La noticia ha llegado como un rayo en un cielo despejado (bueno, quizás no tan despejado si consideramos el sempiterno cielo gris de muchos rincones de Europa). El presidente de EE. UU., Donald Trump, ha anunciado su intención de aplicar aranceles del 25% al aluminio y al acero importados, y aquí estamos, en el viejo continente, intentando comprender qué demonios significa esto para nuestra economía.
Contexto y reacciones iniciales
Justo el lunes, en Madrid, el mismísimo ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, hizo un llamado a la prudencia frente a este anuncio. El hombre parecía casi un antiguo sabio en una colina, pidiendo calma y reflexión, mientras todos, incluido yo mismo, reflexionábamos sobre cómo un simple anuncio podría desencadenar un efecto dominó en la economía global. Tal vez él solo quería un café bien cargado antes de hablar de aranceles, como cualquiera de nosotros en una mañana típica.
Carlos Cuerpo no se quedó callado, y aseguró que este tipo de medidas son “perjudiciales para todo el mundo”. Al decir esto, sin duda se estaba refiriendo a las repercusiones que estos aranceles tendrían sobre los precios, la competitividad y, claro, sobre la economía en general. Después de todo, ¿quién quiere pagar más por sus cervezas? ¡Ya basta de poner en riesgo nuestras cervezas y nuestras tapas!
El papel de la Unión Europea
Durante el mismo evento, su colega, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, también lanzó un dardo envenenado al mencionar que la Unión Europea (UE) estaba preparada para defender los intereses de su mercado único. Uno no puede evitar imaginarse a los líderes europeos poniéndose armaduras de guerreros medievales, listos para enfrentar al dragón de Trump, y sí, quizás también sosteniendo una jarra de cerveza en la otra mano.
La política comercial es un tema en el que, al parecer, la UE tiene todos los dados en la mesa. Albares encontró la oportunidad para recordar que “la política comercial está completamente comunitarizada en manos de la Comisión Europea”, es decir, que no es un juego de espejos donde todos los países pueden salir a poner sus propias reglas al juego. Ya no es el típico “cada uno por su cuenta”; ahora es más bien “todos juntos o ninguno”.
Proteger lo valioso: el acero y el aluminio
Cuerpo, quien parecía un hombre decidido a llevar la voz de la razón, se comprometió a hablar con los trabajadores del sector del acero y del aluminio. Recuerdo cuando mi padre me llevaba a la fábrica de acero de su amigo; tenía un olor raro, pero también me enseñó que el acero es tan relevante como esa charla incómoda que le das a tu compañero de trabajo sobre el clima. Sin el acero y el aluminio, no tendríamos infraestructura, automóviles o, incluso, esas brillantes estanterías de libros en nuestras casas.
Cuerpo, en un intento por brindar apoyo a las empresas afectadas, enfatizó que los aranceles resultarían en mayores precios y un efecto negativo en el crecimiento. Así que, hasta aquí, parece un juego de suma cero: los aranceles no solo afectan a los que importan, sino a todos. Malas noticias para los amantes de las herramientas de bricolaje y todos aquellos que, como yo, acaban comprando un nuevo juego de herramientas cada vez que se embarcan en un proyecto que, honestamente, se podría haber evitado.
El impacto en la economía española
La economía española podría no estar dejando de hacer un chiste a costa de sí misma, pero esto sería precisamente un momento en que no debemos tomarlo a la ligera. Si bien nuestro país tiene diversas industrias que podrían ver afectadas sus operaciones, también es un hecho que España no es completamente dependiente del acero y el aluminio. Pero, ¿qué pasa si los precios suben?
Es vital observar que los aranceles de Trump no son solo una cuestión entre Estados Unidos y Europa, sino que también afectan al comercio y la economía global. Es como si estuvieras en una fiesta y decidieras abrir una bolsa de patatas fritas; en cuanto lo haces, todos quieren, y entonces eres el que se queda sin nada. La economía global está tan interconectada, que lo que pasa en EE. UU. tiene repercusiones que pueden llegar a Primo Juan en un pequeño pueblo de España.
Las palabras de Carlos Cuerpo: un mensaje de confianza
El ministro Cuerpo fue claro al decir que es fundamental evitar esta burbuja de medidas proteccionistas. Tal vez en su mente había algo de sentido práctico, como cuando sabes que el invierno está por venir y deberías de haber comprado esos calcetines antes. No compraremos un abrigo en pleno enero, así que es mejor actuar antes de que sea demasiado tarde.
Los retos son reales; no podemos ignorar que la competitividad de Europa depende de su capacidad para navegar por estas aguas inciertas. Los líderes europeos, que se han vuelto más ágiles con el tiempo, están todos en “modo defensa”, listos para poner freno a este tipo de decisiones unilaterales que no benefician realmente a nadie, a corto o largo plazo.
La posición de la Unión Europea
La Unión Europea se ha comprometido a “avanzar” en su mercado único, que, seamos claros, es tan valioso como encontrar una mesa en un bar durante el fin de semana. Dijo Cuerpo que la alianza transatlántica debe fortalecerse para forjar relaciones comerciales más sólidas y, en un toque de humor, podemos imaginar a los líderes europeos dando un último apretón de manos, prometiendo proteger a sus ciudadanos y sus cervezas, antes de salir a enfrentar la tormenta.
Incluso Albares apuntó que hay que esperar a conocer los detalles de la medida de Trump. A veces me pregunto si los líderes globales se sientan a esperar que alguien más tome la primera iniciativa o simplemente juegan a los dados sin saberlo. Pero eso es parte del emocionante juego del comercio.
¿Qué sigue para los sectores afectados?
Las empresas de acero y aluminio en España no deberían recibir estas noticias con los brazos cruzados. Es un momento de incertidumbre, pero también de adaptación. Históricamente, las empresas han tenido que evolucionar ante situaciones similares.
Retos y oportunidades
Las industrias deben imaginar formas innovadoras de adaptarse: tal vez creando nuevos productos que no dependan tanto del acero o el aluminio. O bien, podrían beneficiarse de la tecnología para redefinir sus procesos de producción, haciéndolos más eficientes y menos costosos. Nunca falta la oportunidad ahí, solo hay que saber encontrarla.
Imaginen que sus operarios entran a trabajar un lunes con una idea fresca; podría ser el próximo silicon valley del acero. Después de todo, la historia está llena de pequeños gigantes que han desafiado las probabilidades.
Reflexiones finales
La situación actual es, sin duda, un reto mayúsculo para la economía española y la europea, pero también es una oportunidad para mirar hacia adelante y fortalecer nuestra identidad comercial. La introducción de aranceles puede que no sea la peor historia de amor que hemos escuchado, pero sin duda es una complicación más. ¿Cómo reaccionarán nuestros líderes? ¿Tomaremos medidas proactivas o simplemente nos quedaremos de brazos cruzados?
Lo que está claro es que las incertidumbres económicas son parte del juego internacional. En este sentido, al ser partícipes, no podemos hacer más que esperar y observar cómo se desarrolla. ¿Veremos a Cuerpo y Albares darnos buenas noticias pronto? O mejor aún, ¿seremos capaces de aprender de todo esto y salir fortalecidos?
Así que, mientras tanto, sigamos con nuestro café, nuestras cervezas y esas tapas, porque en la vida siempre hay tiempo para disfrutar y reflexionar sobre lo que vendrá. ¡Salud!