La maternidad es un concepto que ha experimentado una transformación significativa en las últimas décadas. España, como reflejo de esta transformación, está viviendo un fenómeno demográfico que provoca tanto asombro como debate: el incremento de nacimientos en mujeres de 40 años o más. Según el último informe del INE, en 2024 se contabilizaron 33.570 nacimientos de madres en esta franja de edad, lo que representa el 10% del total de nacimientos. Pero, ¿qué está detrás de esta tendencia? ¿Es una decisión impulsada por cambios culturales, profesionales o simplemente un capricho de la naturaleza moderna? En este artículo, abordaremos estas preguntas, analizaremos datos relevantes y compartiremos anécdotas que quizás te resulten familiares. ¡Prepárate para un deje de reflexión y alguna que otra risa!

Un vistazo a los números: la natalidad en cifras

Antes de profundizar en los aspectos más narrativos de este fenómeno, es importante entender las cifras que lo sustentan. Durante 2024, el INE reportó un total de 322.034 nacimientos en España, lo que representa un leve aumento del 0,4% respecto al año anterior. Esto puede parecer una gota en el océano, pero es significativo en comparación con la tendencia a la baja de la última década.

En mi experiencia personal, cada vez que escucho sobre estadísticas demográficas me acuerdo de las tertulias familiares. Siempre hay un tío que dice: «La gente ya no sabe lo que es el sacrificio». Pero, amigos, las cifras no mienten: desde los años del baby boom, donde nacían 650.000 pequeños a ritmo mensual, hemos pasado a una realidad donde la maternidad parece ser un lujo reservado para un grupo selecto de mujeres cada vez más tardías.

La edad media para convertirse en madre ha ido en ascenso. En 1976 estaba en 28,51 años y en 2023 ya está en 32,6 años. Este dato invita a la reflexión: ¿somos más felices esperando?, ¿o simplemente hemos decidido que resolver otros aspectos de la vida es más prioritario que cambiar pañales a los 25?

Las circunstancias detrás de la maternidad tardía

Pero, ¿por qué la maternidad se ha trasladado tanto hacia la mitad de la vida? Se ha discutido hasta el cansancio (y con razón) sobre el impacto de la revolución educativa y la incorporación de la mujer al mercado laboral. Me viene a la mente la historia de mi amiga Clara, quien siempre soñó con tener hijos, pero las oportunidades en su carrera como arquitecta simplemente no se lo permitieron. A los 42 años y con un proyecto que la tenía ocupada desde antes de la pandemia, se dio cuenta de que su reloj biológico ya había comenzado a sonar a un volumen considerable. ¡Y aquí vamos de nuevo! Un niño a los 43. ¿Quién dice que las diseñadoras de edificios no pueden también diseñar una familia?

La incorporación de la mujer al mercado laboral ha llevado a muchas a posponer la maternidad hasta que se sientan estables en sus carreras. De hecho, un estudio reciente muestra que el 85% de las mujeres profesionales consideran que su trabajo es un factor que dificulta la crianza de sus hijos. ¿No es curioso cómo el trabajo que empodera a las mujeres puede, al mismo tiempo, complicar la maternidad? Es un verdadero dilema moderno.

Cambios culturales y en el modelo de familia

Los cambios culturales también juegan un papel crucial. Nos estamos alejando de la idea tradicional de que “la mujer debe ser madre” y estamos abrazando un enfoque más plural. El modelo de familia ya no es solamente nuclear. Hay familias monoparentales, homoparentales, y parece que cada vez más se acepta la idea de que también se puede elegir no ser madre en absoluto.

Sin embargo, hay una línea delgada entre elegir y esperar. El deseo de ser madre se ha vuelto intenso para muchas más mujeres, llega incluso a ser casi una meta a alcanzar después de establecer una carrera. Si piensas en el impacto que esto puede tener en la salud de la madre y el desarrollo del niño, la historia se vuelve más compleja. Algunos estudios sugieren que algunos bebés nacidos de madres mayores tienen una mayor probabilidad de enfermedades genéticas. Sin embargo, los avances médicos actuales pueden ayudar a mitigar estos riesgos. ¿Estamos, acaso, en un estado donde la ciencia puede darle un valioso empujón a la naturaleza?

