Uno de los placeres más grandes de la vida es, sin duda, la comida. ¿Quién puede resistirse a un plato delicioso después de un largo día? Y si además ese plato es un clásico de la cocina española, mejor que mejor. La riqueza de nuestra herencia gastronómica es innegable y, sin embargo, parece que a veces nos olvidamos de su valor. En un mundo donde las recetas exóticas y la comida rápida a menudo dominan las cartas de los restaurantes, surge la pregunta: ¿hemos perdido de vista la importancia de nuestra cocina tradicional?
En este artículo, exploraremos las reflexiones de Mikel López Iturriaga, conocido por su trabajo en El Comidista y su reciente obra, Cocina de aquí para gente de hoy. Hablaremos sobre la evolución de la cocina en España, el interés por lo local, la influencia de la gastronomía moderna y mucho más. Pongamos el delantal y ¡vamos a cocinar ideas!
Una nueva vuelta a lo local
En una reciente conversación, Mikel compartió que en estos tiempos de globalización gastronómica, parece que estamos redescubriendo joyas de la cocina española. Frases como “la cocina exótica está de moda” se escuchan a menudo, pero los números hablan por sí mismos. Las visualizaciones de recetas tradicionales como las lentejas o la pipirrana están en aumento. Quizás se trate de un regreso a casa, como cuando vuelves de un viaje y lo que realmente quieres es una tortilla española, ¿verdad?
La noción de “cocina tecnotradicional”, que Mikel menciona, es profundamente interesante. ¿Acaso no necesitamos adaptar nuestras recetas de siempre a la vida rápida y agitada que llevamos hoy en día? Al fin y al cabo, la vida moderna nos lleva a comer con prisa, y es un desafío encontrar tiempo para cocinar un buen plato en casa.
La uniformidad en los restaurantes: ¿la muerte de la originalidad?
A muchos de nosotros nos recuerda a la experiencia de entrar a un restaurante y encontrar siempre las mismas opciones: croquetas, ensaladilla rusa, o si estamos de suerte, una tortilla de patatas diferente. ¿Por qué sucede esto? Mikel lo explica de forma sencilla: “El que vende más se queda. Si hay más gente pidiendo esos platos, lo lógico es ofrecerlos”.
Este fenómeno es un claro ejemplo de cómo la cultura gastronómica se está desdibujando. La riqueza de la cocina española se encuentra en su diversidad, en los platos únicos que cada región ofrece. ¿Quién no ha querido disfrutar alguna vez de un buen cojondongo o de un delicioso matamaridos? Antes esas recetas formaban parte de nuestra vida cotidiana y ahora, parece que se deben buscar como si fueran tesoros escondidos.
El papel del tiempo en la cocina
Hablando de tesoros, aquí es donde entra el fascinante debate sobre el tiempo. En la actualidad, nuestro tiempo se ha convertido en la moneda más valiosa. Con jornadas laborales exigentes y hogares que requieren atención, ¿cómo podemos hacer de la cocina algo accesible y menos desalentador? Mikel hace énfasis en que la falta de tiempo no es solo una cuestión de prioridades mal colocadas, sino de un sistema laboral que no le brinda a la gente el espacio necesario para disfrutar del acto de cocinar.
Así que aquí viene la pregunta: ¿es realmente la cocina un lugar para relajarse o es otro motivo de estrés en el día a día?
Personalmente, recuerdo la primera vez que decidí hacer una paella. Mis amigos me advirtieron: “No la hagas, es muy complicada”. Después de horas de desastres culinarios se convirtió no solo en un plato, sino en una anécdota para recordar (y reírnos!). Pero, ¿y si hubiera tenido los ingredientes listos y unas instrucciones más simples? Quizás el resultado habría sido diferente y tal vez el estrés de la cocina se habría convertido en una divertida tarde entre amigos.
