En nuestra sociedad contemporánea, los cárteles de drogas han sido históricamente asociados con hombres, pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo se ven las cosas desde el lado femenino? La realidad es que las mujeres en el narcotráfico han comenzado a desafiar un estereotipo que durante años parecía inquebrantable. En este artículo, exploraremos la fascinante trayectoria de estas reinas del crimen, sus métodos, sus historias y cómo están remodelando el mundo del narcotráfico en un sector que, hasta hace poco, era considerado exclusivamente masculino.
La ascensión de las mujeres en el narcotráfico: un cambio de juego
Me acuerdo de la primera vez que vi una película sobre el narcotráfico. Era de esas que se centran en un cartel masculino, lleno de acción, tiroteos y, por supuesto, traiciones. Pero, en el fondo, ¿dónde estaban las mujeres? Parece que, en el mundo real, las cosas están cambiando. Según un estudio de International Crisis Group, cada vez hay más mujeres que se unen a organizaciones criminales. ¡No se lo ve venir! Imagina lo que sería preparar una reunión de cárteles y encontrarte con algún personaje femenino imponente que no solo tiene la voz de la autoridad, sino que también es la estratega detrás de las operaciones.
María Teresa: la reina de la cocaína en la Costa del Sol
Un claro ejemplo de esta nueva ola es María Teresa, conocida como “La Modelo”. Recientemente condenada en Málaga, esta colombiana de 50 años se ha ganado a pulso su apodo por ser reconocida como la reina de la cocaína en la Costa del Sol. Imagina estar sentada en una mesa de negociación con ella; tener tanto poder en tus manos, pero además, ¡con un sentido del estilo que podría hacer que cualquier pasarela se sienta insegura! La Modelo no es una excepción; es una muestra de cómo las mujeres están empezando a ocupar posiciones de liderazgo en un ámbito donde la brutalidad y el respeto van de la mano.
La dualidad del liderazgo femenino en el narcotráfico
En el mundo del crimen organizado, existe una línea delgada entre brutalidad y estrategia. Algunos de los perfiles femeninos más notorios están lejos de ser compasivos. Griselda Blanco, también conocida como “La Viuda Negra”, lideró un imperio de tráfico de cocaína entre Colombia y Estados Unidos en los años 70 y 80, y se le atribuyen múltiples homicidios. La fama de sus métodos violentos incluso ha pasado a formar parte del folclore del narcotráfico.
Esta imagen puede parecer aterradora, pero ¿no es curioso ver cómo la historia ha estado marcada por hombres que utilizaron la violencia para hacerse un nombre y ahora tenemos mujeres que siguen ese mismo patrón, pero desde su propio enfoque? Mientras tanto, algunas, como Enedina Arellano o “La Narcomami”, han optado por métodos más sofisticados. Ellas muestran que detrás de cada gran líder hay un plan meticulosamente calculado, y si eso incluye tortura o asesinato, pues que así sea.
Mujeres que matan: psicología detrás de su violencia
Lo que resulta particularmente intrigante es la psicología detrás de la violencia femenina. A menudo, se nos enseña que las mujeres son innatamente más compasivas, pero ¿es realmente así en el terreno del narcotráfico? El Observatorio Colombiano de Crimen Organizado sugiere que el uso de la violencia por parte de las jefas contradice este estereotipo. En contextos de alto riesgo y competencia, la violencia se convierte en un recurso para establecer respeto y, en muchos casos, para sobrevivir.
Por ejemplo, ¡puedes imaginarte a “La Güera Loca”, Yesenia Pacheco, engañando a sus rivales con una mirada y luego atacándolos con furia? La brutalidad en el narcotráfico no conoce género. La competencia es feroz, y como bien sabemos, el cruel mundo en el que habitan ha demostrado que no hay lugar para la debilidad.
El caso de “La Reina del Sur”
Por si fuera poco, ejemplos como el de “La Reina del Sur”, Marllory Chacón, proporcionan una visión fascinante. A diferencia de muchos de sus contrapartes masculinos, Marllory utilizó tácticas estratégicas y habilidades intelectuales para consolidar su poder. Cualquiera diría que encarnaba una especie de Machiavelli en falda, aplicando tácticas que incluyen lavado de dinero y manipulación para escalar posiciones sin necesariamente recurrir a la violencia bruta. Nos invita a reflexionar: ¿son sus estrategias más efectivas porque son menos esperadas?
¿El narcotráfico es una opción viable para las mujeres?
La realidad que enfrentan muchas mujeres en América Latina, donde más del 60% de la población femenina en prisiones está relacionada con delitos de drogas, es desgarradora. Muchas mujeres se ven arrastradas al narcotráfico por una mezcla de necesidades económicas, violencia doméstica y exclusión social. Sin embargo, una vez dentro de este mundo, atrapan la ansiedad de mantenerse en una red a menudo peligrosa y violenta.
Una amiga mía, que trabaja en programas de reintegración social, siempre dice que el poder llama al poder. En muchas ocasiones, aquellas que entran al narcotráfico buscando una salida a una vida de pobreza o violencia terminan buscando ascender en un sistema que solo les ofrece más violencia. La seducción del poder en contextos adversos es una trampa mortal —una especie de “miel” que, una vez probada, parece imposible de resistir.
La sobrecarga de deberes y tradiciones
Otra complejidad es el papel que las mujeres a menudo juegan en sus comunidades. Casi siempre se espera que sean las cuidadoras del hogar y de los hijos, pero, en sus aspiraciones de poder dentro del narcotráfico, se encuentran con un conflicto de intereses. Aunque logren escalar posiciones dentro del mundo del crimen, el regreso a la tradicional imagen femenina todavía sigue acechando. A veces me pregunto, ¿realmente podemos tenerlo todo?
Desafiando los roles de género en el narcotráfico
Es importante recordar que el narcotráfico no es un fenómeno aislado; se relaciona con roles de género que han estado profundamente arraigados en muchas culturas. En contextos de pobreza y marginalidad, las mujeres han comenzado a romper con lo que solemos denominar el “techo de cristal” del crimen organizado, tomando roles que antes eran asignados a los hombres.
En este sentido, el narcotráfico es un microcosmos donde se pueden observar luchas más amplias por la igualdad de género y la autonomía. Algunas de estas mujeres desafían las expectativas no solo al ascender en las filas criminales, sino también al demostrar un uso estratégico y, en muchos casos, brutal del poder. Pero, ¿es realmente legítimo celebrar este tipo de empoderamiento?
Reflexiones finales: el futuro del narcotráfico femenino
A medida que las historias de estas mujeres emergen, comienza a desenmascararse la percepción de que el narcotráfico es un mundo exclusivamente masculino. La presencia de líderes femeninas está poniendo en tela de juicio las nociones tradicionales de género y poder. Sin duda alguna, el narco ha sido un escenario de competencias brutales, pero la inclusión de mujeres complica aún más el juego.
El futuro para las mujeres en el narcotráfico está marcado por oportunidades, pero también por peligros inherentes. Al final del día, la crueldad no tiene género. ¿Estamos listos para aceptar que estas mujeres son igualmente responsables de los actos violentos y del caos que exacerban?
Mientras las historias de estas líderes femininas sigan desarrollándose, nos encontramos en una encrucijada. Necesitamos preguntarnos cómo estas dinámicas afectan nuestra comprensión de los roles tradicionales de género y cómo podemos abordar el problema del narcotráfico desde un punto de vista más equitativo y justo. La lucha sigue, y las reinas del narco nos ofrecen un vistazo sombrío pero fascinante a un mundo que raramente se ve desde su perspectiva.