¡Ah, la política! Ese emocionante mundo donde se entrelazan drama, odio y, a veces, algo que podríamos llamar “decencia”. Este loable espacio debería ser sagrado, donde las ideas se debaten civilizadamente y la memoria colectiva se preserva para aprender del pasado. Sin embargo, el reciente incidente protagonizado por Gabriel Le Senne, presidente del Parlament balear y afiliado de Vox, ha puesto a prueba los límites de este sagrado espacio. Así, la anécdota reciente donde Le Senne rasgó la imagen de figuras históricas como Aurora Picornell y las activistas Maria y Antònia Pascual está dejando una estela de confusión y controversia que no podemos pasar por alto.

El auge de la tensión política en Baleares

Para ser directos, lo que ocurrió durante un debate sobre la derogación de la Ley balear de memoria democrática el 18 de junio fue, como diría mi abuela, “una falta de respeto”. Muchos de nosotros hemos estado en debates acalorados, donde el calor del momento puede llevarnos a decir o hacer cosas de las cuales nos arrepentimos. Pero, rasgar una foto de las “Rojas del Molinar” en pleno debate sobre memoria histórica es, como mínimo, un acto provocador que deja a muchos preguntándose: ¿somos realmente tan insensibles a nuestra historia?

La resolución del juez ha sido clara: la acción de Le Senne no solo «lesionó la dignidad de las personas y sus familiares», sino que también representó un acto en contra de la memoria histórica y de un colectivo que ha luchado por recordar a quienes cayeron durante el franquismo. Hablar de la guerra civil y sus consecuencias siempre es complicado; es un terreno donde el dolor y la política a menudo chocan de manera violenta.

¿Un acto accidental o intencionado?

Le Senne ha presentado su acto como “accidental”, argumentando que su intención era preservar la «neutralidad» del debate. Esto me lleva a preguntar: ¿realmente creemos en las casualidades en la política? Una vez, en una reunión familiar, accidentalmente derramé vino sobre el mantel. La verdad, el caos no estuvo en el vino, sino en cómo intenté explicarlo. ¿Fue realmente un accidente? La defensa de Le Senne tiene una altísima carga de incredulidad. Las palabras del juez, sugiriendo que había “indicios suficientes” para creer que existía una intención de menospreciar, no suenan a capricho; más bien, reflejan un contexto más profundo.

Imagina que estás en el debate. Una figura política decide olvidarse de la historia y actúa en contra de la memoria colectiva de un pueblo. Es como si alguien, en un concurso de gastronomía, decidiera hacer un plato sin ingredientes, sin especias, solo… agua. Entiendo que la política debe ser un espacio para el debate, pero parte de la base de que debemos aprender del pasado. Y borrar la memoria de quienes lucharon por la libertad, al igual que intentar eliminar un ingrediente esencial de un platillo, es, al menos, un intento fallido.

El trasfondo de la Ley balear de memoria democrática

Antes de entrar en más detalles, es crucial hablar sobre la Ley balear de memoria democrática, la cual pretende espiritualizar la historia, dándole voz a aquellas que fueron silenciadas. Esta ley busca no solo honrar la memoria de las víctimas, sino también destacar la violencia y la represión ejercida contra las mujeres durante la Guerra Civil y la dictadura franquista.

¿Qué significa esto para nosotros hoy? Significa que recordar y honrar estas figuras es una manera de construir un futuro donde los errores del pasado no se repitan. Esta ley es como el director de orquesta que intenta mantener la armonía en la interpretación de la historia de nuestra comunidad.

Le Senne y Vox: fricción en la memoria histórica

El partido político Vox ha sido un capítulo complicado en la historia política de España. Aunque muchos de sus seguidores consideran que su mensaje es de “patriotismo” y de restablecer una “gran España”, es hora de mirar la realidad de sus acciones. En muchas ocasiones, su falta de condena hacia el régimen franquista muestra una falta de empatía hacia las heridas aún abiertas en nuestra memoria colectiva.

