honramos su memoria? ¿Volvemos a llenar las butacas de esos teatros que él ayudó a construir? La respuesta es sí. Debemos reencontrarnos con el arte, celebrar la vida a través de las historias que aún están por contarse. No importa si te gusta la comedia, el drama o la danza, lo importante es que el arte siempre sigue vivo mientras haya alguien que esté dispuesto a escuchar.

Margallo nos enseñó que el teatro es un espacio de lucha, acción y, sobre todo, de conexión con el otro. Cada aplaudidor es un eco de sus risas, de lo que significan la escena y el compromiso. Así que, queridos amigos, la próxima vez que decidan asistir a una obra, recuerden que están apoyando un legado y abrazando una comunidad que, como Juan Margallo, busca hacer del teatro, un lugar mejor.

Conclusiones sobre el impacto de Juan Margallo

El fallecimiento de Juan Margallo no es solo una pérdida para el mundo del teatro; es un recordatorio de que todos tenemos un papel que desempeñar en la narrativa cultural. Aunque la vida siga su camino, el arte, el teatro y aquellos que se atreven a contar historias siempre tendrán un lugar en nuestras vidas.

Quizás, en algún rincón del escenario, su espíritu sigue actuando, riendo y creando. Y en cada acto, en cada personaje que traiga a la vida un nuevo artista inspirado por sus enseñanzas, su legado continuará vivo, como el giro de las tablas de un teatro que nunca deja de funcionar.

Ahora, te pregunto: ¿estás listo para celebrar el arte y honrar la memoria de maestros como Juan Margallo? Es momento de levantarte de tu silla y aplaudir, porque este es solo el principio de muchas historias que están por llegar. ¡Vamos al teatro!