La economía, esa disciplina a menudo considerada tediosa y cubierta de gráficos, fórmulas y unos y ceros, está reviviendo en la mente de muchos gracias a los aportes de Robbie Mochrie. El profesor de Economía en la Universidad Heriot-Watt de Edimburgo ha decidido que ha llegado el momento de sacar la economía de las sombras y darle un nuevo aire fresco con su libro «Cómo pensar como un economista». Pero, ¿por qué deberíamos importarnos todo esto? Acompáñame en este viaje para descubrirlo.

¿Por qué pensar como un economista es más relevante que nunca?

Si eres ciudadano de a pie, seguro que las palabras «economía» y «crisis» han impactado tu vida en un momento u otro. Puede que te acuerdes del momento en que te duplicaron la carga de trabajo sin una subida de sueldo o cuando tu bar favorito cerró porque no podía seguir con el alquiler. Robbie Mochrie señala que pensar como un economista es esencial para navegar por estos tiempos de incertidumbre. Y ojo, no digo que sea fácil. ¿A alguno de ustedes le resulta fácil lidiar con los precios en constante cambio del supermercado?

Como bien comenta Mochrie, la economía de los siglos XIX y XX ha quedado obsoleta. La complejidad del mundo actual exige un nuevo enfoque, especialmente con temas candentes como el cambio climático y la globalización. ¡Imagínate! En vez de solo preocuparnos por si hay o no dinero en el banco, debemos pensar en el impacto global de nuestras decisiones. Necesitamos esos lentes de economista para ver el mero espejo de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.

La unión entre economía y filosofía: el sorprendente legado

Cuando piensas en economía, posiblemente pienses en números y estadísticas, pero Robbie Mochrie nos sorprende al recordarnos que economía y filosofía eran casi lo mismo en los tiempos de Aristóteles y, ¿quién lo diría?, en el pan franciscano de Karl Marx. Entender la economía no es solo un juego de cifras; también es un juego de personas y sus valores.

Empecemos a desglosarlo. La ética se convierte en una herramienta crucial. Aristóteles hablaba de la prudencia, y justicia, pero esa idea de que nuestras decisiones económicas tienen repercusiones en otros, parece que se ha perdido en algún momento. ¿No lo han sentido a veces, cuando esa oferta irresistible en el centro comercial te hace cuestionar el compromiso con tus principios?

Un vistazo a la historia: ¿Qué aprendemos de los grandes pensadores?

Mochrie encuentra un patrón en las enseñanzas de figuras como Adam Smith y John Stuart Mill. Por ejemplo, Smith, famoso por su teoría de la mano invisible, sugiere que las acciones individuales pueden beneficiar a la sociedad en su conjunto. Pero, ¿qué hay de los efectos negativos de esas decisiones? Al final del día, la economía no es un juego de suma cero; nuestras acciones pueden volver a nosotros de formas inesperadas.

Aquí surge otra pregunta: ¿realmente tomamos decisiones absolutamente racionales? Quizás, después de una larga jornada de trabajo, ese trozo de pastel sí sea un «derecho de nacimiento», aunque el economista nos diga que no deberíamos gastarlo. En este sentido, la naturaleza humana tiende a complicar la pura lógica económica.

La economía en un mundo globalizado

Vivimos en un mundo interconectado donde el destino económico de un país está entrelazado con el de otros. ¿Acaso no te sientes parte de una telaraña económica mundial? Robbie Mochrie hace hincapié en la importancia de entender cómo la economía local afecta a la economía global. Hace un guiño a las guerras comerciales amenazadas por líderes como Donald Trump, que tienden a afectar no solo a los grandes empresarios, sino también a cada uno de nosotros.

La complejidad del manejo de relaciones internacionales es una tarea que va mucho más allá de sentarse en una mesa y decir «Sí, acepto». Como bien explica Mochrie, no se trata solo de aranceles; se trata de construir un futuro donde todos los países trabajen juntos, no solo para sobrevivir, sino para prosperar.

¿Qué legado nos dejó la crisis en 2008?

La crisis económica de 2008 sigue resonando en nuestros días. Muchos hemos aprendido por las malas que las decisiones a corto plazo pueden llevar a consecuencias devastadoras. Aquí es donde el pensamiento económico se convierte en una herramienta fundamental. Reflejarse sobre cómo cada pequeña decisión puede ser parte de un todo es vital.

La juventud de hoy es más consciente de que el mundo funciona como una trinidad compuesta por economía, política y sociedad. No solo las acciones de los gobiernos influyen en nuestras carteras, sino que, gracias a la era digital, nuestras opiniones y actitudes también pueden dar forma a estos discursos.

Reflexiones finales: la importancia de la ética en la economía

A medida que exploramos las ideas de Robbie Mochrie, queda claro que la economía no se trata solo de dinero. Se trata de entender cómo vivimos, de apreciar el valor de la paciencia (¡sí, estoy hablando de posponer esa compra impulsiva en línea!) y cómo nuestras elecciones impactan a los demás.

Recuerda lo que Aristóteles dijo sobre la templanza: a veces necesitamos poner un freno a nuestras pasiones inmediatas para cosechar beneficios más grandes más adelante. Y aquí es donde entra el coraje: tener la audacia de tomar decisiones informadas y éticas en lugar de dejarnos llevar por el miedo o la ambición.

Los desafíos son grandes, no hay duda. Pero quienes se atrevan a pensar como economistas no solo navegarán por las aguas turbulentas de nuestras economías, sino que también contribuirán a crear un futuro más justo y sostenible. Así que, ¿estás listo para ponerte esos lentes de economista y ver el mundo de una manera diferente? ¡Vamos a ello! La economía, aunque a veces confusa, puede ser un escenario fascinante si estamos dispuestos a interactuarmos con ella en todos sus matices.

Así que la próxima vez que escuches de un nuevo cambio en las políticas económicas, recuerda a Robbie Mochrie. Piensa en cómo esas decisiones no son solo números en una pantalla, sino que son interacciones humanas que afectan nuestros días a diario. En este sentido, ¡pensar como economista nunca fue tan emocionante!