El sol brilla intensamente sobre las aguas del Mediterráneo y, mientras los turistas disfrutan de su día en la playa, un fenómeno inquietante y, a veces, absurdamente cómico se despliega en las profundidades de la lucha contra el narcotráfico en España. ¿Alguna vez te imaginaste que la lucha contra el crimen podría estar salpicada de humor y TikTok? La realidad del ‘petaqueo’, las redes que se dedican a suministrar combustible a las narcolanchas, no solo refleja un problema grave de seguridad, sino que también nos ofrece una mirada absurda a la vida de los que, a pesar de ser criminales, parecen actuar como si estuvieran en un videoclip musical.
¿Qué es el petaqueo?
Antes de sumergirnos en este fenómeno de risas y preocupaciones, aclaremos qué es el petaqueo. Este término se refiere al tráfico de combustible que abastece a las narcolanchas que operan en la costa española. Desde 2018, el gobierno español prohibió el uso de estas embarcaciones rápidas, que se convirtieron en las mejores aliadas de los narcotraficantes. Pero, ¿qué pasa cuando una organización criminal necesita seguir operando a pesar de las restricciones? Ahí es donde entran los petaqueros, quienes se especializan en suministrar combustible a las embarcaciones en alta mar.
Un negocio lucrativo
La operación es, de hecho, un negocio bastante lucrativo. Con un costo de aproximadamente 45 euros por una petaca de 25 litros de combustible, los petaqueros pueden vender cada una por hasta 300 euros. Suena a una inversión bastante inteligente, ¿verdad? Pero lo que comienza como un negocio puede rápidamente convertirse en un cuento de terror, especialmente si consideramos que a menudo tienen que navegar en embarcaciones que pueden ser instantes de explosión debido a la cantidad de combustible a bordo. ¡Imagina el estrés! Un mal movimiento y la cosa puede volar en pedazos. Pero ellos, con una sorprendente confianza, continúan.
La vida de un petaquero: entre el peligro y el ritmo
Recientemente, se hizo viral un video en TikTok donde algunos petaqueros, con la cara cubierta pero con el espíritu impune, estaban ‘perreando’ en alta mar, montados en una narcolancha llena de garrafas de combustible. ¿Quién lo necesita? La mayoría de nosotros solo queremos disfrutar de un buen día de playa, lejos de las preocupaciones de la vida moderna. Pero estos chicos decidieron que lo mejor era combinar su negocio con una fiesta. Tal vez el ritmo de «Mientes tan bien», de Pirómano, les hizo sentir invencibles.
«¿Te imaginas tener tanto descaro? ¿Te parece que viven al límite o simplemente no tienen miedo?», podría ser algo que muchos se preguntan. Es, sin duda, un equilibrio extraño entre la audacia de un narcotraficante y la irresponsabilidad de un adolescente que, sin pensar, se graba haciendo tonterías en una fiesta.
Los riesgos del petaqueo
Imagina tú, ahí en medio del océano, cargado de gasolina, perreando y mientras, ¡zas!, con un simple encendedor, todo se convierte en una escena de acción de Hollywood. Sin embargo, esto no es una película: es la vida real de los petaqueros. Y el riesgo que corren es absoluto. Si alguna chispa provoca una explosión, puede no solo acabar con su día de fiesta, sino con sus vidas y la de sus compañeros.
La respuesta de las autoridades
Frente a esta alarmante situación, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han hecho esfuerzos significativos para desmantelar estas redes de petaqueo. Han logrado desbaratar algunas organizaciones en Andalucía, pero la realidad es que estos petaqueros se están haciendo cada vez más fuertes. Y aquí viene la parte insólita: parece que la policía necesita un plan mucho más robusto para seguir el ritmo de estas fiestas en el océano.
El sindicato de la Guardia Civil, Jucil, ha expresado su preocupación sobre esta proliferación de embarcaciones que operan con total impunidad. “Las narcogasolineras han proliferado como setas” —una declaración que no puedo evitar encontrar un tanto poética—. Según ellos, lugares como Chiclana y el río Guadalete se han convertido en puntos de entrada para el combustible que alimenta estas narcolanchas.
Riesgo de infracciones en el mar
Una de las preocupaciones de Jucil es la falta de recursos y personal. “La falta de medios y personal de los que disponemos es algo conocido por los narcos y ante esta situación se desenvuelven con total descaro”, advierte el sindicato. Pasan el día y la noche surcando las aguas, y uno no puede evitar preguntarse: ¿el dinero realmente vale la pena?
Es evidente que se está creando un grave problema social y de seguridad. Las estadísticas hablan por sí solas: en 2023, se avistaron un 48% más de embarcaciones encargadas del suministro de combustible. Las cifras son escalofriantes, como la sensación de ver un carro de helados al que no puedes resistirte, pero sabes que contiene todos esos ingredientes que hacen a un suflé volar en la cocina.
¿Qué se está haciendo al respecto?
Por suerte, las autoridades no están con los brazos cruzados. En diciembre pasado, se aprobó en el Senado una proposición de ley para que el ‘petaqueo’ sea penado con hasta ocho años de cárcel. Sin embargo, esto todavía tiene que pasar por el Congreso de los Diputados. La pregunta es, ¿será suficiente para detener estos actos audaces? De ser así, uno podría imaginar un futuro en el que los petaqueros piensen dos veces antes de poner un pie en esa narcolancha.
¿Qué más se puede hacer?
Ernesto Vilariño, secretario general de Jucil, también habla de la necesidad de más medios técnicos y humanos. “Nos enfrentamos a grupos mejor organizados y con muchos medios, tanto marítimos como de comunicaciones y tecnología”. ¿Cuántos de nosotros hemos pensado una vez que un par de buenas herramientas nos serían útiles en nuestra vida diaria? Imagínate la frustración de esas autoridades que deben manejar una situación así sin el equipamiento adecuado.
Es un dilema épico y surrealista: por un lado, los petaqueros haciendo vídeos de TikTok e invocando su impunidad y, por otro, las autoridades preocupadas por su seguridad y el orden público. ¿Dónde está el equilibrio?
Conclusión: una compleja red de humor, riesgo y legalidad
Así que ahí lo tienes: el mundo del petaqueo es un reflejo de lo absurdo que puede llegar a ser el narcotráfico en España. Las sonrisas que provoca, la inquietud que genera y, sobre todo, las preguntas que deja en el aire. Tal vez la lucha contra el narcotráfico no debería ser solo una cuestión de prevención y aplicación de la ley, sino también de contención del absurdo.
Es un reto mayúsculo para las autoridades, un fenómeno cultural en constante evolución y un recordatorio de que el lado oscuro del ocio a veces puede ser realmente divertido, pero también enormemente peligroso. ¡Aquí estamos, riendo en la cara del peligro y esperando que algún día todo esto pase a ser una anécdota del pasado!
Así que, la próxima vez que veas a alguien bailando en un video de TikTok, pregúntate: ¿quién sabe? Tal vez estén en medio de una operación de petaqueo y no solo estén disfrutando de un buen día. Al final, todos estamos buscando el ritmo de la vida, aunque algunos decidan llevarlo al extremo en alta mar.