La semana pasada, el presidente de la Diputación de Albacete, Santiago Cabañero, salió del tribunal con una sonrisa que podría haber iluminado la fría mañana del Alto de la Ministra. La Audiencia Provincial de Albacete le absolvió de un delito de prevaricación administrativa, causando un revuelo en los corrillos políticos y mediáticos. Pero, más allá de la noticia, ¿qué podemos aprender de este caso? Acompáñame en este recorrido donde pintaremos un cuadro más amplio de lo que significa ser un líder en tiempos de juicio, tanto literal como figuradamente.
Un telón de fondo político
Antes de zambullirnos en el mar de los detalles judiciales, hagamos una pausa para comprender el contexto. La política, al fin y al cabo, es un teatro donde cada actor juega su rol —y a menudo cambiamos de guion en el último momento. ¿Acaso no nos recuerda a esas obras de Shakespeare donde el destino de reinos se decide en un instante?
Santiago Cabañero ha estado en el ojo del huracán desde que se le acusó de ilegalidades en el nombramiento del jefe del Servicio Especial de Prevención y Extinción de Incendios (Sepei). Mientras los medios ardían en debates sobre su culpabilidad, él permanecía firme, afirmando que solo firmó el documento porque confiaba en que todo estaba en orden. ¡Vaya historia! Hasta cierto punto, todos hemos estado ahí: firmando cosas sin leer la letra pequeña porque “parece” que todo está bien. Pero, ¿no es eso un poco arriesgado?
El dilema del prevaricador
La acusación de prevaricación implica que alguien toma decisiones de manera intencionamente ilegal. Sin embargo, el tribunal desechó esta idea, argumentando que no quedó probado que Cabañero actuara con una «voluntad consciente». O lo que es lo mismo: ¡no hay mala fe, solo un café mal servido! Es curioso, incluso gracioso, considerar cómo un pequeño error administrativo puede volverse un gran escándalo mediático. Si pudiera, me gustaría enviar una caja de donuts al tribunal, no porque lo necesiten, sino para suavizar la tensión. ¿Te imaginas la cara de los jueces al recibir un regalo de la comunidad?
La sentencia subraya que «los hechos determinantes del delito de prevaricación administrativa… no han quedado suficientemente acreditados». Esto me hace reflexionar sobre lo frágil que puede ser nuestra reputación en el mundo de la política. Hoy eres un héroe, y mañana un villano. ¿Cuántas veces hemos visto esto en el transcurso de las noticias? Aunque no todo el mundo tiene la suerte de salir limpio de un tribunal, lo que estuvo en juego aquí fue más que la imagen de Cabañero; fue la confianza en las instituciones.
La voz de la comunidad
La defensa de Cabañero no se basó sólo en sus palabras, sino en la falta de pruebas concretas. Nadie, ni el funcionario afectado ni otros, se atrevieron a cuestionar el decreto en cuestión. ¿Por qué? Parece que, en política, nadie quiere mojarse o, como dirían los británicos, «no quieren mojarse el pie». Me recuerda a esos días grises cuando, en vez de salir a jugar al fútbol, prefieres quedarte en casa viendo una maratón de series. Después de todo, es más seguro, ¿verdad?
La falta de recurrencia muestra que, a menudo, quienes están implicados en los entresijos administrativos ven la situación como un agua que se calienta lentamente. Puede que Cabañero no fuera el más querido en el barrio, pero su absolución sugiere que tampoco fue tan odiado como otros podrían haber querido creer.
¿Un mensaje para los futuros líderes?
Sin dudas, esta decisión judicial transmite un mensaje importante: la integridad es el pilar de la política. Vamos a ser sinceros: ser líder no es una tarea fácil. A menudo, las decisiones deben tomarse rápido y bajo presión. Y así como Cabañero lo hizo, muchos de nosotros podemos encontrarnos firmando en la línea punteada sin tener el conocimiento completo de los detalles. ¿Cuántas veces has estado en una reunión, asentado en la charla, sin saber exactamente de qué se está hablando?
Cabañero ha pasado por esto en un escenario mucho más grande que nuestras charlas de café, y su absolución puede ser vista como una dosis de esperanza para aquellos que se sienten presionados por las expectativas. Pero, sinceramente, ser un buen líder significa mantenerse firme ante las adversidades y, además, escuchar a la voz de los demás.
La política como un juego de ajedrez
Hablando de voces, la actuación del tribunal pone énfasis en el diálogo y las consultas necesarias en la administración pública. La sentencia señaló que «ni se ha planteado ni mucho menos ha quedado acreditado» que lo hiciera. Sin embargo, ¿quién no ha sentido el peso de una decisión solo porque un amigo o un colega lo sugirió? “Si él lo hizo, debería ser correcto”, decimos para convencernos a nosotros mismos.
Este es el mismo dilema de ajedrez que enfrentan muchos en su camino. Es imperativo sopesar las decisiones y entender que cada movimiento tiene una repercusión. No basta con mover una pieza solo porque parece que hay una ventaja o un “movimiento seguro”: a veces hay que mirar más allá del tablero, el conjunto y el futuro del juego mismo.
¿Qué sigue para la Diputación de Albacete?
El fallo ha enviado a Cabañero a casa con una carga menos pesada, pero ¿qué sucede ahora con su carrera y con la Diputación? Al igual que un buen libro, la historia no termina aquí. La política es fluida, cambiante y, a menudo, llena de sorpresas. Aunque ha ganado esta batalla, es probable que deba seguir luchando varias más en este terreno altamente competitivo.
Los políticos siempre deben estar alertas, como un perro pastor en un cercado. La Fiscalía, que solicitó once años de inhabilitación, tiene diez días para apelar. Lo que podría ser un capítulo más en esta novela llena de giros argumentales. En el fondo, el juicio no solo fue por unos hechos aislados, sino por la confianza depositada en el sistema político de Castilla-La Mancha. Creemos en el sistema, ¿no es así?
Reflexiones finales
Para aquellos de nosotros que seguimos la vida pública desde la barrera, este enredo nos muestra lo complicado que puede ser el camino de un político. Santiago Cabañero puede salir del tribunal con la cabeza en alto por ahora, pero la sombra de la duda siempre está presente. La cultura del juicio público está al acecho, y cada paso en falso puede convertirse en tema de discusión en las redes sociales.
Así que la próxima vez que escuches sobre un escándalo en tu comunidad local, quizás tomes un momento para reflexionar sobre la complejidad de la situación. Nos gustaría pensar que cada líder actúa con la mejor intención, aunque lo que es seguro es que todos estamos aquí, rodeados de nuestras propias historias, nuestros propios desafíos, y sí, nuestras propias etiquetas.
¿Y tú, qué piensas? ¿Es Cabañero un héroe o solo un hombre en el lugar y el momento equivocados? ¡Déjame saber en los comentarios! La conversación ha empezado, y tu voz podría ser la que cambie la narrativa.