Cuando pensamos en las grandes innovaciones que han cambiado la forma en la que vivimos, probablemente muchos de nosotros no consideremos los atrapanieblas como uno de esos inventos revolucionarios. Pero al sur de nuestro continente, en el extremo norte de Chile, se está llevando a cabo un proyecto que podría convertirse en una solución viable para las crecientes crisis hídricas en zonas áridas. Hoy, quiero hablarte sobre el fascinante mundo de los atrapanieblas, la resiliencia de los habitantes de Alto Hospicio, y cómo esta tecnología antigua puede iluminar el futuro en medio de un desierto casi implacable.
Alto Hospicio: un oasis en medio del desierto
Alto Hospicio, una ciudad que a menudo se menciona en los titulares por sus problemas de planificación urbana y delincuencia, tiene más que ofrecer de lo que el estereotipo sugiere. Situada a solo unos kilómetros de Iquique, esta ciudad se encuentra en una vasta planicie, a cientos de metros sobre el nivel del mar. Para los que han visitado, saben que el mar no está tan lejos, pero también saben que el agua dulce es casi un lujo.
La ciudad ha sido estigmatizada por muchos como un lugar «difícil», pero como dice Virginia Carter, investigadora de la Universidad Mayor en Santiago, «Alto Hospicio no es solo lo que ves a simple vista». Y, ciertamente, hay algo de poesía en esa neblina que se cierne sobre la urbe, pero que difícilmente se convierte en lluvia.
Sin embargo, lo que puede parecer un clima hostil a primera vista se transforma en una oportunidad al analizarlo a fondo. Al estar en contacto con la niebla costera, la ciudad tiene la posibilidad de cosechar agua de un recurso que normalmente se desaprovecha. Aquí es donde entra en acción la tecnología de los atrapanieblas.
¿Qué son los atrapanieblas?
La tecnología de atrapanieblas es más simple de lo que parece. Consiste en unas mallas que se colocan en áreas específicas para atrapar las pequeñas gotas de agua suspendidas en la niebla. En otras palabras, es como colgar una mosquitera gigante, pero en lugar de insectos, lo que atrapas son gotitas de agua que forman la niebla. Esta parece tan poco realista, pero deja de ser una ocurrencia casi mágica cuando ves los resultados.
La ciencia detrás de la niebla
Recientemente, un grupo de científicos liderados por Virginia Carter ha estado realizando un estudio exhaustivo en Alto Hospicio para evaluar la efectividad de estos paneles en un entorno tan árido. Imagina esto: entre octubre de 2023 y octubre de 2024, lograron cosechar hasta mililitros de agua al día por metro cuadrado de panel. ¡Eso es un pequeño triunfo en medio de la desolación!
Uno de los datos más sorprendentes que surgieron durante el estudio fue que en el aeropuerto Diego Aracena, ubicado a poca distancia de Alto Hospicio, las precipitaciones anuales son de apenas 0,8 milímetros. Sí, lo que leíste: ¡menos de un milímetro al año! ¿Quién hubiera pensado que el agua podría encontrar un camino en un lugar tan extremado?
Historias pasadas de éxito y fracasos
La historia de los atrapanieblas en Chile no es nueva. De hecho, la idea comenzó con Carlos Espinosa, un físico que patentó un sistema de colectores hace más de 70 años. En su momento, se implementó una red de colectores para llevar agua a la comunidad de Chungungo, donde funcionó muy bien durante casi una década. Pero aquí está lo irónico: eventualmente, la comunidad optó por un sistema de desalación.
Esto me lleva a una pregunta que muchas personas se hacen: ¿por qué, cuando se presenta una alternativa viable, las comunidades optan por soluciones más costosas? Quizás es una cuestión de confianza; en nuestros días, es más fácil creer en una máquina que puede convertir agua salada en dulce, que abrigar la esperanza de que una tela pueda salvarte de la sed. Como dice Virginia, «la falta de una gobernanza para mantener los atrapanieblas», fue uno de los factores que condujo al desuso de esta tecnología.
