La zarzuela, ese género musical que, a menudo, se sitúa en la sombra de la ópera, ha comenzado a vivir una especie de renacimiento en estos últimos años. Ahora, gracias a producciones como la que se presenta en el Teatro de la Zarzuela, podemos apreciar cómo obras como ‘Marina’ se recargan de significados y emociones para conectar con el público actual. De hecho, entre el 9 y el 26 de octubre, este clásico de Arrieta se presenta en una nueva producción que promete no solo homenajear el trabajo original, sino también darle un giro fresco y contemporáneo.
Un viaje al pasado: La historia de ‘Marina’
Para aquellos que no estén familiarizados con la trama, ‘Marina’ es una obra que se desarrolla en Lloret de Mar, una joya de la costa gerundense. La narrativa gira en torno a amores cruzados, un entramado de anhelos y decepciones donde la protagonista, Marina, espera con ansias la llegada de Jorge, un marino que representa su único lazo familiar. Pero aquí es donde las cosas se complican: Marina se encuentra atrapada entre los sentimientos que la vinculan a Jorge y las intenciones de Pascual, un astillero que la quiere para sí. ¿Te suena a una telenovela? ¡Lo es, pero con música!
Personalmente, no puedo evitar recordar las historias de amor de mi adolescencia, donde los enredos eran el pan de cada día. Uno siempre recuerda esos primeros amores con cariño, aunque uno que otro fuera un completo desastre. Ah, la vida, con sus adolescencias llenas de malentendidos y «amores platónicos», ¿verdad? Seguro que muchos de ustedes han estado allí.
La dirección: Un enfoque nuevo
La dirección de este montaje bajo la mano de Bárbara Lluch presenta un enfoque fresco. A menudo, se nos habla de cómo la juventud y el amor pueden ser complicados, y Lluch ha tomado esta idea para reinterpretar a los personajes. En una reciente entrevista, comentó que, durante un vuelo, se sintió tan frustrada con la conceptualización de la obra que llegó a tirar la partitura. ¿A quién no le ha pasado eso, verdad? Aquí es cuando pensamos en dejar todo y dedicarnos a algo más simple, como objeto decorativo del salón.
Sin embargo, el momento «Eureka» llegó cuando recordó una línea que dice Marina: «¡Qué idea a iluminarme viene para saber si Jorge me ama o no!». De repente, se dio cuenta que todos sus personajes (como muchos de nosotros en nuestra juventud) se encuentran atrapados en sus inseguridades y miedos. Así que, en vez de presentar una obra trágica, decidió darle un enfoque más luminoso. Porque, al fin y al cabo, la vida adolescente tiene sus altas y bajas, pero también está llena de brillo y esperanza.
El repertorio: Grandes voces
El elenco también está plagado de talento, con un doble reparto que incluye a las sopranos Sabina Puértolas y Marina Monzó. Por otro lado, los tenores Ismael Jordi y Celso Albelo interpretan el papel de Jorge. Sin embargo, el verdadero reto aquí es el impacto que tiene el legado de otros grandes como Alfredo Kraus en este papel. ¿Cómo se vive bajo esa sombra? Un peso bastante considerable, pero que también puede ser motivador.
Imagina subir al escenario sabiendo que con cada nota que emites, hay un legado que se espera, una tradición que se respeta. Es un juego delicado: ser innovador mientras honras lo que ya ha sido.
Un escenario de belleza y luz
Dicho esto, la escenografía se presenta como un reflejo del mismo mar que rodea a Lloret. La colaboración de Daniel Bianco y su equipo ha creado un espacio escénico que no solo es visualmente atractivo, sino que permite a la historia cobrar vida. Lluch ha insistido en la idea de que, aunque los personajes lidian con sus dilemas amorosos y sentimientos contradictorios, hay una belleza que debe reflejarse en el escenario.
“Vivimos en un mundo muy feo, con la guerra rodeándonos. Hay que llevar luz y belleza al escenario”, dice Rubén Amoretti, quien interpreta a Pascual (sí, el clásico «amigo»), y con razón. A veces, debemos recordar que, incluso en los momentos oscuros, hay espacio para la luz. Esto resuena especialmente con todos nosotros en tiempos difíciles, donde encontrar un rayo de esperanza es crucial.
La música como ligadura
La música juega un papel fundamental en ‘Marina’. Directores como José Miguel Pérez Sierra han buscado una manera de reinterpretar la partitura, a menudo considerada «aburrida», y proponer algo nuevo. Pérez Sierra ha mencionado que la comparación de ‘Marina’ con otras obras de su época es inevitable, pero en lugar de enfocarse en lo que no funciona, ha decidido capitalizar lo que hace que ‘Marina’ sea única.
Visualiza esto como cuando intentas cocinar un plato típico de tu familia; puedes tener las mismas recetas, pero el toque personal siempre hace la diferencia. Así, ______ cada nota de la partitura se convierte en una extensión de las emociones de los personajes, llevando al público a un viaje épico a través de la música.
Reflexiones sobre el amor y la inseguridad
Bárbara Lluch capta perfectamente la esencia de esos primeros amores adolescentes, donde cada decisión parece crucial. Ella misma comparte reflexiones sobre las inseguridades relacionadas con el amor. Recordando una conversación con amigas que juraron entrar en un convento tras una ruptura amorosa (¡qué drástico, ¿no?!), nos recuerda que todos hemos lidiado con los altibajos de las relaciones en un momento u otro.
Piensa por un momento: ¿cuántas veces te has encontrado en una situación en la que una pequeña acción o decisión podría llevarte a un camino nuevo? Es una presión constante, pero quizás también sea lo que haga que la vida sea tan emocionante. Las emociones son confusas, pero esa es la condición humana, tal como señala Lluch.
¿Una zarzuela de luz, amor y pasión?
La producción de ‘Marina’ no solo se presenta como un acontecimiento artístico, sino también como un recordatorio de la tradición española que todavía puede resonar en nuestros corazones hoy. La búsqueda de amor y la confusión de la juventud son problemas universales que siguen tan vigentes como en la época en la que Arrieta escribió esta zarzuela. Puede que el lenguaje y el contexto cambien, pero las emociones rondan siempre.
Así que, si tienes la oportunidad de ver ‘Marina’, pregúntate: ¿Qué pasaría si este rendimiento me lleva a repensar mis propias experiencias? Quizás sea una invitación a ayudarte a ver el mundo con un nuevo enfoque. Porque, al final, la zarzuela (y ‘Marina’ en particular) son más que solo música; son un reflejo de nosotros mismos y de las complejidades del ser humano.
Así que la próxima vez que pienses en el amor, en esos días confusos de la adolescencia, recuerda: la zarzuela está aquí para recordarte que todos estamos juntos en este viaje caótico y hermoso que es la vida. ¡Y quién sabe! Tal vez te atrevas a descubrir un poco de esa luz y belleza que Barbada Lluch busca llevar al escenario en cada interpretación de ‘Marina’.