Han pasado más de 13 años desde que María Blasco asumiera la dirección científica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), un viaje marcado por desafíos, controversias y lo que uno podría describir como una auténtica «telenovela» científica. Sí, amigos, este no es el típico relato de ciencia; este es un drama lleno de giros inesperados, donde los héroes y villanos a menudo cambian de rol.
De culebrón a dirección: el ascenso de María Blasco
Todo comenzó el 22 de junio de 2011. En aquel entonces, Blasco, que hasta ese momento era vicedirectora del CNIO, asumió las riendas de una institución que había sido la cuna de investigaciones punteras en la lucha contra el cáncer. Pero, ¿quién podría haberse imaginado que su ascenso se asemejaría a una temporada completa de una serie de televisión? Imaginen un relleno de patatas, un comité de búsqueda de director que parecía no contentar a nadie, y un exdirector con ideas en conflicto con el Ministerio de Ciencia.
La historia comenzó en septiembre de 2009, cuando el primer director del centro, Mariano Barbacid, anunció su intención de retirarse. Ah, el drama de una sucesión en el mundo académico, que no difiere en mucho de unas elecciones municipales. Un proceso que se extendió por 20 meses, repleto de fracasos, como cuando el CNIO tendió la mano a candidatos internacionales que no se sintieron entusiasmados por la oferta. ¿Quién no querría dirigir un centro clave en la investigación del cáncer en España? Pero parece que el drama era tan intenso que los mejores se desmayaron.
La dramática búsqueda de un nuevo líder
La búsqueda recibió un giro interesante con la intervención de la agencia de headhunters Russell Reynolds Associates, que presentó una lista de investigadores de renombre internacional. Entre los mencionados, un italiano, Pier Paolo Pandolfi, que era el gran favorito. Sin embargo, un clásico «no podemos» dejó a todos con expectativas caídas y a Blasco como la opción de último recurso. ¿Acaso no es irónico que a veces lo mejor surja de la última opción?
Llegó el momento de la verdad. El patronato del CNIO decidió que Blasco, aunque no era el primer nombre en la lista, era quien más confianza generaba. Así, con más de un 20 meses de trama, Blasco fue finalmente designada directora, lo cual dejó a muchos con una mezcla de celebración y sorpresa. Su experiencia con los telómeros y la telomerasa —que son tan fascinantes como sus nombres lo sugieren— se sumó a su bagaje y perfil científico. Pero en ciencia, como en la vida, nunca es lo que parece.
La encrucijada actual: ¿continuidad o cambio?
Ahora, la atención está fija en el presente. Este miércoles, los miembros del patronato del CNIO se reúnen para decidir el futuro de Blasco. Pero aquí aparece un pequeño detalle: ¿por qué no la invitaron a la reunión? Seguro que muchos se han sentido como Blasco en este momento: «¿Me invitan a la fiesta y se olvidan de avisarme?». La reunión, convocada desde el 17 de diciembre pasado, plasma la tensión del contexto actual.
Los rumores sobre las gestiones de Blasco han ido creciendo: acusaciones de mala gestión, de falta de materiales para investigar y otros tantos dedos apuntando en su dirección. Tras el tumulto, en el que las cuentas para 2025 fueron rechazadas, vino la exigencia de una «explicación exhaustiva». ¡Ah, el arte de rendir cuentas! Es un arte complicado, donde a menudo el protagonista se siente como un actor en una obra que no comprende del todo.
Un comentario en una de mis clases universitarias aún resuena en mi mente: «No se trata de si caes, sino de cómo te levantas». Este parece ser el dilema que enfrenta Blasco. La credibilidad de un líder, especialmente en un campo tan crucial como la investigación en oncología, puede tambalearse en un abrir y cerrar de ojos, dependiendo de las decisiones de quienes la rodean.