No obstante, el hecho de que esta oportunidad se haya presentado nuevamente en Alto Hospicio es más que emocionante.
Los jackpot del agua: una comparación entre tecnología
En el Barranco El Andén (Gran Canaria), se ha innovado en la captura de agua de niebla utilizando un diseño inspirado en la naturaleza, emulando las hojas de los pinos. ¿Verdad que suena ingenioso? Un conjunto de acículas artificiales, diseñadas para extraer agua, ofrece una eficacia sorprendente que podría hacer que cualquier amante de la naturaleza aplauda de pie. Y no solo se captura agua de la niebla, sino también del rocío, lo que amplía aún más la capacidad de estos sistemas.
Mientras los investigadores de la Universidad de Valencia, representados por David Corell, han trabajado en varios proyectos desde 2003, concluyeron que la niebla puede ofrecer un recurso hídrico significativo. Ellos afirmaron que en el mejor de los casos, se podían obtener 5 litros de agua por metro cuadrado al día. Multiplica eso por 365 y ¡boom! Resulta efectivo a gran escala. Sin embargo, el problema radica en la falta de continuidad en algunos de estos proyectos. Un duro recordatorio de que, a veces, la falta de seguimiento puede sepultar incluso las mejores intenciones.
Proyectos futuros: Atrapanieblas en acción
Mientras escribo esto, se ha previsto que el grupo de investigadores de la Universidad Mayor aplique este principio a gran escala en Alto Hospicio. ¿La meta? Crear mapas que identifican las zonas más adecuadas para el despliegue de estos atrapanieblas en la mitad norte de Chile. Es como si estuviéramos esperando la llegada de un superhéroe que volara sobre las tierras áridas, llevando agua a quienes más lo necesitan.
Como respuesta a la pregunta: ¿podrán los atrapanieblas aliviar las penurias de los habitantes de Alto Hospicio? La respuesta parece ser un rotundo «quizás». Pero lo que sí es seguro es que estos proyectos están planteando un nuevo paradigma al abordar la crisis del agua, no solo en Chile, sino en otras zonas áridas del mundo que luchan con la escasez de agua, como algunas áreas de África y el resto de América Latina.
Cerrar el ciclo del agua: un llamado a la acción
Lo que me encanta de este proyecto es que no solo se trata de tecnología; se trata también de conexión y comunidad. Los atrapanieblas podrían servir como un símbolo de esperanza en un lugar que históricamente ha tenido que luchar con la adversidad. Pero, como bien dice Virginia: «queremos generar conciencia en los tomadores de decisiones».
En este sentido, me gustaría invitarte a pensar en lo siguiente: ¿Cuántas veces hemos dado por sentado el agua que fluye de nuestras canillas? En un mundo donde el cambio climático se ha manifestado con excesiva claridad, cada pequeño grano cuenta. Quizás es hora de que nos informemos y comprometamos con iniciativas que buscan mitigar el impacto del agua y desarrollar estrategias sostenibles.
Podemos ser parte de esta conversación y crear conciencia. Después de todo, la historia de los atrapanieblas también es una enseñanza sobre la resiliencia humana y la capacidad infinita de innovar cuando las condiciones son adversas.
Finalizando la historia del agua
Así que ahí lo tienes, un vistazo a la intrigante ciencia y la lucha por el acceso al agua. Desde el mitigado clima en Alto Hospicio hasta las innovaciones en Gran Canaria, el futuro del agua podría depender de cómo recibamos y gestionemos estos nuevos enfoques.
Recuerda, cada gota cuenta y, a veces, lo que parece una nube difusa viendo desde lejos podría ser el salvavidas que buscamos. La historia de los atrapanieblas es solo un atisbo de lo que podemos hacer si imaginamos soluciones creativas. Así que, ¿por qué no empezar a soñar, investigar y abogar por un mundo donde cada comunidad tenga acceso al agua que tanto necesita?
Al fin y al cabo, quizás un futuro mejor esté esperando, dando un suave susurro entre los pálpitos de la niebla.