La OTAN, esa unión de países que a veces parece un club exclusivo de miembros con privilegios, está otra vez en el ojo del huracán. Recientemente, el primer ministro polaco, Donald Tusk, lanzó una bravísima crítica a ciertos aliados de la OTAN, como España, que no alcanzan el objetivo del 2% de inversión en defensa respecto a su PIB. Una discusión que, admitámoslo, puede parecer densa pero se entrelaza con temas de vital importancia para la seguridad global. ¿Por qué, te preguntarás, debería importarnos esto?

¿Por qué es importante el 2% del PIB?

Me acuerdo de la primera vez que escuché sobre esa cifra del 2% en una conversación entre amigos, y uno de ellos bromeaba diciendo que era el 2% de la cantidad de pizzas que había comido en el mes. Eh, un chiste bastante malo, pero como algunos de ustedes saben, esas cifras no tienen nada de gracioso cuando hablamos de defensa y seguridad.

La idea de gastar al menos el 2% de nuestro PIB en defensa proviene de una meta establecida por la OTAN en 2014. Este porcentaje no es arbitrario; refleja la creciente necesidad de inversiones en defensa, especialmente en un contexto global donde las amenazas son cada vez más complejas. Si no estás convencido, tal vez deberías considerar el creciente interés militar de países como Rusia y China. ¿Acaso queremos que las pizzas —oh, perdón— que nuestros ideales democráticos terminen siendo «devorados»?

Tusk y Zelenski: una voz conjunta

Durante una reciente rueda de prensa en Varsovia, Tusk no tuvo reparos al criticar a aquellos países que todavía están por debajo del umbral del 2%. En sus palabras, “no hay tiempo para que aquellos países que gastan el 1% o el 1,5% sigan sin comprometerse”. Además, hizo un llamado a sus colegas en la OTAN para que prioricen estos gastos. La presión aumenta, y los líderes deben ser conscientes de la importancia de su compromiso.

La presencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en esta conferencia fue la guinda del pastel. ¿Te imaginas ser el líder de un país en guerra y tener que escuchar a otros países que, supuestamente, están unidos en un esfuerzo de defensa, sin comprometerse al 100%? Debe ser frustrante. Zelenski, siempre astuto, aprovechó la ocasión para subrayar cómo la inacción de algunos puede afectar la estabilidad de otros.

El contexto actual: ¿qué está en juego?

Vamos a poner las cartas sobre la mesa. En los últimos años, el mundo ha cambiado dramáticamente y la seguridad es un tema candente. La invasión de Ucrania por parte de Rusia en 2022 puso en jaque a toda Europa. ¿Cuántos de nosotros pensábamos que veríamos un conflicto de tal magnitud en nuestro tiempo? La respuesta es que el mundo se ha vuelto más inestable, y la defensa no puede ser un tema de “ya veremos”.

Los países que no alcanzan esa cifra del 2% están, en muchos sentidos, jugando un peligroso juego de apilamiento de naipes: si un ladrillo se cae, toda la torre podría irse al traste. Puede que no te afecte directamente en tu día a día, al menos no aún, pero la realidad es que todos estamos interconectados en este entramado global.

España y el dilema de los gastos en defensa

Ahora, hablemos de España. Como español, me duele un poco tener que decir esto, pero a menudo estamos en las posiciones más bajas en términos de gasto en defensa. La situación se complica aún más cuando consideramos otros desafíos internos: el desempleo, la sanidad, la educación. ¡Es como si financiáramos una fiesta y no tuviéramos los fondos suficientes para la decoración! ¿De verdad necesitamos esas luces brillantes cuando no hemos arreglado el suelo?

Sin embargo, a medida que Donald Tusk lanza sus críticas, es importante considerar que la inversión en defensa no es solo cuestión de números. Este dinero se traduce en seguridad y estabilidad. Pero, como suele ocurrir, hay un debate interno sobre si este gasto debe ser prioridad.

Un punto de vista personal

Recuerdo una conversación con mi padre, un veterano que ha visto su parte de conflictos. Edita el pasado con las cautelas del presente; él siempre decía: “No importa cuánto dinero gastes, sino cómo lo uses”. Y tiene razón. A veces, el dinero que se destina a defensa no se traduce automáticamente en seguridad efectiva. Pero eso no quita la necesidad de una inversión adecuada.

Los aliados del futuro: ¿compromisos o promesas vacías?

A medida que Tusk lanza su llamado a la acción, es hora de que los países de la OTAN se pregunten: ¿estamos siendo aliados reales? La pregunta es retórica, claro. Es fácil levantar la mano en las reuniones y mostrar apoyo verbal, pero ¿dónde están los hechos y los números?

Mientras tanto, el espíritu de colaboración que debería regir en la OTAN parece estar tambaleándose. La guerra en Ucrania ha sido un recordatorio escalofriante de que la seguridad de uno es la seguridad de todos. La falta de acción podría dar lugar a situaciones indeseables y devastadoras a medida que los grupos conflictivos ven un “hueco” en nuestras defensas.

Mirando al futuro: ¿dónde deberíamos estar?

La inversión en defensa no debe ser solo un número más en la lista de prioridades. Debe ser parte de una estrategia más amplia que considere el desarrollo social, la diplomacia y la inversión. Las consecuencias de no gastar lo suficiente en defensa pueden no ser inmediatas, pero la historia ha demostrado que las decisiones irresponsables tienden a tener un efecto dominó.

¿Es viable el 2% en tiempos de crisis?

Aquí es donde entra en juego la pregunta de la viabilidad. Por un lado, invertir el 2% en defensa puede parecer una carga, especialmente en tiempos de crisis económica. Por el otro, no invertir adecuadamente puede resultar en gastos mucho mayores a largo plazo en caso de crisis. Es un dilema constante: ¿proteger nuestra nación a costa de otros gastos vitales, o invertir sabiamente en defensa y asegurar el futuro? Es un juego de voley, y no podemos permitir que se nos caiga la pelota.

La voz de Tusk: una llamada de atención seria

El discurso de Donald Tusk no fue solo una crítica por criticar; fue un llamado de atención serio a aquellos países que son reacios a cumplir con sus responsabilidades. Como líder político, debe haber sentido la obligación de alzar su voz, no solo por su propio país, sino como un llamamiento a la solidaridad internacional.

Sin embargo, la pregunta que nos deja a todos es: ¿qué va a hacer el resto de los miembros de la OTAN al respecto? Si la historia nos ha enseñado algo, es que los compromisos a menudo se olvidan en el camino. A pesar de los esfuerzos, se necesita una voluntad política real y la conciencia de que la seguridad y defensa no son opciones, sino prioridades.

Conclusión: el futuro está en nuestras manos

En última instancia, la inversión en defensa es un tema que no se puede tomar a la ligera. La voz de Tusk es solo una parte del eco más amplio de preocupaciones que resuena en el mundo. Si bien puede ser complicado cuadrar cuentas entre salud, educación y defensa, la realidad es que vivimos en un mundo interconectado, y las decisiones que tomemos hoy impactarán profundamente en nuestro futuro.

Así que, como ciudadanos del mundo, es nuestro deber no solo estar informados, sino también exigir a nuestros líderes que hagan lo correcto. Las palabras son poderosas, pero las acciones cuentan aún más.

¿Y tú, que opinas? ¿Deberían los países de la OTAN comprometerse con el 2% de su PIB para la defensa? ¿Está la seguridad realmente en juego, o es solo una exageración de quienes están en el poder? La pelota está en tu tejado.