En un rincón del mundo que, a menudo, la gente prefiere ignorar, un pueblo entero está sufriendo. La reciente crisis en Goma, RDC, ilustra la oscuridad que aún habita en nuestro planeta. Las historias rondan, como sombras que se niegan a desvanecerse, revelando atrocidades desgarradoras que parecen sacadas de una novela de terror. Pero estas no son historias de ficción. Son hechos reales: cientos de mujeres han sido violadas y asesinadas durante un caos que se desencadenó tras la toma de esta ciudad por un grupo rebelde, el M23, supuestamente apoyado por Ruanda.

Contexto: ¿Qué está pasando en Goma?

Así que, ¿qué fue lo que realmente ocurrió en Goma? He aquí el escenario: la ciudad se convirtió en un campo de batalla cuando, el 27 de enero, el ejército del M23 tomó el control. En medio de este caos, se produjo una fuga masiva de prisioneros en la cárcel de Munzenze. Mientras miles de hombres lograban escapar, el ala femenina fue atacada horriblemente. Imagina el horror de cada mujer atrapada: violencia, fuego, y la pérdida de todo lo que conocían. Según Vivian van de Perre, jefa adjunta de la misión de la ONU, todas las mujeres en la prisión fueron violadas y luego asesinadas.

Esta descripción tan gráfica puede resultar difícil de escuchar. Pero, ¿no es eso lo que debemos hacer, ser testigos y alzar la voz en medio de tanto silencio? El compromiso con la verdad nos obliga a mirar hacia lo que está ocurriendo, no a apartar la vista. ¿Qué harías tú si fueras parte de esto? ¿Te quedaría el corazón en un puño, o te gritaría la injusticia?

El juego de poder en RDC: ¿Una historia sin fin?

Goma no es un lugar ajeno a las dificultades. Durante décadas, el este de la República Democrática del Congo ha sufrido guerras, odio y violencia. La inestabilidad política, los recursos naturales y la intervención de actores internacionales como Ruanda han creado un círculo vicioso de conflictos que parece eterno. Como un mal sueño repetido, la violencia en esta región ha costado miles de vidas y dejado a millones en la más absoluta desesperación.

Las palabras de Van de Perre son impactantes: “Hubo una gran fuga de 4,000 presos. También había unos cientos de mujeres en esa prisión.” Cuando las fuerzas de paz de la ONU se enfrentan a dificultades para investigar, ¿qué significa esto para todos nosotros? ¿Estamos dispuestos a vivir en un mundo donde la verdad se convierte en una víctima de la política internacional?

El papel de la comunidad internacional: ¿Doble moral?

Es un hecho alarmante que Ruanda ha sido acusada de apoyar al M23, sin embargo, su gobierno niega cualquier implicación. A menudo me pregunto: ¿hasta dónde puede llegar un país antes de que la comunidad internacional decida intervenir? La ONU, que debería ser la voz de la razón, parece estar atada de manos, mientras los reportes indican que soldados ruandeses están activamente operando en la región. Uno se pregunta: ¿dónde está el límite moral?

La situación en Goma no es solo un problema del este de África; es un reflejo de cómo el mundo aún enfrenta un verdadero dilema moral. La violencia sexual como arma de guerra se ha convertido en una táctica repugnante que busca deshumanizar, desmantelar la estructura social y sembrar terror en manos de grupos armados. ¿Te imaginas ser forzado a vivir con este terror? Es una pesadilla demasiado real y cotidianamente presente.

La importancia de visibilizar el sufrimiento

Una parte fundamental de la respuesta a estos horrores es visibilizar el sufrimiento. Compartir las historias de las víctimas, hacer eco de sus voces y asegurarnos de que no se hundan en el olvido. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) habla de la urgencia de mostrar solidaridad con las víctimas, instando a una mayor presión sobre los responsables de esta atrocidad. Aquí es donde podemos entrar en acción. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?

A menudo creo que uno subestima el poder de la narrativa. Con cada artículo, cada tweet, cada conversación que se tenga sobre los acontecimientos en Goma, se está creando una historia de resistencia y una llamada a la acción. Si utilizas tus redes sociales, puedes dar visibilidad a esta historia. Quien se atreva a leer e informarse se convierte en parte de la solución.

La esperanza en medio del dolor

Incluso en medio de este devastador panorama, hay un hilo de esperanza. La declaración del M23 anunciando un alto el fuego, aunque unilateral, es una señal. Por un breve instante, tal vez el mundo pueda tener un respiro. Sin embargo, nunca debemos ser complacientes. La situación sigue siendo volátil y el peligro siempre puede volver a presentarse. Es como ese momento en una película de suspenso cuando sientes que todo está por resolverse, pero aún estás en la cuerda floja.

Van de Perre, la mujer detrás de estos informes desgarradores, mantiene un diálogo constante con los líderes del M23 y se muestra esperanzada por el cambio. “Necesitamos volver a la mesa de negociaciones”, dice. ¿Quién no puede identificarse con esa necesidad de conversación y diálogo? Después de todo, ¿no es en el diálogo donde se pueden encontrar soluciones, incluso en los momentos más oscuros?

¿Qué podemos hacer?

Ahora bien, ¿qué podemos hacer para ser parte de esta historia? Hay muchas formas de involucrarse. Desde la educación sobre lo que está ocurriendo en Goma hasta el apoyo a organizaciones que trabajan en la región, nuestras acciones pueden tener un impacto. Nunca subestimes el poder de una carta, de una donación, o incluso de compartir esta historia con alguien más.

En nuestra vida cotidiana, es fácil aislarnos en nuestra burbuja formada por redes sociales y responsabilidades. Pero, cuando plantamos semillas de empatía, podemos cosechar esperanza. La vida es una red interconectada de experiencias; lo que les sucede a otros nos impacta de alguna manera. Necesitamos recordar que, si bien podemos no ser capaces de detener la guerra con nuestras manos, al menos podemos alzar nuestras voces.

En conclusión: No olvidar, y no rendirse

La historia de Goma no es solo una historia más de dolor y sufrimiento. Es un relato de resistencia, de lucha por la dignidad y la esperanza. La necesidad de no olvidar y exigir justicia es más urgente que nunca. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la lucha contra la indiferencia. Así que, luego de leer este artículo, ¿qué vas a hacer tú? ¿Vas a seguir cerrando los ojos, o abrirás la puerta a la acción? Recuerda, el futuro se construye hoy. Es hora de hablar y actuar. El silencio no debe ser una opción.


Como último recordatorio, si llegaste hasta aquí, no subestimes la importancia de ser un agente de cambio. Infórmate, comparte, y nunca dejes que el horror que ocurre a miles de kilómetros se convierta en rutina para tus oídos. Porque, al final, el mundo necesita más empatía y menos indiferencia.