En el vibrante escenario de Madrid, las tensiones políticas nunca están ausentes. En el primer pleno del año, celebrado el pasado martes, nuestros queridos representantes se lanzaron al ring de la democracia, listos para defender o atacar según les dictara el corazón —o el porcentaje de votos en las encuestas. La sala estaba llena de expectación; ya saben, como cuando uno va al cine a ver una película de superhéroes: nunca se sabe si acabará en una emocionante pelea o en una comedia de enredos. En esta ocasión, un poco de los dos.

Un homenaje que no llega: el caso de Marisa Paredes

La jornada comenzó con un intento de homenaje a la actriz Marisa Paredes, fallecida en diciembre. Pero ahí estaban PP y Vox, defendiendo su posición con más tenacidad que un niño protegiendo su trozo de pizza en una fiesta de cumpleaños. «¿Homenaje a una figura del arte? ¡No en mi mandato!», parece haber sido la respuesta tácita.

No obstante, su rechazo fue tan inesperado como el final de una película de David Lynch: te deja preguntándote «¿Por qué?» Aunque muchos creían que un simple homenaje uniría a la oposición, PP y Vox decidieron que era más importante enzarzarse en una discusión tipo «quien defiende más la democracia de Venezuela» —lo cual, a decir verdad, es un tema que podría generar debate eternamente, como aquel episodio en el que tu amigo no deja de hablar sobre la teoría de cuerdas.

La contaminación y sus efectos: un cuento ilustrativo

En medio de la batalla verbal, Ignacio Benito, del PSOE, decidió sacar el libro «Teo va a la granja». En su intento de explicarle a los concejales de Vox el impacto de la contaminación en la salud, a uno le podía dar la risa nerviosa o la pena ajena. ¿Por qué? Porque ¿quién no ha querido a veces leerle un cuento a alguien para que entienda un tema tan serio?

“Teo, al igual que nuestros niños, no debe respirar aire contaminado”, decía con fervor Benito. Lo imagino, alzo la voz y poniendo voz de cuento, mientras los concejales de Vox inclinan la cabeza, preguntándose qué demonios tienen que ver las vacas con la contaminación. Pero no se engañen, este esfuerzo del PSOE es más como intentar enseñarle a un pez a volar.

La vivienda en Madrid: ¿más cara que tu cena de Año Nuevo?

Uno de los puntos centrales del pleno, y no por casualidad, fue la crisis de vivienda en Madrid. La concejala Enma López afirmó que los precios de alquiler habían aumentado un 18.6% en el último año. «¿Realmente piensan que con una conversación sobre política van a poner fin a esta locura de precios?», podría preguntarse cualquiera.

En la sala, la portavoz del PP, Engracia Hidalgo, se defendió argumentando que el Ayuntamiento había destinado 860 millones en cinco años para construir 54 promociones de vivienda pública. Aquí es donde uno se queda pensando: «¿54 en cinco años? ¿Dónde están las demás?» Y si eso te parece poco, recuerda que en distritos como Usera, ¡el alquiler ha subido un asombroso 41.6%! A este paso, más de uno tendrá que hacer malabares con sus finanzas para poder vivir en la capital.

Un guiño hacia el pasado: el legado de Manuela Carmena

Rita Maestre, representante de Más Madrid, no se hizo esperar y le recordó a Hidalgo que la mayoría de los proyectos de vivienda asequible iniciados bajo la gestión de Manuela Carmena todavía mostraban sus frutos en tiempos de Almeida. Aquí, el clima se tornó un tanto denso, como si una tormenta se aproximara, con acusaciones volando entre los diferentes bandos. Y, claro, eso se sentía como el deber moral de mencionar a los «buitres y especuladores» que, según Maestre, son los verdaderos responsables de la crisis habitacional.

Es increíble cómo los debates sobre vivienda pueden volverse tan apasionados. ¿Quién no ha soñado alguna vez con tener su propio hogar, donde no hay que compartir la cocina ni poner la música en modo «bajo»?

Obras y atascos: el viaje de la A-5

Por supuesto, si hay un tema que siempre genera ríos de tinta es el del tráfico y la movilidad. Con unas obras en la A-5 que no terminarán hasta finales de 2026 (¡sí, han leído bien!), las voces del PSOE y Más Madrid se alzaron pidiendo soluciones inmediatas. «Mientras los coches estén atrapados en los atascos, ¿qué tal si le damos una oportunidad al transporte público?», sugería la oposición.

Naturalmente, el delegado de Urbanismo, Borja Carabante, se presentó con una actitud de «todo va bien, señora». Negó que hubiera caos y afirmó que el Ayuntamiento había hecho todo lo posible para mitigar los efectos de las obras. «¿De verdad, Borja?», uno se reta a preguntar. Quizás debería haber hecho un tour por la ciudad y ver, de primera mano, cómo se siente estar atrapado en una hora pico.

La política como espectáculo

Al final, entre chistes, acusaciones y demostraciones de resistencia, el pleno de Madrid volvió a demostrar que la política es un espectáculo que difícilmente uno podría perderse. Solo aquellos que son buenos en el arte de la oratoria y en la estrategia de negociación pueden salir airosos de debates monstruosos.

La discussão en torno a la vivienda, la movilidad, y los homenajes olvidados es un recordatorio de que los problemas reales necesitan soluciones reales. A medida que las nuevas generaciones miran hacia el futuro, es esencial que quienes están en el poder lo hagan con responsabilidad, empatía y un sentido de urgencia que hasta ahora ha brillado por su ausencia. En lugar de señalar dedos y responder a preguntas con críticas poco constructivas, ¿por qué no unirse para encontrar soluciones?

Conclusión: juntos por una Madrid mejor

Así que, estimados lectores, aunque la política pueda parecer un terreno de batalla, es crucial recordar que detrás de cada debate caliente hay personas cuyas vidas están realmente en juego. Cada moción, cada crítica, cada aplauso es un paso hacia un cambio real. Y, al final, ¿no es acaso eso lo que todos queremos? Una vida más sencilla, en un entorno más saludable y accesible. Por nosotros y por nuestros hijos.

Quizás sí, quizás no, pero recordemos: el cambio no vendrá solo. Necesitamos un poco de colaboración y mucha menos crítica. Porque, al final del día, todos somos parte de esta gran ciudad que es Madrid, y es nuestro deber cuidarla.