La vida a menudo tiene giros inesperados, y a veces nos deja sin aliento, como si estuviéramos atrapados en un túnel oscuro, sin la más mínima idea de cuánto tiempo hemos estado allí. Recientemente, escuché la historia de Naama Levy, una joven israelí de 20 años, que fue retenida por Hamás a partir del 7 de octubre de 2023. Tras meses de angustioso cautiverio, fue liberada el pasado sábado. Si hay algo que me queda claro después de conocer su experiencia, es que la historia de la libertad no siempre es tan dulce como suena.

Un túnel de soledad

Naama pasó meses sola en un túnel, un elemento que simboliza su sufrimiento. Cuando finalmente fue liberada, su primer pensamiento fue: «¿Todavía estoy viva?» Esta pregunta, simple pero profunda, resuena con muchos de nosotros. ¿Alguna vez te has sentido así, atrapado en una situación en la que no sabes si sobrevivirás?

La doctora Einat Yehene, Jefa de Rehabilitación de la División de Salud del Foro de Familias Rehenes, ha compartido un desgarrador relato sobre la realidad de ser un rehén. En su entrevista, ella menciona cómo la euforia que rodeó la liberación de los soldados no es más que un parque de atracciones en el que se perdió la esencia de lo que realmente significa volver a casa. «La imagen idílica de su regreso no es la realidad», afirma Yehene. Esto resuena con una verdad más amplia: lo que vemos en las noticias rara vez refleja la experiencia humana detrás de la historia.

La euforia que se desvanece

Imagínate por un momento en su lugar. Tu mundo se ha reducido a un túnel oscuro y claustrofóbico, ¿cómo te sentirías al ser liberado? Aunque el alivio puede ser abrumador, la euforia puede ser fugaz. Después de los aplausos y las celebraciones iniciales, lo que queda es la cruda realidad.

«Esto no es cierto porque sabemos que después de los primeros días, el carnaval mediático termina», explica Yehene. Es como obtener un nuevo teléfono que se siente emocionante al principio, pero después de una semana, ya no lo miras de la misma manera. ¿Cuántas veces hemos estado allí, disfrutando del brillo inicial de algo nuevo, solo para darnos cuenta de que no era lo que esperábamos? Este es un fenómeno humano que nos recuerda que la felicidad duradera requiere más que un acontecimiento aislado.

El trauma latente de la liberación

La liberación de Naama y otras rehenes es solo la punta del iceberg. El trauma que han experimentado es profundo y complejo. «Ninguna de las personas que pasaron cincuenta días en cautiverio ha vuelto a encontrarse en este mundo», advierte Yehene. Este comentario no solo es devastador, sino que también nos presenta una pregunta: ¿qué significa realmente volver a la vida después de haber estado en un lugar tan oscuro?

Al igual que en otros contextos de trauma, como quienes experimentan desastres naturales o crímenes violentos, la recuperación no es un camino lineal. ¿Te imaginas intentar reintegrarte a tu vida cotidiana después de haber sentido la amenaza constante de la muerte? Algunas personas que han pasado por experiencias similares necesitan caminar con perros de terapia, mientras que otras se sienten incapaces de separarse de sus seres queridos. Este tipo de dependencia, aunque natural, resuena con todos nosotros: en momentos de crisis, el apego humano es más vital que nunca.

¿Es completa la liberación?

Una de las afirmaciones más impactantes de Yehene es que «hasta que todos los rehenes no regresen, no podrán rehabilitarse completamente». Es un comentario que nos confronta con la naturaleza de la sociedad: ¿realmente podemos avanzar como comunidad cuando algunos de nuestros miembros siguen secuestrados? Es un dilema moral que no se resuelve con una simple respuesta.

Los familiares de otros rehenes, como los Bibas, viven en un estado de espera angustiosa. Ellos saben que hasta que no haya certezas sobre el regreso de sus seres queridos, este no es el final para ellos. En otras palabras, la libertad de uno puede ser solo un recordatorio del sufrimiento de otros. Es casi como una situación en la que un grupo de amigos va a un concierto, y uno de ellos queda atrapado en el tráfico. ¿Puedes disfrutar de la música sabiendo que alguien querido está en problemas?

Respuestas políticas y su impacto en la vida personal

El contexto político de este conflicto es demasiado complejo para desglosarlo aquí en su totalidad, pero hay que mencionar que Israel ha respondido a la liberación de rehenes con la excarcelación de cientos de presos palestinos. Es como un intercambio de fichas en un juego de ajedrez, donde cada movimiento tiene un peso significativo y consecuencias para todos los involucrados. A veces me pregunto: ¿estamos jugando a un juego en el que todos pierden?

Un alto cargo de Hamás ha declarado que el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, «no tiene más opción» que aplicar «hasta el final» el acuerdo de alto el fuego en la Franja de Gaza. Es un recordatorio de que, a menudo, las decisiones políticas se toman en nombre de la gente, pero, ¿son realmente por el bienestar de cada individuo? Este tipo de preguntas nos llevan a la reflexión sobre la responsabilidad de los líderes en tiempos de crisis.

Integración y salud mental

Para aquellos que han sobrevivido al cautiverio, la época post-liberación puede ser un territorio de miedo y confusión. La salud mental se convierte en un aspecto primordial que necesita atención. A veces, se habla del bienestar mental en términos de «superación personal», ¡pero qué lejos está eso de la realidad!

Algunos de los liberados luchan con el estrés postraumático de formas que podemos no imaginar. Este tipo de trauma no solo afecta a los individuos, sino que también se extiende a sus familias y a la comunidad en general. La integración se vuelve una batalla en lugar de un proceso. Entonces, ¿qué se puede hacer para ayudar a estos individuos a reintegrarse y superar su trauma?

Therapy dogs y programas de rehabilitación son un comienzo, pero quizás también necesitamos una conciencia social más profunda sobre el tema. ¿Cómo podemos, como sociedad, brindar apoyo emocional y físico a estos héroes que han enfrentado lo inimaginable?

Conclusión: un camino hacia la esperanza

Narrativas como las de Naama Levy y otros rehenes nos recuerdan que la realidad de la liberación es un territorio complicado, lleno de matices que no siempre son evidentes. La vida no se trata solo de momentos cumbre, sino de lo que viene después: la reconstrucción de uno mismo en medio de las cenizas del trauma.

La historia de estas personas no solo toca nuestras fibras más sensibles; también nos confronta con una pregunta constante: ¿cómo podemos mejorar no solo la vida de aquellos que vuelven a casa, sino también crear un mundo en que esas historias de sufrimiento se vuelvan obsoletas?

Tal vez la respuesta esté en la empatía, en conectar con el dolor ajeno y en trabajar juntos hacia un futuro donde nadie tenga que pasar por lo que Naama y de otros han soportado. Es un camino largo y espinoso, pero uno que vale la pena tomar, y que podría llevarnos no solo a liberaciones individuales, sino a un verdadero entendimiento colectivo de lo que significa ser humano.