En un mundo donde las decisiones de una sola persona pueden tener un impacto significativo en los mercados globales, realmente es fascinante (y un poco aterrador) observar cómo un pequeño tuit puede hacer que las bolsas suban o bajen en un abrir y cerrar de ojos. ¿No les suena familiar? Esta semana, hemos visto cómo el drama político y económico, liderado por Donald Trump y sus aranceles, ha tejido una narrativa intrigante en los mercados financieros. Así que, abróchense los cinturones, porque haremos un recorrido exhaustivo por la situación del mercado actual, la respuesta de Europa y algunas anécdotas que, espero, hagan este artículo más ameno.

La presión de los aranceles: ¿Trump se ha vuelto ladrador sin mordedor?

La historia comienza con Donald Trump, quien, en su intento perpetuo por convertir Estados Unidos en «el país más grande del mundo», ha lanzado una serie de aranceles al acero y al aluminio que desataron un maremoto de especulación en los mercados. ¿Recuerdan la última vez que dejaron que un ladrón corriera suelto en una tienda? Se siente un poco como eso: la gente está preocupada, pero el ladrón se ha olvidado de llevar su hacha.

A lo largo de los años, Trump ha demostrado ser más un ladrador que un mordedor. Su retórica fuerte y sus amenazas de guerra comercial, aunque serias, han comenzado a perder su poder de intimidación. Esto se nota en la bolsa, donde los inversores, en un movimiento casi cómico, optan por ignorar las alarmas y seguir confiando en que “esto no es de verdad”.

La bolsa española y la lucha por los 13,000 puntos

El Ibex 35, nuestro amado índice español, acaba de cerrar una semana a las puertas de los 13,000 puntos, una hazaña no vista desde hace 17 años. ¡Aplausos, por favor! Si esto no es una muestra de resiliencia, no sé qué lo es. Con un 2.1% de crecimiento, el índice ha mantenido el ritmo, compitiendo de igual a igual con el DAX alemán por ser el mejor índice del año. ¿Alguna vez han visto a alguien hacer malabares con fuego? Sí, podría ser peligroso, pero también es hipnotizante.

Sin embargo, esta corrección positiva del mercado llega en medio de un escenario complicado y ambivalente. Las cifras de inflación más fuertes de lo esperado y el descenso en las ventas minoristas son señales de que la economía estadounidense podría estar en peligro, y eso incluye a todos nosotros. ¿Y quién puede olvidarse de los minoristas que han tenido que limpiar sus cuentas de resultados tras el último trimestre? La situación es como intentar bailar salsa con un pie en el barro; efectivamente, es un poco complicado.

Europa y la esperanza en el horizonte: ¿una paz en Ucrania?

Cambiando de tema, este mismo drama se encuentra en una esfera más amplia y geopolítica. La reciente conversación (más bien un coqueteo) entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin, ha llevado a algunos analistas a soñar con el fin de la guerra en Ucrania. Es inteligente, de múltiples formas, pensar que la paz en esta región puede alimentar la euforia en los mercados europeos.

Lección de vida: a veces, las malas noticias pueden generar un efecto reconciliador. El mero hecho de que la palabra «paz» haya sido mencionada ha traído alivio a los inversores, quienes han estado sufriendo con el comportamiento errático del petróleo y el gas. Así que, ¿alguién más también siente que el mercado tiene su propio sentido del humor oscuro?

Debido a esta expectativa, analistas de Goldman Sachs han elevado sus pronósticos para el Stoxx 600 en un 5% durante los próximos 12 meses. Ese tipo de confianza es contagiosa, y cuando hay euforia, hasta los más pesimistas se encuentran murmurando que quizás, solo quizás, el futuro no sea tan sombrío.

¿Hotelbeds y el oscuro lado del optimismo?

Sin embargo, no toda la historia de la semana ha sido de éxito y aplaudidas victorias. Hotelbeds, un grupo de tecnología para el sector turístico, tuvo un estreno en bolsa que dejó mucho que desear. Imagine que asiste a una fiesta para presentar su último libro… ¡y nadie se presenta! Eso es un poco lo que ocurrió con su entrada en el parqué. Así que, de nuevo, es como estar en un parque de diversiones después de que han cerrado las atracciones: un desierto.

A pesar del traspié de Hotelbeds, la temporada de resultados de las empresas ha sido, en general, una ráfaga de buenas noticias. Compañías como Adyen, Heineken y Kering han mostrado números que superan las expectativas. Esto se siente como abrir la nevera y encontrar una porción adicional de tu comida favorita a pesar de que pensabas que ya no había más. ¡Eso sí que es un win-win!

El optimismo perdurable: ¿una burbuja en camino?

Hablemos un poco del optimismo que todavía parece rodear los mercados, especialmente en Europa. Ha habido flujos de inversión masivos, como un día de rebajas en el centro comercial; todos quieren participar. De hecho, Bank of America reveló que la renta variable europea recibió un torrente de inversión, el mayor desde el comienzo de 2023. ¡Vaya forma de empezar el año!

Pero siempre existe la pregunta: ¿podría esto ser una burbuja? Claro, todavía se sienten reminiscencias de la cautela del pasado. La historia de los mercados está llena de lecciones, y una vez más, las lecciones se repiten: el optimismo puede convertirse rápidamente en euforia y luego en miedo, en un abrir y cerrar de ojos.

La conclusión: lo único constante es el cambio

Al final del día, los mercados son como un tren en movimiento. No importa cuántas veces se frene o cuántos pasajeros se suban o bajen. El tren seguirá avanzando, por más desquiciado que parezca. Al igual que en la vida, reconocer lo que no podemos controlar es clave.

Así que, la próxima vez que se pregunten sobre la dirección de los mercados o las decisiones de Trump, recuerden lo que realmente importa: el mundo sigue girando, los mercados seguirán fluctuando, y todos nosotros, en algún punto, podremos encontrar un pequeño placer en la locura. ¿Quiere algo de eso? Klondike, aquí vamos.

Recuerden, la única certeza en este cúmulo de incertidumbres es que siempre hay alguien más que se siente igual que nosotros. Hacemos lo mejor que podemos, y con un poco de suerte, todos llegamos al final del viaje, aunque sea en un tren de carga.