Cada año, miles de perros llegan a albergues y protectoras de animales en España. Si tienes un perro o conoces a alguien que lo tenga, seguramente te has preguntado: ¿cómo es posible que alguien abandone a su mascota? Tal vez pienses que la gente es irresponsable o que no tiene corazón. Yo también solía pensar eso. Pero hoy, quiero invitarte a mirar más allá de la superficie, a descubrir los matices detrás del abandono canino. Vamos a profundizar en esta cuestión, con datos, historias y un enfoque más humano.
Las cifras no mienten: el impacto del comportamiento en el abandono
Según el informe anual de Fundación Affinity de 2023, el comportamiento indeseado es la tercera causa de abandono de perros en España. No es la mudanza, ni la crisis económica, ni siquiera los conflictos familiares los que encabezan la lista. En cambio, es la falta de educación y comprensión sobre el comportamiento canino.
¡Imagínate! Tienes a tu perro en casa y, de repente, empieza a ladrar de manera excesiva, a hacer sus necesidades en el lugar equivocado o a tirar de la correa cuando lo paseas. ¿Es un comportamiento problemático o solo una fase? La respuesta varía enormemente dependiendo de la educación que haya recibido el dueño sobre cómo manejar a su mascota.
¿Realmente somos conscientes de lo que significa tener un perro?
De acuerdo con investigaciones, el comportamiento indeseado no solo es un desencadenante de abandono, sino que también es una de las principales causas de muerte entre perros menores de tres años. Eso es realmente desgarrador. He tenido perros de diferentes razas y temperamentos, y recuerdo claramente un momento en el que uno de ellos me dejó este mensaje: “Humano, no soy un robot. Necesito entenderme contigo”.
La sinceridad en el abandono: ¿más desconocimiento que mentira?
Cuando se trata de entregar un perro, el proceso puede ser desgastante emocionalmente. Muchas personas lo hacen con tristeza, pero, ¿son realmente sinceros sobre los problemas de sus mascotas? Un estudio publicado en Veterinary Humanities and Social Sciences nos ofrece información valiosa sobre esto.
En la encuesta a 427 personas que entregaban a sus perros en Estados Unidos, el 70% afirmó que sus mascotas no tenían problemas de comportamiento. Sin embargo, cuando se realizaron evaluaciones más precisas a través del Canine Behavioral Assessment and Research Questionnaire (C-BARQ), los resultados revelaron comportamientos problemáticos evidentes.
Esto plantea una pregunta relevante: ¿estamos ignorando o minimizando los problemas reales? Muchos dueños pueden no ver comportamientos como problemáticos porque, simplemente, no han recibido la educación necesaria. La falta de capacitación o el no haber asistido a clases de socialización pueden llevar a malinterpretar las señales que nos dan nuestros perros.
La historia detrás del abandono: un ciclo de malentendidos
Hablemos un poco sobre lo que motiva a una persona a entregar a su perro. El abandono no debe ser visto solo como un acto irresponsable. A menudo, las personas enfrentan barreras económicas, no pueden acceder a recursos de entrenamiento o simplemente están desinformadas sobre las necesidades de su mascota.
Imagina que tienes un perro que ha sido un miembro leal de tu familia durante años, pero de repente, la situación económica cambia y te encuentras en una encrucijada. No hay suficientes fondos para cuidar de su comida, sus cuidados veterinarios, esos juguetes que a veces son más caros que tu último capricho. La mayoría de nosotros no está pensada para ser una “cajita de sorpresas” mejorada, pero los perros lo son. Cada uno tiene su historia y cada caso de abandono está lleno de detalles que no se ven a simple vista.
El papel de las protectoras: ¿héroes o villanos?
A menudo cuando se habla de abandono, las protectoras son vistas como los «héroes». Pero lo que muchas personas no saben es que también enfrentan varios desafíos. Un estudio publicado en el Journal of Applied Animal Welfare Science muestra la falta de estandarización en la forma en que las protectoras registran la información sobre los perros que reciben.
Te lo juro, tengo amigos que trabajan en protectoras y siempre me cuentan historias sobre cómo cada trabajador puede interpretar de forma diferente el mismo comportamiento de un perro. Esto significa que un perro etiquetado como «agresivo» podría pasar mucho tiempo en un albergue simplemente porque alguien en la oficina lo interpretó mal. El perro puede ser solo un poco tímido, pero tú sabes cómo es la imagen pública: “¡Vaya, un perro que ladra! ¡Vamos a evitarlo!”.
Esto tiene un impacto considerable en las posibilidades de adopción. Un perro es adjetivado de varias maneras, casi como una cuenta de Instagram donde se le busca solo por likes y no por el alma que lleva dentro.
Cambios necesarios: educación y apoyo
Para abordar el problema del abandono, la educación es fundamental. Necesitamos más personas comprometidas en la formación y asesoramiento sobre el comportamiento canino. Es un tema que va más allá de simplemente amonar comida y agua. Una buena educación puede marcar la diferencia entre un perro que permanece en su hogar y uno que termina en una protectora.
¿Te imaginas un futuro en el que nadie abandone a su perro? Tal vez no sea realista pensar que no habrá abandonos, pero sí podemos trabajar hacia un mundo donde las personas tengan los conocimientos necesarios para ayudar a sus perros a integrarse mejor en la familia.
En este camino, las protectoras deben ser vistas como colaboradores, no como enemigos. Necesitamos más iniciativas y programas de entrenamiento en nuestras comunidades que formarán las futuras generaciones de dueños responsables. Además, los educadores en comportamiento animal deben ser valorados y apoyados.
Conclusión: cada perro tiene una historia que contar
Al final del día, cada perro abandonado tiene una historia que contar. Histórias de amor, abandono, desconocimiento y, en muchas ocasiones, de dolor. Si alguna vez te encuentras en una conversación sobre abandonos caninos, espero que este artículo te haya proporcionado no solo información, sino también un poco de empatía y comprensión. Es fácil señalar con el dedo y criticar. Pero, ¿no sería más productivo trabajar juntos hacia la solución?
Así que, en lugar de juzgar, eduquemos. En lugar de ignorar, integremos. Y quizás, solo quizás, cuando un perro llegue a ser entregado a una protectora, no tengamos que escuchar esa desgarradora frase: «ya no puedo más».
Además, si conoces a alguien que esté considerando adoptar, piensa en compartir esta información. La conciencia es poder, y podríamos ayudar a salvar no solo un perro, sino un vínculo que puede enriquecer la vida de todos en el hogar.
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