La política puede ser un circo, y si hay alguien que sabe cómo actuar en la carpa de ese circo, ese es Donald Trump. Recientemente, el expresidente volvió a la Casa Blanca y, como era de esperar, su regreso no fue solo una firma de decretos. Más bien, fue un espectáculo cinematográfico digno de un Oscar, pero sin los rigores de un guión. ¿Qué ocurrió realmente en ese momento que puede considerarse un novedoso capítulo en la relación entre Trump y los medios? Acompáñame a explorar este torbellino informativo.

Un espectáculo de improvisación y sin filtros

Cuando Trump se sienta en esa mítica silla detrás del Despacho Oval, las cosas tienden a volverse interesantes. En una especie de acto de magia, se convierte en el maestro de ceremonias, y a los periodistas les toca ser su público cautivo. Durante un intercambio de más de 45 minutos, dejó claro que no había ningún tema prohibido. Desde aranceles hasta la Coca-Cola Light, pasando por, sorprendentemente, una mención confusa de España y los BRICS.

¿No les parece que a veces se siente como si estuvieras en una clase de improvisación en lugar de una conferencia de prensa? En sus propias palabras, Trump miró a los periodistas y, con una media sonrisa que probablemente dice más de lo que él mismo cree, lanzó la pregunta: «¿Esto también lo hacíais con el tipo de antes?» Huelga decir que hay un pacto no escrito en la política: los expresidentes suelen ser menos accesibles. Pero Trump es como ese amigo que, a pesar de que todos lo critiquen, siempre termina acaparando la conversación en las reuniones.

¿Dijo qué? La confusión sobre España y los BRICS

La respuesta de Trump sobre España y los BRICS hizo que más de uno se llevara las manos a la cabeza. Para aquellos que no están versados en terminología geopolítica, el BRICS es un grupo de economías emergentes que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. La idea de que España, un país de la Unión Europea, forme parte de este club exclusivo es un tanto risible, y no voy a mentir: es uno de esos momentos que desearías tener en un bucle infinito solo para disfrutar de la locura.

Lo cierto es que, en un contexto en el que las relaciones internacionales son siempre un tema delicado, este comentario no solo sumió a los presentes en el desconcierto, sino que colocó al Gobierno español en la posición incómoda de tener que reafirmar su posición con respecto a EE.UU. y aclarar que, efectivamente, no formamos parte de los BRICS.

Aunque a veces me pregunto si realmente alguien entiende las declaraciones de Trump… Pero así son las cosas en la vida política contemporánea: nunca estás seguro de si el presidente está bromeando, confundido, o si realmente tiene un punto.

La danza con los medios: amor y odio intermitente

Uno debe preguntarse, ¿por qué Trump se siente tan cómodo desafiando a los medios, a pesar de que los ha llamado «enemigos del pueblo»? Para él, estas ruedas de prensa no son solo una forma de comunicarse, son el escenario donde puede rehacer su narrativa. A sus 78 años, sigue siendo notablemente accesible y, en su estilo característico, disfruta del enfrentamiento. Esto se traduce en una suerte de «reality show» que no solo mantiene a los periodistas ocupados, sino que también garantiza una cobertura mediática constante.

Contrastando esto con la Administración de Biden, que ha estado marcada por un secretismo notable, es evidente que cada declaración de Trump es una jugada que intenta controlar el discurso. Recuerdo aquel día en el que, mientras estaba en una reunión de trabajo, un colega me mostró un video de la última rueda de prensa de Trump. Su habilidad para captar la atención y llevar un tema hacia donde él quiere es, honestamente, digna de admiración.

Estrategias de medios: ¿cómo logra el caos?

La estrategia de Trump parece ser: si no puedes esconderte, haz ruido. Su regreso ha estado marcado por la sensación de un torbellino informativo. Durante su primera jornada, no solo declaró una «emergencia en la frontera», sino que también lanzó advertencias serias dirigidas a España, Panamá, México y hasta China. Pero, ¿es realmente efectivo este enfoque caótico?

A veces me pregunto si él mismo es consciente del impacto que tiene. Recuerdo una conversación con un amigo que no era muy aficionado a la política. Le animé a ver algún clip de estos momentos de Trump. Su comentario fue sencillo: «Es como un coche de choque, no se sabe a dónde va a parar, pero no puedes dejar de mirar». Este es el tipo de reacción que Trump busca públicamente.

Un nuevo gabinete, pero la misma historia

La llegada de Susie Wiles, a quien Trump apoda “la dama de hielo”, como parte de su nuevo equipo, sugiere una intención de manejar las cosas de manera más organizada. Su presencia indica que el equipo de Trump busca una dinámica diferente. Wiles se muestra calmada y observadora, permitiendo que Trump fluya en sus respuestas, pero al mismo tiempo controla el caos en una especie de equilibrio precario.

Esto me recuerda a esas cenas familiares donde tienes un pariente que intenta mantener la paz entre todos, mientras uno de los miembros comienza a contar esa historia que todos prefieren evitar. ¿Por qué la gente continuamente se siente atraída hacia lo inesperado? Quizás porque en un mar de banalidades y formalidades, lo inesperado aporta un toque de emoción.

Reflexiones finales

A medida que Trump comienza este nuevo mandato, es natural preguntarse: ¿conseguirá mantener su estilo de «todo vale» en la política actual? O tal vez este regreso sea solo un eco de lo que ya hemos visto, un ciclo interminable de estrategias de distracción y, a veces, pura confusión.

Como observador de la política, es fascinante y a la vez frustrante seguir el ritmo frenético de la actualidad en la Casa Blanca. Pero una cosa es cierta: con Trump, cada momento promete ser impredecible. Así que, aquí estamos, listos para la próxima función. ¿Quién necesita Netflix cuando tienes la política en su mejor actuación?