La historia reciente de la política ha estado marcada por logros significativos y avances lentos, especialmente en lo que se refiere a la representación femenina. En octubre de 2023, el nombre de Claudia Sheinbaum resonó con fuerza en la plaza del Zócalo en Ciudad de México, donde más de 400.000 personas se reunieron para celebrar su llegada a la presidencia, convirtiéndose en la primera mujer en este cargo en la historia del país. Pero, ¿realmente estamos ante un cambio significativo o será solo una mera anécdota en el largo camino hacia la igualdad de género en la política? En este artículo, exploraremos el impacto de la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, reflexionaremos sobre el contexto histórico de la representación femenina y discutiremos los desafíos y oportunidades que enfrenta el movimiento hacia la igualdad en el ámbito político.

Un momento histórico en Ciudad de México

Recuerdo cuando me enteré de que Claudia Sheinbaum iba a ser presidenta. En mi cabeza, creó una primera imagen de celebraciones, risas y un aire de esperanza, como si de alguna manera la esperanza femenina hubiera encontrado un nuevo altavoz. Mientras leía sobre la concentración en el Zócalo, no pude evitar pensar en las numerosas décadas de lucha y esfuerzo que condujeron a ese momento. Personas que lucharon, que se manifestaron, que gritaron en las calles y que, por fin, veían sus aspiraciones reflejadas en un cargo tan importante.

La atmósfera en el Zócalo durante esa importante ocasión fue digna de una celebración. «¡Presidenta, presidenta!» coreaban. No sé ustedes, pero hay algo en ese grito que me hace sentir una mezcla de orgullo y esperanza. Para muchas mujeres, ese momento fue como un mensaje poderoso: “Mírala, y nosotras que éramos unas amas de casa sin derecho a estudiar”. Esa frase resonó en muchas mujeres que, a pesar de las limitaciones anteriores, ahora pueden ver un camino hacia el poder. Pero, ¿es suficiente?

Un vistazo a la historia: la lucha por el voto y la representación

La historia de las mujeres en la política es también una historia de desigualdad y discriminación. Aunque el sufragio femenino comenzó a gestarse a finales del siglo XIX, su implementación fue gradual y, desafortunadamente, desigual. Por ejemplo, Nueva Zelanda lideró el camino en 1893, seguido por países como Finlandia y Noruega, mientras que en lugares como los Estados Unidos, las mujeres negras no obtuvieron este derecho hasta 1967. Es como si el tiempo estuviera poniendo a prueba el compromiso de la humanidad con la igualdad.

¿Cuántos de nosotros realmente entendemos la magnitud de estos esfuerzos? La llegada de Sheinbaum al poder es un triunfo dentro de esta lucha, pero es esencial recordar que constituye un capítulo dentro de una novela llena de giros inesperados. Hasta la fecha, solo 80 mujeres han liderado naciones alrededor del mundo, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿cuándo alcanzaremos verdaderamente la paridad?

La representación en cifras: ¿dónde estamos en 2023?

Para tener una perspectiva clara del estado actual de la representación femenina en la política, recurramos a los números. Según la Unión Interparlamentaria, en 2023, aproximadamente el 27% de los escaños parlamentarios a nivel mundial están ocupados por mujeres. Puede parecer que hay un avance, pero debemos ser conscientes de que esta cifra representa un aumento de solo 0.1 puntos porcentuales desde principios de año. Ya lo dijo un amigo mío una vez: “Un paso adelante y dos hacia atrás pueden parecer baile, pero no está bien para la moral”.

Por continente, la situación es variada. En América Latina, las mujeres ocupan el 36% de los escaños, lo que es notable si lo comparamos con otros lugares del mundo. Sin embargo, en áreas como Asia o África, la representación cae a cifras alarmantes, como el 19% en Asia del Sur y el 20% en Oceanía. ¿Por qué, aún en pleno siglo XXI, conquistar tan solo un cuarto de los escaños sigue siendo meta?

Claudia Sheinbaum y las mujeres en el poder: un cambio solo en la superficie

La llegada de Claudia Sheinbaum al poder no es un hecho aislado. Ciertamente, es posible que instigue un cambio en la narrativa, y tal vez inspire a más mujeres a involucrarse en la política. Pero, como menciona Nuria Varela, exdirectora de gabinete del Ministerio de Igualdad español: “Una sola mujer no puede cambiar nada”. Este es un punto crucial. Aunque tener una mujer al frente de un gobierno es admirable, es el trabajo en equipo, las redes de apoyo y la cohesión entre mujeres lo que realmente puede provocar un cambio duradero.

Sheinbaum es parte de una lista corta pero poderosa en Latinoamérica, que incluye a figuras como Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet, entre otras. Sin embargo, en términos de liderazgo, aún queda un largo camino por recorrer. ¿Por qué sigue siendo tan raro que una mujer ocupe un rol de liderazgo significativo?

El desafío de la igualdad: ¿hacia dónde vamos?

A pesar del mar de luchas pasadas, el presente sigue presentando desafíos abrumadores. La ONU ha señalado que, a este ritmo, no alcanzaremos la igualdad de género en las esferas más altas de decisión hasta dentro de otros 130 años. En un mundo que avanza a velocidades vertiginosas, ¿de verdad deberíamos esperar tanto? Es una pregunta que agita mis pensamientos cada vez que veo a una mujer en un puesto de liderazgo.

Es en este contexto donde la figura de Claudia Sheinbaum se vuelve aún más relevante. ¿Seremos testigos de un cambio en la cultura política mexicana? La respuesta puede estar más allá de las palabras de un discurso: está en las acciones que se tomen para fomentar un ambiente donde otras mujeres puedan seguir sus pasos.

Las lecciones del pasado: el camino hacia una representación equitativa

La historia nos ha enseñado que el cambio no siempre es inmediato. A menudo, requiere de esfuerzos constantes y de la creación de estructuras que apoyen a las mujeres en sus carreras políticas. Aunque el camino ha sido pavimentado por muchas mujeres valientes que lucharon por sus derechos, es fundamental que las generaciones actuales y futuras permitan que su legado perdure.

En este sentido, la figura de Sheinbaum podría simbolizar una nueva etapa. Pero, ¿esto es suficiente? ¿Invertimos en crear políticas que ofrezcan a las mujeres el respaldo que necesitan para participar efectivamente? La respuesta a estas preguntas determinará si el ascenso de Claudia Sheinbaum es solo un capítulo más o el inicio de un nuevo volumen en la historia del empoderamiento femenino en la política.

Conclusiones: el futuro de la representación femenina

Al concluir esta reflexión sobre Claudia Sheinbaum y su impacto en la política, debemos reconocer que cada avance, por pequeño que sea, cuenta. Sin embargo, los desafíos son muchos y las desigualdades aún persisten. Como comunidad, debemos seguir alentando a las mujeres a participar en la política, no solo buscando líderes femeninas, sino también forjando un entorno donde colocar a una mujer en una posición de poder no sea una justificación para bajar la guardia.

En un mundo donde son muchas las que aún gritan «¡Presidenta, presidenta!», la historia no debería ser un lujo, sino un derecho. Que futuras generaciones se sientan igualmente orgullosas, pero también retadas, a continuar esta lucha. Al final del día, la verdadera victoria será un mundo que, sin importar el género, se esfuerce por ser más equitativo y justo para todos.

Y tú, ¿qué piensas sobre la representación femenina en la política? ¿Crees que estamos más cerca de una igualdad real? ¡Cuéntame en los comentarios!