La figura de Bill Gates evoca un abanico de sentimientos y opiniones. Algunos lo ven como el mago detrás de Microsoft, el hombre que revolucionó nuestra forma de interactuar con la tecnología; otros lo consideran un profeta moderno, pero sin mitología. Con su característico estilo, el multimillonario ha manifestado nuevamente un asunto que, en el ejercicio de la memoria colectiva, nos deja una sensación de inquietud: el riesgo de nuevas pandemias. Pero, ¿realmente hemos tomado en serio sus advertencias? Vamos a ahondar en este tema.

La advertencia que se hizo realidad

¿Recuerdas aquellos días de finales de 2019, cuando el término «pandemia» no aterrizaba en nuestras conversaciones cotidianas? Era como hablar de extraterrestres o de los engorrosos problemas de la vecina con su perro. Pero cuando Bill Gates decía que el mundo no estaba preparado, a muchos de nosotros nos sonó a profecía apocalíptica. Y, sin embargo, aquí estamos, recordando que el COVID-19 convirtió esas palabras casi en un eco del destino.

En una reciente entrevista con The Wall Street Journal (que, por cierto, me hizo sentir que aún no había alcanzado toda mi vida como periodista), Gates volvió a la carga. Lamentablemente, una vez más su predicción parece más un realismo crudo que un escenario de ciencia ficción. Según él, la probabilidad de que suframos otra pandemia en los próximos cuatro años es entre un 10 y un 15%. ¿Te incomoda? A mí un poco, pero aún más me incomoda pensar en las dimensiones de ir atrás en el tiempo y presionar el botón de “repetir”.

¿Realmente hemos aprendido algo de la pandemia de COVID-19?

Seamos honestos, la pandemia fue una montaña rusa de emociones. Desde el “cómprate papel higiénico” hasta “la vacuna ya llegó”, las lecciones aprendidas eran tan vastas como la lista de series que se lanzaron en Netflix durante el confinamiento. Pero, irónicamente, Gates siente que no hemos sacado el jugo necesario de la experiencia. «No hemos aprendido nada», afirma con franqueza, como un maestro frustrado que acaba de ver que sus alumnos no estudiaron para el examen.

Lecciones no aprendidas

Y aquí pienso en lo que viví personalmente: ¿te acuerdas de las interminables videollamadas y las reuniones que se alargaban más que un discurso político? Durante ese tiempo, vi surgir un potente sentido de comunidad entre amigos y familiares, pero según Gates, ese deseo colectivo de prepararnos mejor no se ha traducido en acciones concretas. De hecho, su opinión es que hemos continuado cometiendo los mismos errores que desembocaron en una crisis sanitaria mundial.

El estudio de Airfinity en 2023, que calcula un 27.5% de probabilidades de otra pandemia en la próxima década, parece ser un recordatorio contundente. ¿Pero cuántas veces más necesitamos ese tipo de escalofríos para actuar? Aquí es donde entra el dilema que constantemente me asalta: ¿seremos siempre un reaccionario ante el cambio?.

Preparación: ¿quién está a cargo?

La falta de preparación es uno de esos temas que, a menudo, queda relegado a un rincón oscuro de nuestra conciencia colectiva. Pensamos que los gobiernos y las organizaciones de salud tienen todo bajo control, pero Gates enfatiza que «no estamos en absoluto preparados». Recuerdo cómo, tiempo atrás, yo mismo pensaba que las mascarillas eran un mero accesorio de moda para salir a dar una vuelta al parque. La experiencia de la pandemia ha hecho que nos preguntamos si tenemos alguna esperanza de enfrentar otros obstáculos sanitarios.

Gates también ha señalado un problema serio: los recortes en la financiación de investigaciones esenciales. Recientemente, mencionó el impacto de los recortes de fondos federales impulsados por Trump, comparando la necesidad de la investigación en enfermedades mortales con apagar un incendio con una pequeña botella de agua. ¿Cuántas vidas se podrían perder si se eliminan estos programas? Punto de reflexión, ¿verdad?

¿Qué podemos hacer para evitar otra catástrofe?

Al final del día, todos somos parte de la solución, aunque a veces no tengamos las herramientas adecuadas. Sin embargo, aprender de la experiencia es un paso importante. En mi propio camino, he descubierto que a veces es mejor pasar la página de los teorías conspirativas y concentrarse en acciones concretas.

La importancia de la educación

Si hay algo que nos ha enseñado el COVID-19, es que la educación y la preparación son fundamentales. ¿Por qué no implementar programas educativos que enseñen a las próximas generaciones sobre la salud pública, la importancia de la ciencia y la investigación? Si tenemos una sociedad más informada, quizás estaríamos mejor preparados para hacer frente a futuras crisis.

La inversión es clave

Como Bill Gates menciona, es crucial mantener la inversión en investigación y desarrollo. Imagine que cada vez que alguien compra un nuevo teléfono inteligente, una pequeña parte de ese dinero se destina a la investigación de vacunas. Podría ser un cambio de juego, ¿no crees? Después de todo, la salud debe ser una prioridad, mucho más que algunas actualizaciones de gadgets.

Las políticas gubernamentales

Por otro lado, las políticas gubernamentales también desempeñan un papel importante. ¿Estamos dispuestos a exigir a nuestros líderes que prioricen la salud pública sobre otros intereses? Este es un llamado a una responsabilidad compartida. Las decisiones que se toman hoy pueden determinar el futuro de generaciones enteras.

La voz de la comunidad

Finalmente, en este inmenso río de incertidumbres sobre futuras pandemias, la voz de la comunidad es esencial. La pandemia nos enseñó que los momentos difíciles pueden provocar un fuerte sentido de solidaridad. Aquí tengo una anécdota personal: durante el confinamiento, improvisábamos con mis vecinos un club de cocina por videollamada que continuamos aún después de que se levantaran las restricciones. ¡Quién diría que el incienso-sandwich que intenté cocinar en mi cocina causaría tantas risas!

Uniendo fuerzas

Esto es lo que necesitamos hoy en día: unir fuerzas y aprender unos de otros. Cada comunidad tiene sus propios desafíos y, a menudo, soluciones sorprendentes. Y no subestimemos el poder de las redes sociales. La comunidad digital hoy puede ser un recordatorio constante de que la educación y la preparación son vitales. Después de todo, puedes estar en medio de un troll en línea, pero incluso ellos podrían hacer un buen argumento para cuidarse mejor.

Conclusión: ¿un nuevo comienzo?

Así que, aquí estamos, con Bill Gates haciendo nuevamente una advertencia que suena a una sabia repetición. Estamos ante un precipicio, mirando hacia atrás en el pasado y sin rumbo aparente hacia el futuro. Pero tal vez esta sea nuestra oportunidad de convertir esas palabras en acciones. Si no aprendemos de nuestros errores, estamos condenados a enfrentarnos nuevamente a ellos. Regálame un momento para reflexionar: ¿estaremos listos para responder al llamado de acción? La respuesta está en nuestros corazones y en nuestras manos.

Así que aquí estoy, dejando mis dudas de lado, tomando mis notas y esperando que el mundo escuche. ¿Tú que dices? ¿Estamos listos para dar el salto hacia un futuro más seguro? ¡Hagámoslo juntos!