Si hay algo que nos une a los gamers, es esa ansia inexplicable de conquistar mundos virtuales, de construir imperios y de, honestamente, no tener que lidiar con las responsabilidades del mundo real durante un par de horas. Recientemente, he estado inmerso en el fascinante universo de Civilization VII. Como muchos de ustedes, tenía mis reservas: “¿De verdad necesito otro juego de la saga?” Pero, ¡oh sorpresa! No solo se siente como una bienvenida a casa, sino que también ofrece un nuevo giro en el emocionante viaje de la estrategia por turnos. Así que, ¡acomódese! Prepárese para un profundo análisis (y tal vez unas risas) sobre lo que trae Civ VII a la mesa.
Primeras impresiones: ¿Qué hay de nuevo, viejo amigo?
Me atrevería a decir que todos hemos experimentado el ritual de iniciar una nueva partida después de un largo día, prometiéndonos en silencio que “solo jugaremos unas horitas”. Pero, déjenme contarles que al poco de empezar con Civ VII, se me hizo tarde, y no de una forma divertida. ¡Seis horas y un par de galaxias más tarde! Bueno, eso es algo que todos sabemos que pasa, pero esta vez fue diferente. El juego me llevó de vuelta a la quinta entrega, a esas tardes interminables donde el tiempo se desvanecía mientras luchaba por dominar el mundo.
Nuevas mecánicas: El periodo de crisis
Una de las mayores innovaciones es el ”Periodo de Crisis”. Cuando escuché esto por primera vez, pensé en que sería algo similar a las crisis existenciales que todos tenemos al menos una vez al año (sí, señores, tomar decisiones sobre el destino de una civilización es difícil. Pueden estar seguros de que lloré un poco). Pero a lo que vamos: en el juego, este periodo se presenta como un desafío estimulante que puede hacer o deshacer tu imperio en un abrir y cerrar de ojos.
Imagine que está en la cima del mundo, sus ciudadanos felices, ciudades florecientes y, de repente, ¡pum! La crisis llega como si su mejor amigo le hubiera dicho que han dejado de hacer su serie favorita. El descontento social y la falta de recursos se convierten en los protagonistas. Créame, se siente exactamente así. Si no te preparas, puedes encontrar tu imperio en la misma situación que un apartamento desordenado un lunes por la mañana. Y, como es habitual, esto se traduce en muchas decisiones apresuradas y acciones desesperadas.
La libertad de elegir líderes y civilizaciones
Otro cambio emocionante es la libertad para elegir a nuestros líderes y civilizaciones por separado. Recuerdo cuando, por primera vez, elegí a Isabel I de Castilla como líder de los Han de China. La reacción de mis amigos fue épica. “¿Por qué?!” fue la pregunta habitual. Y al final, después de una hora de juego, entendí porque es igual de divertido como lo era elegir al dinosaurio para llevar la economía de mi ciudad en el pasado.
Puedo entender a quienes reclaman un poco de fidelidad histórica. Cuando se trataba de Civilization VI, se me hacía fácil olvidarme de la lógica y perderme en la locura de poner a Cleopatra manejando un imperio militarista. Pero en este juego, es como si me hubiera dado permiso para dejar de lado la “realidad” y simplemente disfrutar del caos que eso genera. ¿Realmente necesitamos a Gandhi lanzando bombas atómicas? Para muchos, esto es la esencia misma de la saga.
Anécdotas de mi primera partida épica
Permítanme compartir una pequeña anécdota. Comencé mi primera partida con la civilización vietnamita, liderada, como mencioné antes, por Trung Trắc. En un momento de locura estratégica, decidí iniciar en dificultad media y justo al lado de un volcán (porque, claro, nada dice «ingeniero de estrategia» como un desastre natural al lado de su capital).