La desmitificación de las abuelas
¡Ah, la cocina de la abuela! Un concepto tan romántico y, sin embargo, a menudo sobreidealizado. Mikel señala un punto crucial: hemos mitificado tanto esa cocina que olvidamos que, en muchos casos, las abuelas también utilizaban truquitos para facilitar la vida. “Cocinar como hace 50 años no tiene sentido”, señala. Y con razón. La cocina ha progresado, han cambiado nuestros hábitos y, sí, también nuestras expectativas.
En esto también entra un poderoso dato: la educación nutricional en los colegios.
¿Por qué no aprendemos a cocinar en la escuela?
La paz y tranquilidad que sentí cuando logré hornear por primera vez un bizcocho me mostró cómo la cocina también puede ser un viaje personal. Pero, ¿por qué no se enseña eso en las escuelas? Las generaciones más jóvenes están perdiendo la conexión con la cocina. Mikel plantea: ¿Deberíamos incluir la cocina y la nutrición en los planes de estudio? Tal vez no deberían ser una asignatura adicional, sino parte del aprendizaje diario. Cocinar no solo es arte; también es una competencia vital.
El precio del despilfarro
La cocina, además, nos enfrenta a un dilema ético en la actualidad: el despilfarro alimentario. Según Mikel, la manera en que compramos y consumimos alimentos ha cambiado drásticamente. Pasar de la compra diaria a la mensual nos lleva a una mayor acumulación de comida que, a menudo, termina en la basura. ¡Menuda tristeza! En una época donde la sostenibilidad debería ser nuestro mantra, es vital replantear cómo nos relacionamos con los alimentos.
La calidad de los productos en el supermercado
Claro que, aquí también surge un dilema. Aunque los supermercados cuentan con una mayor variedad de productos, Mikel nos hace reflexionar sobre si esa diversidad se traduce realmente en calidad. La respuesta parece ser: “depende”. Una buena comida casera no se mide por el tamaño de la despensa. A veces, con una simple patata, puedes crear verdadero arte culinario. ¡No hay que subestimar el poder de lo básico!
Ultraprocesados: los enemigos ocultos
Como amante de la comida, es fuego en el estómago escuchar que los ultraprocesados son un peligro inminente y una cuestión de salud pública. Mikel nos lleva a un punto crucial: “Es un problemón de salud de primer orden”. En un mundo donde la comida rápida es más accesible que la comida casera, ¿cómo podemos revertir la tendencia hacia lo saludable? La clave radica en la educación y la conciencia.
Influencers y gastronomía
En un mundo donde los influencers dominan las redes sociales, tal vez no sea necesario seguir sus pasos. No hay que dejarse llevar por lo “cool”. La cocina casera se enfrenta a un reto: ¿podemos encontrar el equilibrio entre la tradición y la modernidad y, al mismo tiempo, hacer las cosas con un toque personal?
El significado de cocinar
En resumen, el acto de cocinar va más allá de solo poner algo en una olla. Se trata de crear, compartir y disfrutar. Sí, puede ser frustrante y desafiante, pero también puede ser inmensamente gratificante. Es posible que como sociedad debamos reevaluar nuestras relaciones con nuestros propios fogones. Quizás empecemos a ver la cocina como una forma de autoexpresión, más que como una obligación.
En un próximo intento, me atreveré a hacer una receta de un plato español clásico, y apostaré por llevar a casa una buena botella de vino. Después de todo, la cocina es también una celebración. En lugar de pedir comida a domicilio, ¿por qué no probar algo nuevo y disfrutar de esa experiencia?
Así que, para aquellos que se sienten perdidos entre la aislaridad de los productos industriales, les lanzo un reto: intenten preparar una receta tradicional española esta semana. Puede que descubran el arte de cocinar y, tal vez, encuentren el valor en lo común. Y si sale un desastre, ¡siempre pueden hacer su versión de una pizza!
La emoción de cocinar es un viaje que podemos retomar, un plato a la vez. ¡A la cocina, pues! 🍳