Un patronato a ciegas
Para hacer aún más sabor a esta historia, el patronato llega a la reunión «a ciegas». ¿Cómo sería eso? Imaginen preparar un examen sin haber estudiado. Así se sienten los miembros ante informes que solo han tenido acceso parcial. Y, por si acaso alguien lo dudaba, el ambiente no es precisamente el más favorable.
Algunos informes se han elaborado tanto por Blasco como por el gerente del CNIO, Juan Arroyo, quien ha estado en el centro de las acusaciones. La situación está tan tensa que se prevé que esta reunión no solo decidirá el destino de Blasco, sino también si Arroyo seguirá siendo el gerente. Es como una partida de ajedrez donde el peón puede convertirse en reina al final… o ser sacrificado en el proceso.
El dilema del liderazgo en investigación: entre la gestión y la ciencia
En medio de esta situación, surge una pregunta: ¿es suficiente ser un excelente investigador para ser un buen líder en ciencia? En mis años de experiencia, he visto personas brillantes en sus campos que se estrellan en la gestión. Mientras que la ciencia exige creatividad, innovación y un profundo conocimiento, la gestión implica una habilidad diferente: la capacidad de inspirar, dirigir y, en ocasiones, tomar decisiones impopulares.
El dilema de la dirección del CNIO también toca un punto muy humano: la falta de recursos. Y aquí es donde la empatía juega un papel clave. Todos hemos sentido alguna vez el estrés de intentar hacer más con menos. En el caso de Blasco, el hecho de no contar con los materiales adecuados y recibir críticas podría afectar su desempeño, pero es igualmente fundamental que se reconozcan estos factores. Este mundo de la ciencia no es una competencia de quien brilla más, sino un esfuerzo colectivo para avanzar en el conocimiento humano.
Objetivos a largo plazo
Cualquier decisión que se tome en esta reunión no solo afecta a Blasco; afecta a la investigación oncológica en España y su potencial para hacer un verdadero impacto. Los avances en la investigación del cáncer pueden cambiar vidas y, sin embargo, la inestabilidad en el liderazgo puede crear un clima de incertidumbre que frena la innovación. Si algo he aprendido en mi trayectoria, es que a veces el mayor desafío no es el de la ciencia en sí, sino el de la gestión en un entorno complejo.
Imaginen que se encuentran en una carrera de relevos. Cada corredor debe pasar el testigo sin que caiga al suelo. Se necesita confianza y claridad en la comunicación, ¿no creen? La presión es palpable, y cualquiera que ponga en duda la continuidad de Blasco podría estar dando un paso en falso que afectaría no solo a ella, sino a muchos más.
Reflexionando sobre el futuro
Así que, aquí estamos, en un momento crucial donde el futuro del CNIO está colgando de un hilo. Con miembros del patronato abandonando la reunión como si estuvieran en la última temporada de una serie de drama, todos se preguntan: ¿tomará la decisión correcta?
Lo que es seguro es que la investigación en cáncer es un compromiso a largo plazo, lleno de giros inesperados, pero también de esperanza. Si algo he aprendido es que los verdaderos avances no son inmediatos; son el resultado de años de persistencia, pasión y, sí, muchas dosis de humor para sobrellevar la carga.
Palabras finales: la ciencia nunca se detiene
Al final del día, nuestra esperanza está puesta en que cualquier decisión tomada en esta reunión refuerce el compromiso del CNIO con la investigación y la innovación. La ciencia sigue avanzando, sin importar los revés que puedan ocurrir. Y, si somos honestos, incluso las mejores historias tienen sus altibajos.
Por último, como se suele decir: la vida es como un experimento científico: a veces se obtiene el resultado que se espera, y a veces se descubre algo aún más emocionante. Así que, mientras las miradas se centran en lo que sucederá este miércoles, recordemos que cada paso en la ciencia es parte del viaje más grande de la búsqueda por el conocimiento. ¿Qué nos deparará el futuro? Solo el tiempo lo dirá.