Reconócelo, si alguna vez has pasado por una tienda de Zara o Pull & Bear y has visto algo que te hizo sonreír, probablemente haya sido una creación de María Borrero e Irene Rodrigo. Estas dos talentosas diseñadoras no solo han trabajado durante años en el gigante del fast fashion, Inditex, sino que han dado el salto al emprendimiento con su propia marca de joyería llamada Alhaja. Y lo mejor de todo: ¡están rompiendo con los esquemas tradicionales! ¿Te has preguntado alguna vez cómo se siente dejar un trabajo en una empresa reconocida para crear algo propio? La respuesta puede ser tan compleja como emocionante.
Las raíces de un sueño compartido
María e Irene se conocieron en A Coruña, en el corazón de Inditex, donde compartieron más de 15 años llenos de creatividad y frenético ritmo laboral. «Nos pedían crear, crear y crear», recuerda Irene, mientras toma un café en una terraza madrileña. Esa experiencia, aunque agotadora, las unió, forjando una amistad que se convertiría en una sociedad profesional. Como dice el dicho: “La necesidad es la madre de la invención”, y en este caso, la necesidad de expresarse fue el catalizador que impulsó su ambicioso proyecto.
Irene, tras su paso por el mundo del automóvil y la Fashion Business School, se dedicó a las compras en Inditex. María, formada en la prestigiosa escuela de Saint Martins en Londres, había adquirido experiencia en Mango antes de unirse a la familia de Inditex. Juntas se lanzaron al vertiginoso mundo de la moda, donde cada detalle cuenta y el tiempo nunca cesa. ¿Por qué crearon Alhaja? La respuesta es simple: deseaban hacer algo que amaban, lejos del frenético mundo del fast fashion.
La llegada del COVID-19: una oportunidad disfrazada
Cuando la pandemia azotó al mundo, muchas empresas se vieron obligadas a cerrar sus puertas, pero para María e Irene significó un cambio de rumbo. Si bien el COVID-19 trajo consigo numerosas dificultades, también les permitió replantear sus prioridades. Antes de que el mundo se detuviera, su marca Alhaja era solo un capricho. Sin embargo, el confinamiento les ofreció la oportunidad de centrarse plenamente en su sueño.
Imagínate un mundo donde la creatividad puede florecer en medio de la adversidad. Así fue como la pequeña cuenta de Instagram de Alhaja, que apenas contaba con 800 seguidores, comenzó a despegar. «El 80% del tiempo nos dedicábamos a nuestro estudio de diseño, pero eso cambió», confiesa Irene con una sonrisa que denota orgullo. Las dos decidieron arriesgarse y sistemáticamente comenzaron a darle mayor atención a su marca de joyería.
Conquistando el mercado y su meta: la internacionalización
Alhaja no solo se ha convertido en un nombre familiar entre amantes de la joyería en España, sino que también ha sabido conquistar mercados internacionales. En 2024, la marca facturó un millón de euros y proyecta superar los dos millones este 2025. Esa es, sin lugar a dudas, una noticia que hace saltar los corazones de cualquier emprendedor.
El concepto que alimentó Alhaja fue claro desde el inicio: piezas que representaran su esencia, fabricadas en España, con un diseño que invitara a cada persona que las usara a sentirse especial. Inspiradas en la diversidad cultural, la colección inicial incluía amuletos provenientes de Turquía, llenos de significado. ¿Quién no quiere una joya que no solo sea hermosa, sino que también cuente una historia?
Su estrategia no fue solo apuntar al ocio local. Desde el principio, miraron hacia el exterior, con presencia en lugares icónicos como Le Bon Marché de París, Selfridges en Londres, Simmons en Canadá y Lane Crowford en China. ¿Quién podría haber imaginado que pequeñas joyas hechas con tanto amor llegarían tan lejos? La clave fue un enfoque claro en calidad, atención al detalle y una buena red de contactos adquiridos durante sus años en Inditex.
La importancia del marketing y las colaboraciones inesperadas
En el mundo del emprendimiento, tener un buen producto no es suficiente. María e Irene también entendieron que necesitarían visibilidad para destacar entre las numerosas marcas de joyería. Aquí es donde entra el marketing, y, seamos honestos, ¡el boca a boca funciona maravillosamente bien! A veces, un pequeño empujón de la celebridad adecuada puede catapultar tu marca a la estratosfera.
La reina Letizia y la influencer Chiara Ferragni se convirtieron en sus mejores aliadas. Imagina la escena: María con un corazón palpitante, mientras unos pendientes se entregan a la reina y, por un momento, todos los ojos estaban en esos pequeños pero impactantes accesorios. La preocupación de que el repartidor no encontrara la entrada a Zarzuela parecía una anécdota divertida comparada con ver a la reina luciendo sus joyas. Como resultado, los modelos se agotaron y el impulso que necesitaban llegó a sus vidas. La pregunta es: ¿qué harías tú en su lugar? ¿Te atreverías a dejar una impresión?
La historia con Chiara Ferragni fue igualmente apasionante y un tanto cómica. María, con la audacia de una leona, decidió dejar un paquete en el hotel de la influencer durante un desfile de Dior en Sevilla. Y adivina qué… ¡A al día siguiente, Chiara lució un collar de Alhaja! Cualquiera diría que un poco de vergüenza y mucha determinación pueden llevarse de la mano si tienes fe en tu producto.
Innovación y la magia de la evolución
Una de las cosas que más impresiona de Alhaja es su permanencia en el tiempo. El 80% de su colección es permanente, lo que significa que no se dejan llevar por las modas pasajeras. Al crear joyas que las fundadoras, María e Irene, desean usar, han logrado conectar emocionalmente con su público. Y eso es lo que realmente importa, ¿no es así? No se trata solo de seguir tendencias, sino de construir una identidad propia.
Al trabajar en una nueva minicolección con oro macizo, las creadoras de Alhaja no solo se están adentrando en el mundo del lujo, sino que también mantienen su esencia. «Bodas y piezas significativas siempre están en nuestra mente», menciona Irene, mostrando la evolución natural de la marca hacia un futuro prometedor.
Conclusión: el poder de la amistad y la audacia
La trayectoria de María Borrero e Irene Rodrigo es un testimonio del poder de la amistad y la audacia. Desde sus días en el frenético mundo de Inditex hasta la creación de Alhaja, han demostrado que seguir tus pasiones y valores puede llevarte lejos. Así que, si alguna vez te encuentras ante la disyuntiva de seguir un camino seguro o atreverte a dar el salto al desconocido, recuerda la historia de estas dos increíbles mujeres.
Lo más interesante de su viaje es que, aunque Alhaja representa un sueño hecho realidad, su historia está aún en construcción. ¿Qué desafíos enfrentarán mañana? ¿Cómo transformarán sus visiones en innovaciones futuras? La propia María ha expresado su deseo de que su marca siga creciendo, manteniendo el enfoque en la calidad y la conexión emocional.
Para aquellos que buscan inspiración, el viaje de Alhaja es un recordatorio de que la verdadera joyería no solo reside en las piezas físicas, sino en las historias y las conexiones que formamos a lo largo del camino. ¿Qué historia cuenta tu propia joyería? ¡Tal vez sea el momento de explorarla!