Es curioso cómo, en nuestra sociedad hiperconectada y cargada de información, a menudo se propagan mitos que parecen más ajustados a obras de ficción que a la realidad. ¿Quién no ha escuchado alguna vez que hacer ejercicio es imprescindible para una vida saludable? Es casi un dogma. Pero, ¿y si te dijera que las cosas no son tan simples? De hecho, según el divulgador y educador del movimiento, Rober Sánchez, lo que necesitamos no es «ejercicio» en el sentido tradicional, sino un enfoque completamente diferente: movernos de manera libre y curiosa, como si nuestra vida dependiera de ello… ¡y, de hecho, podría! Pero antes de caer en la trampa de pensar que esto es solo otra moda, déjame llevarte por el camino menos recorrido, en un viaje lleno de anécdotas, reflexiones y, por supuesto, un toque de humor.

Un vistazo a la realidad del sedentarismo

Recientemente, una investigación publicada en The Lancet Public Health ha revelado algo alarmante: desde 2011, la esperanza de vida en Europa está disminuyendo a causa de nuestros malos hábitos de vida. ¿No es una noticia que debería hacernos replantear nuestra relación con el ejercicio? En vez de salir a correr como locos por un parque, ¿no sería mejor darnos cuenta de que lo que realmente necesitamos es recuperar la alegría de movernos?

Es fácil caer en la trampa de contar repeticiones en el gimnasio, mientras el mundo real se despliega a nuestro alrededor. ¿Te suena eso? Yo he estado allí. Recuerdo mi primera vez en un gimnasio, ¿quién no tiene una historia embarazosa que contar sobre sus intentos de hacer ejercicio? Ahí estaba yo, rodeado de personas en excelente forma, mientras yo trataba de recordar cuál era el ejercicio que seguía después de «diez flexiones». ¡Era un momento de alto riesgo! Mis músculos no estaban acostumbrados a esa «tortura» y mis ganas de salir corriendo eran mucho mayores que las de levantar pesas. Al final, decidí que el yoga en casa era más mi estilo: mucho más zen, y sin necesidad de un plan de ejercicios rígido.

La cadena perpetua del ‘fitness’ y el deber

Hablamos de movimiento, pero ¿qué entendemos por ello? El concepto de «hacer ejercicio» a menudo se convierte en una molestia más en nuestra jornada repleta de tareas. Nos vemos atrapados en rutinas monótonas que nos hacen sentir más como robots programados que como la hermosa mezcla de carne, hueso y espíritu que somos. Sí, por favor, quitemos el corsé del ejercicio estructurado.

La visión tradicional del ejercicio como un «deber» nos lleva a una forma de vida que no es sostenible. ¿Cuántos de nosotros hemos fracasado en seguir esa dieta estricta o en cumplir con una rutina de ejercicio que parece diseñada por un robot? La realidad es que las reglas estrictas y los objetivos poco inspiradores solo generan frustración, y acaban llevando a muchos a renunciar al esfuerzo completamente. La resistencia a mantener una rutina de ejercicio convencional puede no ser un fallo personal, sino un clamor desde la naturaleza misma de nuestros cuerpos. ¡Estamos hechos para movernos, no para sufrir!

El cambio de mentalidad: de ‘hacer ejercicio’ a ‘moverse’

Entonces, ¿qué tiene que ver esto con Rober Sánchez y su libro «NO HAGAS EJERCICIO ¡Puedes moverte!»? Mucho. Su propuesta enfatiza que debemos empezar a ver el movimiento como una oportunidad en vez de una obligación. En lugar de ir al gimnasio tres veces a la semana y hacer repeticiones mediocres de ejercicios genéricos, nos invita a reconectar con nuestra curiosidad y alegría, y explorar la diversidad del movimiento. ¿Alguna vez has sentido esa chispa cuando te levantas de la silla y empiezas a bailar sin razón aparente? ¡Ese es el espíritu que Sánchez busca recuperar!

¿Acaso hay algo más liberador que moverte al ritmo de tu propia música? ¿Por qué no cocinar y moverte al mismo tiempo, sacando la energía del baile mientras preparas tu cena? La vida se vuelve más deliciosa cuando la tratamos como el espectáculo vibrante que es.

