Desde que tengo memoria, el cine ha sido una de mis grandes pasiones. Recuerdo claramente una tarde de sábado, cuando era un niño, acurrucado en el sofá con mis palomitas, esperando ansioso el inicio de una emocionante película musical. ¡Ah! La magia de la pantalla grande, los colores vibrantes y esas melodías cautivadoras que parecían hablar directamente a mi corazón. Pero, ¿qué pasa cuando un género tan icónico como el musical se enfrenta a obstáculos que parecen insalvables? Hoy vamos a adentrarnos en la historia de la categoría de Mejor musical original en los Oscars y su curiosa permanencia en la sombra. Así que abróchense los cinturones, porque este viaje está a punto de comenzar.

Orígenes y la creación de una categoría olvidada

La categoría más enigmática de los Oscar—sí, mucho más que esa que premia la «Mejor película de animación»—es, sin duda, la de Mejor musical original. Aunque su existencia ha sido casi un misterio en las últimas décadas, su historia se remonta a tiempos en los que el cine y la música eran, si cabe, más inseparables. En los años treinta, se empezó a reconocer la importancia de la música en las películas, aún cuando muchas de ellas utilizaban composiciones preexistentes. Esto fue lo que finalmente llevó a la creación de categorías separadas y, por lo tanto, la evolución de lo que ahora conocemos. Pero, a pesar de la nostalgia y la reverencia que se tiene por los musicales, han pasado muchos años desde que vimos un ganador real en esta categoría.

No hace falta ser un experto en la historia del cine para saber que, desde el triunfo de «La sirenita» en 1989, Disney ha dominado la escena musical en los Oscars. Aquellas melodías (¡que no puedes quitarte de la cabeza, por cierto!) lograron catapultar al estudio al estrellato en un categoría que, en un principio, intentó ser más diversa. Sin embargo, a pesar de su éxito, el impacto de Disney también fue lo que provocó que la Academia decidiera cambiar las reglas de juego, dividiendo la categoría original. ¿Curioso, verdad?

Desde ‘Dumbo’ hasta ‘La La Land’: una montaña rusa de emociones

Los musicales han tenido su auge y caída a través de las décadas. En los años 40, bastantes musicales se apoderaron de la gran pantalla. «Dumbo», con su inolvidable canción «Baby Mine», se aseguró el primer Oscar a la Mejor banda sonora de un musical. Después de eso, la competencia fue feroz. Desde los grandes clásicos hasta los remakes modernos, los musicales han dejado su huella. ¿Te acuerdas de «La La Land»? Esa película logró revitalizar el género de una manera que ninguno de nosotros esperaba. Pero, ¿dónde está la justicia en que un musical icónico no pueda obtener su reconocimiento en los Oscars?

Aun así, lo más desconcertante es que desde el nuevo milenio, la categoría de Mejor musical original ha permanecido prácticamente vacía. Ni «Chicago», ni «El gran showman»—dos grandes contendientes que podrían haber revivido esta categoría—han tenido el peso suficiente para hacerla brillar. La situación actual plantea una pregunta intrigante: ¿será que los musicales realmente están en su ocaso, o simplemente enfrentan un complicado laberinto de regulaciones y expectativas?

Las extrañas reglas detrás de la categoría

Ahora, hablemos de las reglas. ¡Ah, esas veneradas reglas! Como tú y yo sabemos, las reglas son vitales, pero muchas veces parecen tener el propósito estricto de hacer que las cosas sean más complicadas. Para que una película compita por el premio de Mejor musical original, debe presentar al menos cinco canciones originales que, además, deben ser «sustancialmente reproducidas, claramente audibles e inteligibles» y, lo más interesante, «deben contribuir al argumento de la película».

Vamos a poner esto en contexto. «Tarzán» y «South Park: Más grande, más largo y sin cortes» se quedaron sin poder competir porque sus bandas sonoras fueron demasiado cortas. Para colmo, ¡la Academia exige que haya al menos diez películas en cualquier categoría para que esta se abra! Y ahí radica el problema. ¿Cuántos musicales podemos nombrar que han salido en la última década y que podrían llenar ese vacío? ¡Menuda prueba de fuego!

