La figura de Pedro Zerolo no solo es recordada, sino que resuena hoy más que nunca en un mundo que a menudo parece estar en retroceso. Con el auge de nuevos autoritarismos alrededor del planeta, escuchamos a menudo que las lecciones del pasado son igualmente relevantes en el presente. Así que, ¿por qué no reflexionamos un poco sobre esto mientras exploramos el impacto de Zerolo en la lucha por los derechos, especialmente aquellos de la comunidad LGTBIQ+?
Recuerdos de un amigo de la igualdad
Permítame contar una breve anécdota: hace años, en una conversación animada con algunos amigos, uno de ellos, un activista apasionado, mencionó a Pedro Zerolo. Yo, en mi inocencia, pregunté si era un nuevo teleco de la serie de moda. Risas, miradas y un «¡no, hombre, cómo dices eso!» resonaron en el aire, y fue ahí cuando empecé a descubrir cómo un activo militante podía dejar una huella tan profunda, no solo en su comunidad, sino también en la historia de España.
El reciente lanzamiento de “Pedro Zerolo. Vida y legado de un pionero por los derechos civiles” por Miquel A. Fernández ha reavivado este viaje de recuerdos compartidos por muchos. Se presentó en el Instituto Cervantes en Madrid, un espacio que, aunque a menudo se asocia con la literatura y el idioma, también es un refugio para el respeto y la diversidad cultural. Esa misma diversidad que Zerolo defendió con tanto ahínco.
La lucha por derechos: un legado eterno
Zerolo no solo fue un activista, fue un frecuente recordatorio de que los derechos son algo por lo que hay que luchar, no algo que simplemente se te otorga. Luisa Estévez, presidenta de la Fundación Pedro Zerolo, mencionó recientemente cómo él convertía las utopías en derechos. Eso suena casi poético, ¿no te parece? Como si los sueños pudieran ser más que solo sueños.
La verdad es que la lucha de Zerolo abarcó mucho. Desde ser un referente en la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+), hasta jugar un papel crucial en la aprobación del matrimonio igualitario en España. Cuando pienso en ello, me doy cuenta de que a veces es fácil dar las cosas por sentadas. Después de todo, ¿quién podría imaginar un mundo donde el amor y el compromiso entre dos personas no pueden ser celebrados legalmente?
Hoy, más de una década después de su fallecimiento, la relevancia de sus enseñanzas es incluso más palpable. Con el auge del fascismo y de movimientos de extrema derecha, sus palabras sobre la desafección política y la búsqueda de una sociedad plural invitan a la reflexión. ¿Está la política moderna fallando cuando más la necesitamos?
La relevancia de la ley Zerolo en tiempos oscuros
Una de las inquietudes más grandes que ha surgido en el evento de presentación del libro fue la necesidad de desarrollar la ley de igualdad de trato, conocida como ‘ley Zerolo’. Ana Redondo, la ministra de Igualdad, ahora se enfrenta a un reto ineludible: asegurar que la lucha por la igualdad no se vea desdibujada en un momento tan crítico.
Pero, seamos honestos, al igual que en cualquier gran proyecto, los obstáculos parecen florecer en el camino. Una ley de igualdad requiere no solo compromiso político, sino también un cambio cultural en la percepción de las diferencias. El activismo de Zerolo nos enseña que este cambio no puede ser forzado, sino que debe ser propuesto con amor y dignidad.
Es reconfortante recordar cómo Zerolo respondía a la hostilidad con humor y dignidad, una lección que muchos, incluidos algunos líderes de la actualidad, parecen haber olvidado. En estos días, a veces es más fácil combatir el odio con más odio que buscar caminos hacia la empatía. Pero ¿no es eso precisamente lo que él defendió?
Una vida entre la adversidad y la dignidad
Cualquiera que haya seguido un poco la vida de Zerolo sabe que su batalla no estuvo exenta de adversidades. Sin embargo, siempre mantuvo la mirada firme en el futuro. En su vida, encontró la manera de convertir esos obstáculos en motivos de celebración, en oportunidades para crear conciencia.
La homofobia, el machismo, el racismo y otros discursos de odio son como sombras en un día soleado. A veces, parece que después de un pequeño avance, nos encontramos con un retroceso que hace que parezca que todo el trabajo ha sido en vano. Pero a través de la historia de Zerolo, aprendemos que cada esfuerzo cuenta. Aquí es donde se vuelve crucial la idea de que hay que preservar las conquistas que ha luchado la comunidad.
Más que una figura histórica, un ícono moderno
A menudo veo que la historia parece considerarse como un libro cerrado, una serie de eventos que no tienen mucho que aportar en el presente. Sin embargo, la vida de Pedro Zerolo nos cuenta lo contrario. Su vida no es solo un testimonio de un tiempo pasado, sino un recordatorio constante de qué tipo de sociedad queremos construir.
Incluso la inclusión del prologo escrito por Pedro Sánchez es simbolismo potente: el recuerdo de Zerolo dentro de la política actual nos señala que su legado sigue vivo. ¿No es esto un gesto que deberíamos todos celebrar? A veces, pequeñas acciones pueden generar grandes cambios. La historia de Zerolo nos invita a pensar en nosotros mismos como agentes de cambio.
Reflexiones sobre la consecución de derechos y el futuro
Es difícil no sentirse empoderado cuando se reflexiona sobre las contribuciones que individuos como Zerolo han hecho a la causa de la igualdad y la justicia social. Sin embargo, el futuro a menudo parece incierto. La lucha continua y el camino es aún largo. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para seguir ese legado?
Las generaciones futuras tienen la responsabilidad de llevar adelante la antorcha, de denunciar las injusticias y de buscar la inclusión. Como tal, ¿qué rol jugarías tú en este cambio? ¿Es posible que puedas ser el próximo Zerolo en tu comunidad?
Conclusión: el llamado a la acción
La vida y el legado de Pedro Zerolo nos instan a considerar más profundamente nuestras propias acciones. Aprendamos del pasado, honremos su memoria y, sobre todo, mantengamos viva la lucha por la igualdad. En tiempos donde las voces de la intolerancia parecen gritar más fuerte, sigamos promoviendo el orgullo de la reivindicación.
Como citó una vez Zerolo: “Quiero una España, una sociedad plural, diversa, igualitaria, laica, intercultural, en la que participemos todos”. Preguntémonos, ¿qué estamos haciendo hoy para que este sueño sea una realidad? ¿Estaremos dispuestos a convertir nuestras palabras en acción?
Al fin y al cabo, cada uno de nosotros puede ser parte de la solución en esta lucha constante. Así que, quizás, el legado de Zerolo no es solo un recuerdo, sino un llamado a la acción.