La política y la economía son dos mundos que a menudo parecen más conflictivos que complementarios. No es solo tarea de los economistas o políticos encontrar soluciones; necesitamos entender el panorama general para atender a las inquietudes de nuestras sociedades. En este sentido, las palabras de la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, en un reciente foro económico celebrado en Panamá, resuenan con claridad: «La fractura que se está produciendo en nuestras sociedades se llama ruptura del consenso sobre la realidad». ¿Cuántas veces hemos escuchado frases como esta en debates acalorados entre amigos o incluso en las redes sociales?
La verdad es que, en el fondo, todos queremos lo mismo: un futuro próspero y estable para nuestras comunidades. Así que, sin más preámbulos, profundicemos en las palabras y descubrimientos presentados en la conversación sobre América Latina y el Caribe en tiempos de incertidumbre geopolítica y tendencias globales cambiantes.
Un diagnóstico en busca de consensos
El primer punto del debate se centra en el crecimiento débil que la región enfrenta. Según las proyecciones, se espera un incremento del PIB del 2.5% para este año, superior al de 2024, pero claramente por debajo del promedio mundial, que supera el 3%. Esto no es exactamente motivo de celebración, y resulta un recordatorio incómodo de la fragilidad de nuestras economías. Así que, la gran pregunta es: ¿qué podemos hacer al respecto?
Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina, ha manifestado que «donde hay más esperanza y dinamismo es en los países que se están tomando en serio el tema tecnológico y de las empresas unicornio». Esto, por supuesto, es música para mis oídos. Como alguien que ha tratado de emprender su propio negocio, puedo decirles que el camino está lleno de baches, pero una vez que encuentras la fórmula y el apoyo adecuado, todo puede cambiar.
¿No les gustaría ver un crecimiento en sus sectores de interés, sus pequeñas empresas o sus comunidades? Aquí es donde la tecnología puede jugar un papel crucial. Pero no se engañen; no es solo acerca de crear una app brillante o un producto innovador. También se trata de construir un ecosistema de apoyo que fomente la inversión, la colaboración y el crecimiento.
El papel de la cohesión social
A lo largo de la historia de la región, hemos visto cómo la cohesión social ha representado un desafío. Como remarcó José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), nuestra región está pagando el precio de una «débil cohesión social y de bajas capacidades institucionales». Esta es la esencia del problema. Cuando la comunidad no está unida, es difícil avanzar.
Recuerdo una anécdota de cuando era niño y jugaba al fútbol en la calle con mis amigos. Hubo un partido donde, en lugar de trabajar en equipo, todos intentamos ser las estrellas del juego. El resultado fue un completo desastre. Así que la moraleja aquí es clara: la unión hace la fuerza, y esto se aplica tanto en el campo de juego como en la economía.
El dilema del proteccionismo
En tiempos de incertidumbre, es común buscar soluciones fáciles y inmediatas, como el proteccionismo. Sin embargo, como señala Felipe Larraín, exministro de Hacienda de Chile, “el aumento de aranceles supondría una situación lamentable para el mundo y para Estados Unidos”. ¿Puede ser que el proteccionismo en realidad mate más oportunidades de las que ofrece?
Como quien se lanza de cabeza en una piscina vacía, tratar de proteger nuestras industrias nacionales puede parecer tentador, pero el impacto negativo en los precios y la disponibilidad de productos puede ser devastador. Tal vez deberíamos adoptar un enfoque más ingenioso: construir alianzas y buscar maneras de colaborar en lugar de dividirnos.
Potenciando la inversión en sectores estratégicos
Una de las principales conclusiones del foro fue la necesidad de fomentar la inversión en sectores estratégicos como el minero y la economía verde. Verónica Frisancho, gerenta de conocimiento de CAF, destacó que es imperativo mirar a largo plazo. ¿No es un poco triste pensar que, aunque estemos avanzando, tenemos que ir siempre un paso más allá para no quedarnos estancados?
Recordemos que estos sectores no solo generan empleo, sino que también son vitales para el desarrollo sostenible. Y aquí es donde todos podemos aportar. Todos tenemos un papel que desempeñar, desde el ciudadano responsable que consume productos locales hasta el empresario que lanza iniciativas eco-amigables.
Violencia y delincuencia: un lastre para el crecimiento
A lamentablemente, la violencia y la delincuencia organizada se han convertido en obstáculos gigantescos para el crecimiento. Es dramático pensar que** actividades de bandas como el Tren de Aragua pueden reducir hasta un 8% el PIB en los territorios afectados**. Este fenómeno no es solo una preocupación para los gobiernos, sino también para el sector privado, que con frecuencia asume la mayor parte del costo.
Aquí es donde se hace evidente que la cooperación es clave. Necesitamos unir fuerzas entre países, empresas y comunidades. Solo así podremos construir un entorno más seguro y propicio para la inversión. Sin un entorno seguro, no es posible atraer capital.
Retos futuros: la guerra comercial y la natalidad
Las interrogantes no terminan aquí, y las incertidumbres son muchos: ¿qué sucede con la guerra comercial entre Estados Unidos y China? La realidad es que América Latina se encuentra en una encrucijada, con un norte que mira a Washington y un sur dependiente de Pekín. La tensión entre estas potencias no hará más que complicar la búsqueda de un camino favorable para nuestra región.
Además, la crisis de la natalidad que enfrenta Europa también comienza a ser una preocupación para América Latina. ¿Cómo impactará esto en nuestra comunidad y en el crecimiento económico sostenible? ¿No sería maravilloso vivir en un mundo donde tuvieras el tiempo y los recursos para criar a tu familia sin la constante preocupación económica?
Por tanto, la necesidad de diálogo se hace más evidente que nunca. En este mundo cambiante, necesitamos un consenso renovado sobre la realidad para poder avanzar juntos.
Reflexiones finales: hacia un futuro conjunto
Así que, ahí lo tienen. En este mar de incertidumbres y desafíos, América Latina tiene oportunidades para reinventarse y crecer. La clave está en encontrar el equilibrio entre las voces diversas que forman nuestras comunidades y trabajar hacia un futuro que vislumbre no solo el interés particular, sino también el bien colectivo.
Quiero dejarlos con una pregunta: ¿Estás dispuesto a ser parte activa de este cambio? Ser parte del cambio no significa ser un experto; simplemente significa estar presente, actuar y compartir la visión de un futuro mejor. Así que, ¿qué te impide dar ese paso hoy?
¡Hagamos que nuestras voces cuenten en el futuro que queremos construir juntos!