En el turno 100, después de haber conquistado a todo un imperio (sí, mis habilidades de estrategia eran legendarias—al menos en mi mente), llegó la crisis. Fue como si de pronto alguien hubiera decidido apagar la música de la fiesta y yo me encontrara con un grupo de amigos enfadados porque olvidé pedir pizza. Mi imperio se fue a pique. Todo lo que había construido, y en un instante, una serie de desastres naturales, revueltas y el famoso “descontento social” terminaron con mis sueños de grandeza.
Guerra y diplomacia: Entre maquiavélicos y pacifistas
En un momento, me encontré en medio de un conflicto entre Benjamin Franklin y Maquiavelo, que decidieron pelear entre ellos como si fueran los protagonistas de un reality show de supervivencia. “¡Allá tú, que yo no tengo tiempo para relaciones tóxicas!”, pensé al principio. Pero, pronto me di cuenta de que… en los juegos, el que menos quieres como amigo siempre es el que te termina traicionando, ¿no? Así que opté por apoyar a Rizal, que estaba bastante lejos. El problema fue que, al hacer esto, decidí entrar en guerra con dos de mis mejores amigos del momento. Fue una jugada fascinante y, a su vez, muy estúpida. Alguna vez hemos estado en situaciones así, ¿verdad?
¡Y ahí venía la crisis de nuevo! No creo que haya otro juego donde pueda salvar el mundo de una crisis social a base de flechas y diplomacia improvisada. En un momento dado, sentí que el juego se estaba riendo de mí. Pero, en el fondo, sabía que esto era Civilization. Siempre hay un giro inesperado que da justo cuando piensas que todo se ha perdido.
La tecnología y el rendimiento: Un reto para múltiples sistemas
No todo es juego y risas, claro. Al cambiar entre diferentes plataformas (PC de sobremesa, un portátil y la Steam Deck), me di cuenta de que Civilization VII tenía un rendimiento distinto en cada uno de ellos. En un momento, mientras mi ciudad se expandía, traté de moverme rápidamente por las opciones de configuración gráfica en la Steam Deck, y fue como tratar de hacer malabarismos con tres pelotas al mismo tiempo. Si bien a algunos les encanta el desafío, otros podrían quedarse pensando “¿Qué ha pasado aquí?”.
Hablando de gráficos, ¡vaya que los desarrolladores han hecho un trabajo excepcional! Civilization VII tiene un video juego visual impresionante que hace que desees cada vez más volver al juego. Es como ese restaurante que siempre quieres visitar, incluso cuando sabes que no podrás terminar todo.
Reflexionando sobre la experiencia
Después de jugar durante varias horas, revisé mi vida y pensé: “¿De verdad necesito otra partida de Civilization?” Pero aquí estoy, confesando que no puedo dejarlo. La saga ha evolucionado, y mi vínculo con ella se ha reavivado. Tal vez pueda argumentar que la mejor manera de lidiar con las crisis sociales y los desastres es imitando a mis líderes virtuales. ¡Qué manera tan extraña de encontrar consuelo!
Es indudable que Civilization VII es un retorno genial a las raíces. Es como volver a casa donde las viejas tradiciones se mezclan con nuevas ideas. Es un producto que no solo apela a los fanáticos de toda la vida, sino que también tiene mucha tela para cortar para los novatos.
Conclusiones
Así que, si están buscando un juego que pueda ofrecer horas de diversión estratégica, Civilization VII es una opción definitiva. Desplegar tus territorios, gestionar la economía y sobrevivir a matices políticos siempre presentará un reto, desde luego. ¿Quién no querría lanzarse a la aventura de construir su propia civilización? Prometo que las horas se desvanecerán justo como en las mejores historias de amigos (y los dramas de la vida cotidiana). Además, definitivamente tendrás anécdotas brillantes para compartir en cervezas con amigos.
Al final del día, Civilization no es solo un juego; es una prueba de resistencia para tu mente, tu paciencia y tu capacidad de hacer frente a una crisis mundial… o al menos una que no implica salir de casa. ¡Que empiecen los juegos!