El próximo 30 de enero, a las 19:00 horas, la ciudad de Vigo se convertirá en el escenario de una manifestación que promete ser un grito unánime contra el deterioro de los recursos educativos públicos, especialmente en lo que respecta a la atención a la diversidad. Pero, ¿por qué se ha llegado a este punto? ¿Qué está pasando en las aulas y en los servicios sociales que obliga a los colectivos a salir a la calle? Acompáñame para explorar esta importante cuestión.

Un panorama desalentador: la opinión de los protagonistas

La presidenta de la Federación Olívica de Anpas (Foanpas), Iria Salvande, ha sido clara: la situación se ha convertido en un verdadero «deterioro» de los servicios públicos. Y no se trata solo de palabras vacías. La escasez de profesionales como los de Pedagogía Terapéutica (PT) y Audición y Lenguaje (AL) en los colegios está repercutiendo en la calidad de la educación que reciben nuestros jóvenes. ¿Alguna vez has tenido que lidiar con personal que no estaba a la altura en un servicio que necesitabas? Imagine eso con el futuro educativo de nuestros niños. ¡Desalentador, verdad?

Por si fuera poco, las voces críticas apuntan a que, a pesar del anunciado Plan MEGA de la Xunta, la realidad en Vigo es que el refuerzo de docentes ha sido… bueno, cero. Es como si te prometieran un delicioso pastel y cuando llegas a la fiesta solo encuentras una galleta rota en la mesa. Hablando de comida, la próxima vez que alguien te ofrezca un “sano y sustancioso” menú y solo te traiga ensalada, solo sonríe, un poco de humor nunca viene mal.

Recortes y precariedad: el panorama para los menores hospitalizados

El desglose de esta situación no termina ahí. La portavoz de CIG ha arrojado luz sobre cómo los recortes están afectando particularmente a la atención a la diversidad. Para aquellos que no estén familiarizados, esto se refiere a la manera en que se trata a aquellos estudiantes que tienen necesidades especiales. A menudo, se dice que un pueblo se mide por cómo trata a sus grupos más vulnerables, ¿verdad? Bueno, lo que estamos viendo parece una falta de consideración sobre esta máxima.

Clara Pino, de STEG, ha enfatizado que la situación que enfrentan los menores hospitalizados es «sangrante». A pesar de las pequeñas victorias, como la creación de un aula en el hospital Álvaro Cunqueiro, la falta de recursos sigue siendo apabullante. Según Pino, debería haber al menos dos docentes estructurales en lugar de solo uno. Imaginen eso, un solo docente rodeado de niños, cada uno con su propia necesidad: es como intentar hacer malabares mientras te preparas un café. ¿Es realmente justo para esos menores? La respuesta es un rotundo “no”.

Servicios sociales: el gran olvidado

Y no solo los colegios están en el centro de esta tormenta. La representación de las trabajadoras sociales del Ayuntamiento de Vigo también ha sido dura. Teresa Elvira ha recordado que el departamento de Servicios Sociales municipal está operando con menos de la mitad de los trabajadores sociales que debería tener: 17 en vez de 37. ¡Vaya! Cuando nuestra carga de trabajo se duplicó durante la pandemia, era complicado, pero esto es algo completamente diferente.

Esto se traduce, según Elvira, en pacientes que esperan meses, incluso años, para recibir la atención que necesitan. ¿Alguna vez has tenido que esperar en una fila interminable? Piensa en llevar a tu abuelita a ver a un doctor y esperar días para que le atiendan. Eso es lo que están viviendo muchas familias en Vigo en este momento.

Problemas mentales: un grito silenciado

A la conversación también se suma Ruth Fontao, de la plataforma Adolece, quien ha puesto de manifiesto que los problemas de salud mental entre los menores están siendo desatendidos. Vivir en un mundo donde la salud mental aún es vista como un tabú es un desafío para todos. Los recortes en los servicios educativos y sanitarios son una forma de negociar con el sistema de salud. Es como si uno intentara cambiar su auto, pero solo le dieran un cambio de aceite. ¡No se puede esperar que funcione bien así!

Fontao ha subrayado cómo estos recortes están mermando la atención no solo en la salud mental, sino también en el ámbito educativo. Nos enfrentamos a un dilema: en lugar de invertir en atención, educación y recursos, se están recortando lo esencial. Y mientras tanto, los jóvenes siguen sufriendo. ¿Qué herramienta nos quedan para combatir esta crisis? Vivimos en un momento de inactividad social que debería alarmarnos, alentar a la acción, y no a la resignación.

¿Hacia dónde vamos? Reflexiones finales

La manifestación del 30 de enero no solo es un acto simbólico, sino una llamada de atención sobre lo que debería ser un derecho básico: el acceso a la educación de calidad y la atención adecuada para todos, independientemente de sus circunstancias. No olvidemos que la educación es la base del futuro de cualquier sociedad. Pero ¿qué tipo de futuro estamos construyendo si nuestros pilares se están debilitando?

La comunidad educativa de Vigo está lista para salir a la calle y pedir cambios. Para aquellos que sean parte de esta comunidad, la invitación está hecha: participemos, unámonos y hagamos resonar nuestra voz. Porque si no lo hacemos, ¿quién lo hará? Tal vez no seamos héroes, pero juntos podemos ser la fuerza que mueve montañas.

A la próxima vez que alguien diga que “no se puede hacer nada”, recuérdalos que cada pequeña acción cuenta. ¡Nos vemos en la manifestación!