El monstruo Disney: ¿amigo o enemigo?

Ya hemos mencionado la poderosa influencia de Disney, pero ¿realmente es un monstruo en esta historia? Entre 1989 y 1994, sumando cuatro Oscars a su favor, Disney parecía haber hecho trampa con su dominio absoluto en la categoría de Mejor banda sonora. Es fácil culparles de la falta de equilibrio en la categoría, pero no podemos olvidar que sus películas también han contribuido en gran medida a nuestro amor por los musicales.

Imagina que estás planeando una reunión y un amigo llega con todos los aperitivos. ¿Te enojarías porque él trae el 90% de la comida, o estarías agradecido por la cantidad de opciones deliciosas que tienes? Disney tiene el monopolio, sí, pero también genera el amor y la nostalgia que muchos de nosotros seguimos sintiendo por las películas musicales.

La lucha por la atención en un mundo cambiante

Algunos estudios han demostrado que, conforme las plataformas de streaming han ganado protagonismo, el número de musicales en la gran pantalla ha disminuido. Si antes disfrutábamos de la experiencia de ver un musical en un cine lleno de luces y aplausos, ahora nos sentimos cómodos en casa con una almohada en el regazo. ¿Es esto una señal de que los musicales podrían estar en peligro de extinción? Tal vez, pero también representa una oportunidad para que el género reimagina su camino.

Recientemente, hemos visto intentos de revivir este género a través de adaptaciones de Broadway, como «Wicked». Aunque podría ser fácil pensar que los musicales están atrapados en el pasado, creo que hay una chispa de luz que nos dice que su historia está muy lejos de haber terminado.

¿Cómo podríamos revivir el género musical?

Esta es la gran pregunta que todos nos hacemos. ¿Qué necesita el mundo del cine para volver a abrazar los musicales? Tal vez se trate de permitir una mayor flexibilidad en las categorías de los Oscars. En lugar de mantener estrictamente la cifra de diez películas, ¿qué tal si se permite una mayor diversidad de opciones para que el lugar de los musicales esté asegurado? Esto podría dar paso a nuevas y frescas voces en el ámbito musical.

También podrían explorarse nuevos estilos de musicales, como aquellos «jukebox» que dan vida a las canciones populares de décadas anteriores. Al final del día, hay un vasto paisaje musical que podría utilizarse para contar historias. En lugar de ver a los musicales como un género aislado, podrían abrirse a diferentes variaciones—del drama a la comedia, y todo lo demás.

Reflexiones finales: ¿qué sigue para los musicales?

A lo largo de esta travesía discutimos cómo la historia de los musicales en los Oscars ha sido un camino lleno de altibajos. Desde el legendario triunfo de «Dumbo» hasta la casi desaparición de la categoría de Mejor musical original, es evidente que el género enfrenta una serie de desafíos. Sin embargo, su resistencia es un testimonio del atractivo duradero que tienen las historias contadas a través de canciones.

Así que, querido lector, la próxima vez que veas un musical, no solo recordarás a esos personajes saltando y cantando en la pantalla. Tendrás aún más razones para sonreír, porque sabes que, detrás de esa presentación vibrante y enérgica, se encuentra una historia llena de lucha y pasión.

No tengo duda de que los musicales seguirán encontrando su camino, incluso en un panorama en constante cambio. ¿Podríamos aventurarnos a decir que los veremos regresar al escenario de los Oscars, listos para recuperar su lugar entre las mejores historias cinematográficas? Solo el tiempo lo dirá, pero uno no puede evitar esperar que el próximo musical sea el que verdaderamente marque un antes y un después.

¡Y así concluye este análisis sobre la enigmática travesía de los musicales en los Oscars! ¿Listo para tu próximo musical? ¡Muero por saber cuáles son tus favoritos!