La salud reproductiva y los desafíos que enfrentan las mujeres

Es crucial hablar de salud reproductiva cuando tratamos este tema. El aumento de la edad a la que las mujeres deciden tener hijos lleva consigo una serie de desafíos médicos. Leer sobre fertilidad y sus matices me recuerda a las charlas del café con mis amigas, donde cada uno comparte datos y mitos. Al final, la conclusión es siempre la misma: ser madre, especialmente a una edad tardía, puede ser complicado. Pero como el vino, se dice que puede mejorar con la edad.

El uso de tecnologías reproductivas como fertilización in vitro y la congelación de óvulos han proporcionado a muchas mujeres la libertad de decidir cuándo tener hijos. Sin embargo, estos procedimientos no siempre son garantizados y pueden ser emocional y financieramente agotadores. Para muchos, la maternidad se convierte en una montaña rusa emocional llena de test de embarazo positivos y negativos, pasando por consultas médicas que se convierten en citas sociales. ¡Llega un momento en el que piensas que tu ginecólogo sabe más de tu vida personal que tu propio terapeuta!

La paternidad tardía y su impacto en la familia

Por otro lado, es necesario reconocer que no solo las mujeres están eligiendo optar por la paternidad tardía. Cada vez más hombres deciden hacerse cargo de ser padres un poco más adelante en la vida. Esto no solo añade nuancel a la temática de la crianza, sino también un debate más profundo sobre cómo se distribuyen las responsabilidades entre padres e hijos en una familia. Cada vez más hombres sienten que ser padres es un trabajo a tiempo completo, y esa es una percepción que ha venido para quedarse.

Recuerdo un encuentro familiar donde mi primo, que ya había pasado la barrera de los 40, declaró: “Ahora estoy listo para ser padre. Antes, solo lograba criar cactus”. La risa fue colectiva, pero me hizo reflexionar sobre cómo los padres también quieren estar presentes y equilibrar sus vidas profesionales y familiares. La llegada de un hijo produce un cambio radical en la rutina de cualquier hombre, y muchos se encuentran buscando información sobre paternidad en libros de autoayuda (un clásico de la autoayuda moderna).

La economía también juega un rol

La economía es otro factor relevante. Tener un niño implica un gasto mensual promedio significativo —en España, en torno a 758 euros por niño—, cifra que no se asocia fácilmente a la estabilidad financiera de un hogar que podría estar en transición, como es típico en el caso de familias jóvenes que apenas se están estableciendo. Los costos de la vivienda, los pañales y el colegio pueden llegar a parecer como un juego de dominó donde cada nueva decisión desencadena una reacción en cadena.

En resumen, todo esto nos lleva a cuestionar: ¿cómo debería ser la planificación familiar en el contexto económico actual? ¿Debería ser más accesible? Es evidente que tener un hijo no es simplemente un acto biológico; es una decisión financiera, emocional y, sobre todo, cultural.

Reflexiones finales: el futuro de la maternidad

A medida que observamos estos cambios demográficos y sociales, es necesario reflexionar sobre lo que significa ser madre en la actualidad. Las mujeres de 40 años ya no son vistas como una rareza, sino como parte de una nueva norma. Esto abre un diálogo sobre la maternidad tardía y proporciona una plataforma para hablar más abiertamente sobre los desafíos y oportunidades que incluyen.

Crear una familia es una experiencia personal única que se adapta a cada individuo y sus circunstancias. Así como cada uno de nosotros tiene su propio camino, la maternidad tiene muchas formas y colores, y debemos celebrarla en todas sus facetas.

En lugar de juzgar la maternidad tardía como algo normal o anormal, es tiempo de dejar que las mujeres decidan sobre su propia cronología reproductiva. Y para los padres, lo mejor que pueden hacer es seguir el ejemplo de esa compasión que caracteriza a las madres en todas las edades: entender, apoyar y acompañar en la hermosa aventura que representa tener un hijo, sin importar la edad.

Así que ya ves, independientemente de cuándo decidas entrar en este viaje —ya sea a los 25 o a los 45— lo importante realmente es disfrutar cada momento. Y, al final, siempre tendrás la opción de crear historias divertidas que contar en futuras reuniones familiares, ¿no te parece? ¡Porque estos momentos son los que verdaderamente cuentan! 🍷👶


Espero que esta exploración sobre la maternidad tardía en España te haya dejado reflexionando. Recuerda, cualquier momento es bueno para hacer una pausa y sí, tal vez, revisar tus planes de vida. ¡Hasta el próximo artículo!