La vida en los pueblos puede ser serena, pero a veces, en un abrir y cerrar de ojos, puede convertirse en un auténtico torbellino de emociones, intereses y decisiones que pueden cambiar el rumbo de toda una comunidad. Pedrosa del Rey, un tranquilo municipio de Valladolid, ha sido el escenario reciente de una fuerte controversia –una especie de “telenovela” rural- que involucra a sus vecinos, al alcalde, y a Libergia, la empresa detrás de un ambicioso proyecto de biometano. Pero, ¿qué está realmente en juego aquí? ¿Es el biometano una opción sostenible o una trampa disfrazada de progreso?

La llegada del biometano: una bomba de tiempo rural

Cuando parte de la realidad pueblerina se asoma al mundo de los negocios, como es el caso de la planta de biometano, la cosa empieza a complicarse. Amparo Rico, una de las habitantes más activas de Pedrosa del Rey, se encontró de repente en medio de una tormenta cuando le informaron sobre los planes de una nueva planta de biometano. Según ella, “lo primero que pensé fue en vender la casa”, y es curioso cómo un pensamiento tan drástico puede surgir en cuestión de segundos. Sin embargo, su historia no terminó ahí. Al hablar con sus vecinos, se dieron cuenta de que la comunidad estaba tan preocupada como ella. Fue el inicio de un movimiento que no podía ser ignorado.

Un pueblo que reacciona

Los cambios nunca son fáciles, y menos cuando llegan de manera sorpresiva. Una tarde cualquiera, un agricultor vio máquinas haciendo catas en tierras cercanas, que resultaron ser propiedad de la familia del alcalde. ¡Bum! El campanazo de alerta sonó. Desde entonces, la inquietud se esparció como la pólvora. “Nunca había visto al pueblo tan indignado”, expresa Amparo, quien claramente ha tomado el liderazgo en esta lucha.

La primera reacción de los vecinos fue organizarse. Desde manifestaciones hasta reuniones, la comunidad se unió para discutir el impacto de la planta. No sólo se trata de biometano, es una cuestión de identidad, de comunidad, de tradición. Cuando uno vive en un pueblo, las decisiones que afectan a la comunidad afectan a cada individuo. ¿No les ha pasado alguna vez sentir que sus vidas pueden cambiar por decisiones que ni siquiera tomaron? Esa sensación de impotencia es lo que estamos viendo en Pedrosa del Rey.

La trama se complica: el alcalde y su silencio

Entre los actores de este drama se encuentra el alcalde José Ramón Fernández (PP), quien ha optado por el silencio. ¿Es inapropiado? Puede que sí. La ausencia de comunicación y transparencia nunca es buena, especialmente cuando se trata de decisiones que pueden afectar a la salud y bienestar de los ciudadanos. Pero, ¿qué puede hacer un alcalde cuando se siente atrapado entre las exigencias de una empresa y la presión de su comunidad?

Los rumores sobre su relación con la empresa crecen. Según documentos del Registro de la Propiedad, las tierras que interesan a Libergia pertenecen a familiares del alcalde. Todo suena un poco turbio, ¿verdad? Los vecinos sienten que el alcalde ha tomado decisiones sin el debido proceso, lo que ha llevado a la desconfianza y aun más a la movilización.

Protestas y escraches: un mensaje claro

Este drama se intensificó cuando cerca de 200 vecinos decidieron llevar su voz a las calles. Las protestas son una forma de expresión, un grito de auxilio que no debe ser silenciado. La concentración terminó en un escrache frente a las casas del alcalde y los concejales, lo que claramente subraya la frustración acumulada entre los vecinos.

Como si se tratara de una historia de suspense, el interés de Libergia en establecer una planta que procesaría hasta 423,7 toneladas diarias de residuos a base de estiércol y purines, ha llevado a muchos a realizar un análisis más profundo sobre los pros y contras de este tipo de proyecto.

¿Impacto ambiental o simple aliciente económico?

En teoría, el biometano se presenta como una solución sostenible. Según Libergia, la planta podría generar 5.020 toneladas de biometano al año y 36.819 toneladas de digestato sólido que podría utilizarse como fertilizante. Pero, ¿realmente compensa todo eso el costo social que implica?

Amparo y sus vecinos están preocupados por los olores desagradables que puedan emanarse de la planta, o por la actividad frenética que implicaría el tráfico de 40 camiones de gran tonelaje al día. Imaginemos que, al salir de casa, nos encontramos con un desfile de camiones. ¿A quién le gustaría ese espectáculo cotidiano?

¿La solución para la “España Vacía”?

El gobierno de Castilla y León ha promocionado casos como el de Pedrosa del Rey como una forma de combatir la España Vacía y fomentar el desarrollo local. Sin embargo, esto se choca con la percepción de los habitantes, quienes no ven en la planta una oportunidad real para mejorar sus condiciones de vida. “Se están llenando nuestros pueblos de macrogeneradores de problemas, pero ¿dónde están las soluciones?”, critica otro vecino.

Las voces de otros pueblos

Algunos vecinos de localidades cercanas también se han manifestado. Villalar de los Comuneros, Morales de Toro, y hasta Casasola de Arión tienen sus preocupaciones sobre el efecto que el biometano podría tener en sus economías y estilos de vida. La realidad es que cuando un proyecto de este tipo llega a un pueblo, las consecuencias son regionales.

Luis Alonso Laguna, alcalde de Villalar de los Comuneros, expresó que aunque descartaron la instalación de la planta en su pueblo, tienen la mirada puesta en que “esto puede incitar a otras empresas a poner aquí sus granjas”. La perspectiva de más granjas tampoco entusiasma a nadie, especialmente a aquellos que valorarían el aire fresco y el paisaje sin el estigma de los purines por todas partes.

Se necesita diálogo: una lección de democracia

La falta de respuesta del alcalde y la empresa sólo alimenta el resentimiento entre los vecinos. La gente busca respuestas, no solo yes y no. Quieren conocer las implicaciones reales de construir una planta de biometano tan cerca y cómo esto se adapta a sus vidas. En vez de un enfoque de “todo o nada”, es crucial abrir un espacio para el diálogo. ¿Podemos realmente aprender de esto? Con cucharadas de ineficiencia política y desconfianza comunitaria, las soluciones no se encuentran solas.

Reflexiones finales: el futuro de Pedrosa del Rey

El dilema que enfrenta Pedrosa del Rey es un microcosmos de muchos problemas que enfrentan comunidades en todo el mundo. Dentro de la lucha entre el desarrollo económico y la conservación comunitaria, se encuentra la pregunta sobre el tipo de futuro que queremos construir.

Así que aquí estamos, en un momento donde el biometano se presenta como una solución, pero la respuesta de la comunidad sugiere que la paz social tiene un precio aún más alto. La verdadera cuestión es si Pedrosa del Rey podrá encontrar un camino hacia adelante que respete tanto su riqueza natural como la voz de sus ciudadanos. Porque, al final del día, lo que realmente debería importarnos es si estamos trabajando juntos hacia un futuro que beneficie a todos.

En un mundo que se mueve rápidamente hacia la sostenibilidad, nunca debemos olvidar que el verdadero progreso se mide no solo en números, sino también en la calidad de vida de las personas que habitan un lugar. ¿Puede Pedrosa del Rey encontrar ese equilibrio? Solo el tiempo lo dirá.