El sonido de los camiones llenos de personas y pertenencias es ahora una de las melodías más comunes en la devastada Franja de Gaza. ¡Imagínate la escena! Miles de personas, cargando tiendas de campaña, ropa y recuerdos, regresan a un hogar que, en muchos casos, ya no existe. Si esto no se siente como un episodio de una serie dramática de Netflix, no sé qué lo sería. Este regreso, marcado por el reciente alto al fuego entre Hamás e Israel, viene tras más de 15 meses de conflictividad que ha dejado a su paso un panorama desolador.

El paisaje apocalíptico de Gaza

Cuando los gazatíes comenzaron su travesía de regreso, no solo fue un viaje físico; fue una especie de acto de fe. Dimensiones de la esperanza y la desesperación se entrelazan—camiones, carretas tiradas por burros, y un sinfín de jóvenes decididos a reencontrarse con sus hogares, aunque muchos de ellos ya no son más que ruinas. Esto me recuerda a cuando volví a casa tras un periodo en el extranjero y encontré mi viejo cuarto tal como lo había dejado, excepto por un pequeño detalle: ¡mi madre había vendido todo lo que había dentro! En su defensa, ella siempre ha creído que «menos es más». Pero lo que los gazatíes enfrentan ahora es mucho peor. Las palabras de Walid Aboud Jiab, quien encontró su hogar convertido en escombros, son, en efecto, desgarradoras: «No queda nada, se ha vuelto inhabitable.»

La alegría entre la devastación

Sin embargo, no todo es pesimismo. Entre las ruinas, he podido leer sobre micro-explosiones de alegría: jóvenes formando una «V» de victoria y proclamaciones de esperanza. Uno de los regresantes exclamó, lleno de emoción, «¡Voy a Rafah!» Words that ring loud in a place that has seen so much sorrow. La resiliencia humana es impresionante, ¿no? Piensa en eso. Mientras otros se desmoronan ante la adversidad, hay quienes encuentran la fuerza para luchar.

La dura realidad del regreso

Pero la realidad es a menudo dura. Aunque muchos estén deseando regresar a sus casas, probablemente tendrán que hacer campamento en condiciones precarias, como ya lo han hecho muchos gazatíes que apenas han tenido tiempo para reaccionar. «Viviremos aquí hasta que reconstruyan nuestras casas», afirmaron algunos. Al igual que cuando vas a un evento, te das cuenta de que has olvidado tu chaqueta y necesariamente tienes que hacer la vida con un par de mantas, lo que se traduce en no tener suficientes comodidades hasta que puedas acomodarte de nuevo.

El impacto de la guerra en la infraestructura

No se trata únicamente de casas en ruinas. La ONU ha señalado que Gaza ha experimentado un nivel de destrucción «sin precedentes en la historia reciente». Y aunque este dato podría sonar sorpresivo, no debería. En mi vida he visto cosas que, honestamente, parecen sacadas de una novela de Cormac McCarthy… menos el glamour literario, por supuesto.

El coste de la reconstrucción es… bueno, desorbitado. Los expertos predicen que los gazatíes se enfrentarán a un largo periodo de reconstrucción; quizás el nuevo «gran proyecto de infraestructura» que todos esperamos para la región, pero que no necesariamente se cumplirá con los fondos prometidos o con la rapidez deseada. ¿Cuántas veces hemos oído que algo se va a solucionar pronto, pero seguimos esperando? Como cuando tu amigo promete que llegará puntualmente a la cena y se presenta una hora después… ¡pero con un postre espectacular!

Atrapados entre la guerra y la paz: el corredor de Netzarim

Y aquí está el truco: el corredor de Netzarim. A pesar de que el alto al fuego ha sido implementado, la vida sigue en pausa para algunos. La milicia israelí ha mantenido la división del territorio, lo que complicará los intentos de desplazados de regresar de manera segura a sus hogares. ¿Qué tipo de paz es esta, si aún hay barreras visibles e invisibles que hay que sortear? Es un poco como cuando a tus amigos les encanta planear una escapada de fin de semana, pero nadie logra ponerse de acuerdo en el destino ideal y, al final, se termina cancelando.

Las excavadoras como símbolo de esperanza

En medio de todo esto, hay una señal de acción que no debe ser ignorada: las excavadoras han comenzado el trabajo de retirada de escombros en Gaza. Esto, a primera vista, estará lejos de ser un remedio milagroso, no obstante, representa un paso necesario en la restauración de la normalidad. La facilidad con la que esas máquinas pueden aplanar lo que ha tomado años de esfuerzo construir es irónico, pero también es un recordatorio de que, así como un área puede ser devastada, también puede ser restaurada, aunque probablemente no sin cicatrices que recordarán el tormento pasado.

Construyendo para el futuro

El viaje hacia la reconstrucción será arduo. Para aquellos gazatíes que luchan por encontrar esperanza mientras recogen los trozos de sus vidas, es fundamental recordar que la resiliencia es una forma poderosa de resistencia. Como alguien que ha tenido que reconstruir ciertos aspectos de su vida después de crisis personales, creo que la comunidad estará a la vanguardia de este renacer, así como siempre lo ha estado. Las relaciones entre vecinos se forjan en el fuego de la dificultad y la unidad, y ese tejido social en Gaza será vital en los próximos años.

Reflexiones finales: el papel del mundo

La comunidad internacional debe estar atenta a lo que sucede en Gaza después de este alto el fuego. Deberíamos hacer más que simplemente mirar desde la distancia; se requiere acción. ¿Qué estamos dispuestos a hacer en nombre de la humanidad? Si tan solo fuera tan fácil como poner «fin» en nuestras redes sociales… pero es mucho más complicado. La vida en Gaza ha dejado huellas profundas, y mientras los ciudadanos hablan de sus sueños y esperanzas, nosotros debemos escuchar y apoyar sus esfuerzos de reconstrucción.

Aunque el camino sea difícil, la esperanza puede brillar incluso en la oscuridad. Porque, al final, el regreso a casa implica mucho más que volver físicamente a un lugar; se trata de recuperar la fe, el amor y el sentido de comunidad que hace que un hogar sea verdaderamente un hogar. Así que, la próxima vez que pienses que tu tarde fue difícil porque te olvidaste de llevar tu almuerzo al trabajo, recuerda que otros están lidiando con retos mucho más grandes.

Dejemos que la humanidad prevalezca y que los gazatíes tengan la oportunidad de tocar el cielo en su propia tierra.