Han pasado diez años desde que Facu Díaz y Miguel Maldonado decidieron dar sus primeros pasos juntos en el escenario. Desde entonces, han recorrido un camino lleno de risas, críticas y polémicas que han puesto a prueba su ética, creatividad y, a veces, su paciencia. Aprovechando esta celebración de su décimo aniversario, el dúo cómico ha creado un espectáculo especial que inicia su gira el 15 de febrero en Valencia y que los llevará a ciudades como Sevilla, Granada, Barcelona, Bilbao, Madrid y Murcia. Pero, ¿qué hay detrás de todos estos años de risas y desafíos? Agárrate que vamos a reír (y reflexionar) un rato.
La primera vez nunca se olvida
Recuerdo la primera vez que vi a Facu y Miguel en La Tuerka. Era un formato diferente: un grupo de jóvenes abordando temas políticos con humor, algo que en ese entonces se sentía como un soplo de aire fresco. ¡Y claro! Después de esa primera dosis de risa, fue imposible mirar atrás. Escuchando sus chistes sobre la política y la situación social, no solo reía sino que también me cuestionaba, reflexionaba. Eres el típico amigo que se ríe por la anécdota de la fiesta, pero en el fondo sabes que hay un debate real por detrás. ¿Alguna vez te ha pasado eso al ver un programa cómico? La comedia tiene ese poder.
Humor y contexto social: un cóctel explosivo
Los primeros pasos de Díaz y Maldonado han estado marcados por un contexto sociopolítico tenso y complicado en España. En sus inicios, no temían abordar temas calientes ni hacer chistes a costa de ello. Pero, ¿ha sido fácil mantener ese nivel de riesgo a lo largo de los años? “Tenía un recuerdo un poco borroso de lo que habíamos hecho”, comenta Miguel. ¿Quién no siente un escalofrío al revisar viejas fotos o mensajes de hace años? A veces te preguntas: “¿Realmente pensé eso?”. Esta mezcla de nostalgia y vergüenza es parte del viaje.
Facu lo dice claro: “Yo he entendido la indignación de la gente, me haría socio de Abogados Cristianos [ríe]”. Y es que el camino no ha estado exento de obstáculos. Con el paso del tiempo han tenido que afinar su humor a un público cada vez más sensible y crispado. ¿Qué pasó con las risas de antaño? Se han transformado en análisis más profundos sobre la sociedad que les rodea. El reto de hacer reír mientras se critican problemas reales se ha vuelto más complejo que nunca.
De la confrontación a la sutileza
Cuando hemos nacido en el mismo país y hemos respirado la misma atmósfera tensa, es inevitable sentir lo que sucede a nuestro alrededor. Como lo dice Miguel: “Lo que hacíamos antes era fruto de un momento sociopolítico muy concreto”. Si bien ambos comediantes siguen haciendo un humor incisivo, ahora buscan nuevas formas de sátira que no siempre impliquen la confrontación directa. “En este momento, intentamos darle una segunda vuelta,” dice Facu.
Es interesante observar cómo la madurez personal y profesional de estos cómicos les ha llevado a buscar un enfoque más sutil pero no menos agudo. “La realidad social ha sido un pozo de petróleo del que ya no se podía sacar mucho más,” reflexiona Díaz. ¿Es posible que hoy se necesite un humor que no solo haga reír, sino que también invite a la reflexión? Definitivamente sí.
La batalla judicial y la autocensura
Una de las partes más difíciles de su carrera ha sido lidiar con la demanda y la crítica del público en torno a su trabajo. Recordemos que Facu fue denunciado por la asociación de víctimas del terrorismo Dignidad y Justicia. La presión para auto censurarse ha sido una constante en la vida de estos comediantes, especialmente con entes como Vox siempre al acecho. “Siempre era Vox quien llamaba a Movistar para que no hiciéramos chistes sobre ellos,” comparte Miguel.
¿Se siente cómodo un comediante ante un escenario donde las líneas de lo que se puede o no se puede decir están tan difusas? Lo dudo. Este tipo de situaciones son un recordatorio de por qué la comedia es esencial en los tiempos de crisis: evidencia la absurdidad de las circunstancias.
La búsqueda de una nueva casa
El Teatro Pavón ofrecía un escenario; un hogar aproximadamente donde grabaron su pódcast «Quieto todo el mundo». Sin embargo, después de ciertas complicaciones técnicas y de ver cómo el espacio acogía un evento ultraderechista, decidieron dar un paso atrás. “No era fácil, especialmente tras tener múltiples problemas técnicos,” se lamenta Facu. Sin embargo, el acto de retirarse de un lugar por principios habla volúmenes sobre su compromiso con la ética en el mundo del entretenimiento.
La lucha sigue en su mente. “Todavía estamos en vías de resolverlo,” dice Miguel con un tono de determinación. No se están permitiendo ser silenciados ni apartados de su propia narrativa, lo cual es algo que todos hemos de celebrar. Así que, ¿hay un nuevo hogar en el horizonte para ellos? Eso es algo que solo el tiempo dirá.
La tele y su ausencia
Si bien ambos han tenido propuestas individuales en televisión, el verdadero dilema surge cuando trabajan juntos. Como bien comenta Miguel, “No sé por qué no nos quieren meter en la tele. Me parece extrañísimo, ¿por qué podría ser?”. Ya que ellos son expertos en abordar lo que muchos consideran tabú, ¿es el miedo a perder audiencia lo que les ha mantenido al margen de la televisión mainstream? Quién sabe.
La televisión ha cambiado. Ya no es el lugar donde podrías encontrar la innovación y el comentario mordaz. “El vaciamiento del entretenimiento en Movistar es un hecho,” reflexiona Facu. Hay que recordar que, como en toda cena familiar, unos se sientan al lado y otros al otro. Pero cuando uno elige permanecer más fiel a su esencia, se enfrenta a una dificultad inherente, y por eso eligen su propio camino en Internet.
El dilema del entretenimiento en directo
Mucho se ha hablado de la presión que los presentadores ejercen en sus invitados, algo que ha sido tema candente últimamente. Por un lado, se supone que deben ser entusiastas y abrazar la libertad creativa en formato de entretenimiento. Pero la presión para mantener una cierta línea narrativa puede arruinar por completo esa experiencia.
“Me calentó la boca y hablé de esto porque era un tema del que hablábamos mucho los compañeros”. Esto refleja la verdadera naturaleza del espectáculo: un balance entre el entretenimiento y la ética. ¿No es fascinante cómo el entretenimiento puede ser un arma de doble filo?
Una risa para el futuro
El futuro de Díaz y Maldonado es brillante. Aunque reconocen la dificultad de producir nuevos shows y mantener una calidad constante, ambos se muestran optimistas. “No creo que una segunda costara tanto, aún faltan vivir muchas cosas,” dice Facu.
Así que si celebran otras dos décadas, tal vez nos veamos en esos bares pequeños, justo donde comenzó todo. La idea de hacer una gira de veinte años es aún más graciosamente intrigante que su primera presentación. ¿Serán esos escenarios más íntimos los mejores? Mientras me lo pregunto, no puedo evitar sonreír.
En un mundo donde el contexto social cambia día a día, un buen chiste puede ser la luz al final del túnel. Aferrémonos a esos momentos que nos hacen reflexionar, donde la risa y la crítica social se unen en un mismo escenario. Facu Díaz y Miguel Maldonado no solo han construido un legado sobre las bases de la comedia política, sino que han abierto un camino a la innovación y el autodescubrimiento en su arte. Así que a reír se ha dicho, ¡y que no falte el humor en los tiempos difíciles!