¿Se imaginan una sociedad sin memoria? Podrías ir a un evento social y olvidarte completamente de tus raíces. Es como no recordar nunca cuántas raciones de tarta has comido en una fiesta de cumpleaños. Eventualmente, se olvidaría el sabor, y eso es algo que no podemos permitirnos.

La respuesta de la sociedad balear

Ante este tipo de actos, la sociedad balear no se ha quedado callada. Grupos como Memòria de Mallorca, Estimada Aurora, y partidos políticos como el PCE y el PCPE han levantado la voz. Exigen que los crímenes del pasado no sean tratados como chistes en un monólogo sobre política absurda. Es como cuando descubres que dejaste de lado tus obligaciones: te enfrentas a una llamada de atención.

Esto me recuerda una historia personal. Hace unos años, asistí a una reunión donde se discutía sobre la reforma de políticas educativas. Cada vez que alguien mencionaba la importancia de recordar las lecciones del pasado, un compañero siempre decía: «pero eso es historia». Mi respuesta siempre fue: «la historia es la brújula, sin ella, estamos perdidos». Así de simple y vital es.

Un escenario judicial que promete

El auto del juez en este caso da un plazo de diez días a la Fiscalía y a las acusaciones para que se decidan por el sobreseimiento de la causa o por abrir juicio oral. La expectativa es palpable. Los descendientes de Aurora Picornell y las activistas asesinadas claman justicia; no solo por sus familiares, sino también por un respeto hacia todas las víctimas del franquismo.

Pero, seamos honestos, el proceso judicial puede parecer una maratón sin final. Desde la presentación de evidencias hasta las declaraciones en el juicio. Sin embargo, lo que está en juego no es solo el futuro de Le Senne, sino la salud de nuestra sociedad. Las decisiones que tomemos hoy definirán no solo nuestro contexto político, sino también cómo futuras generaciones recordarán este capítulo.

Un ecosistema político en jaque

No podemos ignorar la postura del PP, quien fue crucial para la continuidad de Le Senne en el poder. Su decisión de permanecer en silencio se asemeja a no querer ver un tren en dirección a un abismo. Cuando una figura política muestra comportamientos que afectan la dignidad y la memoria de tantos, uno podría preguntarse: ¿fue un acto de estrategia política o una falla de empatía en tiempos de crisis?

La gobernante del PP en Baleares, Marga Prohens, se posicionó inicialmente a favor de la destitución de Le Senne. Sin embargo, este vaivén muestra cómo el poder político puede ser un juego peligroso e impredecible. Las palabras pueden volverse tan afiladas como un cuchillo en manos inexpertas.

La importancia de la memoria colectiva

Regresemos a la idea de la memoria colectiva. La historia nos ató a un legado que no podemos ignorar. Olvidar lo que ha pasado es como intentar escribir una novela sin recordar a los personajes principales. ¿Dónde está el arco narrativo? Y más importante aún, cuando olvidamos a aquellos que cayeron en nuestra búsqueda de libertad y justicia, ¿acaso no estamos condenándonos a repetir la historia?

Como diría el famoso filósofo George Santayana: «Quienes no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo». Este comentario resuena más que nunca en tiempos donde el extremismo parece estar resurgiendo con fuerza.

Reflexión final: un llamado a la acción

Así que, mientras el caso de Gabriel Le Senne sigue en el aire, reflexionemos sobre la importancia de recordar, de honrar y de dar voz a aquellos que no pudieron hablar. No se trata solo de un político en problemas, se trata de la lucha por la memoria y la dignidad de un pueblo.

¿Qué futuro queremos construir? Esa es la pregunta que nos debería mantener despiertos por las noches. Está claro que nuestra historia nos ha traído hasta aquí, y el camino hacia adelante necesita ser construido sobre la base de la verdad, la justicia y el respeto por la memoria de todos aquellos que lucharon por nuestras libertades.

Así que, ¿qué opinas de todo esto? ¿Estás de acuerdo en que la memoria es esencial para nuestra identidad y futuro? Seamos sinceros: no podemos permitir que el pasado se convierta en un comentario de pie de página en la historia que estamos escribiendo juntos. Y ahí, amigos míos, es donde empieza nuestra auténtica lucha.