Redefiniendo la relación mente-cuerpo

La creencia de que cuerpo y mente están separados ha llevado a una visión distorsionada de lo que significa «bienestar». Esta división nos ha instruido sobre lo que «debemos» hacer. Nos dicen que tenemos que someter nuestro cuerpo a regímenes estrictos y programados, pero esto nos aleja de la realidad de que somos seres completos y complejos. Nos olvidamos del placentero arte de simplemente movernos.

Hay una frase que me encanta: «El ejercicio es como los brócolis, a nadie le gusta pero es bueno para ti». ¿Por qué optar por algo que nos provoca rechazo cuando tenemos la libertad de encontrar formas de movimiento que realmente disfrutemos? Recuperar el movimiento de forma divertida y auténtica puede ser la clave para lograr un estado de bienestar duradero.

Relación entre movimiento y salud mental

Sí, la salud mental es vital. Estudios recientes muestran que el movimiento no solo mejora nuestra salud física, sino que también tiene un impacto significativo en nuestro bienestar mental. Por ejemplo, simplemente salir a caminar al aire libre puede reducir los niveles de ansiedad y depresión. Entonces, la pregunta es, ¿por qué limitarnos a un espacio cerrado y a una actividad estructurada que puede resultar monótona, cuando hay toda una aventura esperándonos fuera de la puerta?

De hecho, hay estudios que sugieren que cambiar de ambiente puede proporcionar beneficios adicionales para la salud mental. La naturaleza, el aire fresco y la variabilidad del terreno pueden estimular algo en nosotros que un gimnasio simplemente no puede ofrecer. Pero, hey, no me malinterpretes: no estoy diciendo que renuncies a toda forma de ejercicio. ¡Sé que hay personas que encuentran su zen en levantar pesas! Pero si tu idea de «moverte» se siente más como una obligación que como una diversión, es hora de un cambio de mentalidad.

Cómo empezar a moverte de forma más auténtica

Aquí va la parte emocionante: para empezar a moverte de manera más auténtica, simplemente pregúntate: ¿Qué te hace feliz? ¿Es bailar? ¿Jugar al frisbee? ¿Hacer una caminata mientras escuchas tus canciones favoritas? La respuesta no tiene que ser complicada. De hecho, regresa a lo básico y busca esas pequeñas cosas que dan alegría. Si alguna vez has visto a un niño jugar, recordarás que lo único que les importa es la diversión, no los resultados. Esa es la clave del movimiento auténtico.

Y a propósito, ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo por puro placer? Si tus actividades físicas están ligadas a resultados estéticos e imperativos, puede que esas metas no sean las más efectivas. Sí, puede ser un comienzo, pero el verdadero viaje puede ser aquel en el que descubres nuevas formas de mover tu cuerpo y, al mismo tiempo, disfrutas al máximo.

Un futuro sin cadenas

A medida que avanzamos hacia un estilo de vida más saludable, liberarnos de las ataduras del «ejercicio» formal puede ser una revolución en nuestra forma de pensar. La pregunta sigue siendo, ¿cómo logras que tus amigos, tu familia y tú mismo empiecen a adoptar esta nueva forma de concebir el movimiento? Quizás se trate de organizar un día de actividades al aire libre, donde el movimiento se convierta en juego y no en tarea. Puede ser una salida a la montaña para una excursión o simplemente un picnic que involucre juegos de pelota.

Porque al final del día, el verdadero objetivo debería ser disfrutar de nuestra capacidad de movernos, más que cualquier objetivo estético o meta numérica. ¿Y si todos recordáramos lo que era ser niños, donde el simple acto de moverse era suficiente para sacarnos una sonrisa?

Conclusión

En este mundo moderno donde el sedentarismo está a la orden del día, la propuesta de Rober Sánchez debe servirnos de faro. Empezar a explorar el movimiento, disfrutar y ser curiosos puede ser la clave para salir del ciclo del sedentarismo y revitalizar nuestras vidas. Ya no se trata de hacer ejercicio o de cumplir con expectativas externas; se trata de reconectar con nuestro cuerpo y disfrutar del increíble regalo que es moverse.

Así que, la próxima vez que pienses en «hacer ejercicio», pregúntate: ¿realmente necesito eso? O más bien, ¿me siento intrigado por la maravilla infinita que es el movimiento? La respuesta podría llevarte a un camino de bienestar que nunca imaginaste. ¡Vamos a movernos!, pero esta vez, sin penas, sino con alegría.