Si hay algo que une a los españoles, eso es la gastronomía. Desde los pequeños bares de tapas en los rincones más secretos hasta la sofisticación de la alta cocina, varios ingredientes están en el corazón de nuestra cultura culinaria. Pero en el listado de esos ingredientes icónicos, el jamón serrano se lleva la palma. Y, qué mejor manera de rendirle homenaje que mediante unas exquisitas croquetas de jamón. Imagina poder cocinarlas como lo haría el mismísimo Alberto Chicote. ¿Te animas a intentar replicar esa magia en tu hogar?
Una presentación rápida sobre alberto chicote y su legado en la cocina
Antes de adentrarnos en el universo de las croquetas, déjame presentarte a Alberto Chicote. Si has estado viviendo en una cueva o simplemente no eres un fanático de la televisión española, podrías no conocerlo. Chicote es el conocido chef y presentador de Pesadilla en la Cocina, donde ayuda a restaurar negocios en apuros mientras a menudo lanza bromas que podrían poner nervioso a cualquier propietario de un restaurante. Es un maestro en fusionar lo tradicional con lo moderno, reforzando siempre el valor de la cocina española.
Y, hablando de Instagram, ¿has visto cómo comparte sus trucos culinarios? A veces siento que estoy robando un poco de su magia cada vez que intento seguir uno de sus consejos. ¡Es como si Chicote estuviera en mi cocina, riéndose de mis errores mientras me guía!
La croqueta: un clásico que nunca pasa de moda
¿Quién no ha disfrutado de una buena croqueta? Esa genialidad que combina lo crujiente del rebozado con el cremoso secreto del interior. Las croquetas no solo son una delicia, sino que representan la cultura del «aprovechamiento». ¿Tienes restos de jamón? ¿Queda un poco de bechamel en el fondo de la olla? Todo vale para hacer croquetas.
En este sentido, Chicote tiene un enfoque particular. En su método, cada paso cuenta y cada elección, desde los ingredientes hasta la técnica, tiene un propósito. Aquí es donde entra la magia.
Preparando la lechera mágica: el primer truco de chicote
Uno de los secretos de Chicote comienza por la leche. Toma nota porque, al menos en su mundo, no hay nada más sacrílego que utilizar leche en mal estado. De acuerdo con su consejo, en un cazo combina un litro de leche con 200 g de nata y algunos huesos de jamón. ¿Los huesos? Sí, su misión es infundir el sabor de ese jamón que todos amamos. Pero aquí viene el truco: asegúrate de que esos huesos no estén rancios. Amigos, aquí me estoy viendo a mí mismo abriendo la nevera y preguntándome si ese trozo de jamón que lleva tres semanas es todavía seguro. Si alguna vez has estado en mi lugar, sabes lo difícil que es.
Después de que la mezcla poco a poco se caliente y se cocine a fuego lento por unos 20 minutos, el resultado promete un caldo de leche más lleno de sabor que el tanque de frijoles en la casa de mi abuela en las fiestas. ¿Encantador, verdad?
La selección del jamón: pieza clave del éxito
Siguiendo el paso de Chicote, agregamos 150 g de jamón picado bien fino a la mezcla. Aquí está el dilema: ¿cuál elegir? Te diré algo: invertir en un buen jamón puede ser la diferencia entre una croqueta mediocre y una que haga a tus amigos levantarse de sus asientos y aplaudir. ¿Te imaginas? Esa ovación podría ser el ejercicio de ánimo que necesito de vez en cuando.
El jamón serrano destaca por su riqueza en proteínas, hierro, y todo tipo de vitaminas del grupo B. Pero además, la calidad es crucial. Así que no pienses solo en el precio; a veces, lo barato puede salir caro en términos de sabor.
Crear la bechamel: la parte cremosita
Ya tenemos la base para preparar la bechamel. En una cazuela, agarra 100 g de mantequilla, 40 g de aceite de oliva virgen extra y 200 g de cebolla picada. ¿Te imaginas el aroma que va a salir de esto? No puedo empezar a describir cómo siento que me invade la nostalgia cada vez que recuerdo el olor de la cebolla caramelizándose en la cocina de mi madre.
Cocinamos a fuego lento, permitiendo que la cebolla se ablande y se vuelva casi transparente antes de añadir el jamón picado. Esa grasa que se desprende del jamón es lo que hace que todo se ensamble, como un ensamble perfecto en una orquesta. ¡Qué delicia!
Luego viene la harina. Este es el paso donde muchos fracasan. La mezcla de la harina debe hacerse suavemente, evitando que se queme. Recuerdo cuando traté de hacer esto por primera vez; terminé teniendo algo parecido a cemento en lugar de una mezcla suculenta para las croquetas.
El arte de moldear las croquetas
La masa debe cocer a fuego lento durante otros 10 minutos. ¿La idea? Que la mezcla se espese y se una en una bella masa que puedas moldear. Una vez que esté lo suficientemente firme, es hora de hacer las bolas de las croquetas. Me da risa pensar en cuántas veces he tratado de hacer estas bolas, solo para que se rompan y se deslicen en aceite caliente como si estuvieran haciendo una escapada.
Una vez que tengas tus croquetas listas, pasarlas por harina, huevo batido y pan rallado es fundamental. Recuerdo la primera vez que rebozaba; fui tan generoso con el pan rallado que mis croquetas terminaron siendo más pan que otra cosa. Aprender es parte del viaje, ¿no?
La cocción: el momento decisivo
Ahora llega el momento de la verdad: freír. Para obtener croquetas doradas y crujientes, el aceite debe estar entre 170 y 180 ºC. Protip: si no tienes un termómetro de cocina, un pequeño truco es añadir un trozo de pan al aceite. Si burbujea de inmediato, estás en el camino correcto. Aunque, ¡te advierto! He escuchado de experimentos que resultaron en humo y advertencias de los vecinos, así que cuida los detalles.
Recuerda que debe haber un balance; no sobrecargues la sartén. Imagina a los amigos aplaudiendo nuevamente mientras ven cómo esas croquetas doradas se van saliendo delicadamente, como si estuvieras mostrando un trofeo culinario.
¡Listo! a disfrutar de tus croquetas de jamón
Una vez que tus croquetas de jamón estén listas, es el momento de disfrutar. Te animo a servirlas con una salsa de alioli o una simple salsa de tomate, un toque que les dé un extra de frescura.
Un consejo personal: siempre es mejor compartir la comida con amigos o familia. ¿No es cierto? La comida se disfruta más cuando hay risas y conversaciones al rededor de la mesa. Pero, si por alguna razón decides quedarte en casa y disfrutar de tu obra maestra, no te preocupes, ¡también te lo mereces!
Reflexiones finales sobre la cocina y el jamón
¿Sabías que el jamón serrano contiene ácido oleico, un antioxidante que puede ayudar a aumentar el colesterol bueno? Tal y como menciona la Fundación Española de Nutrición. Esto significa que no solo estás disfrutando de una delicia, sino que también podrías estar haciendo algo bueno por tu salud.
Al final del día, cocinar es un arte. Y cada receta, cada paso, cada anécdota en la cocina está llena de amor y pasión. Si alguna vez te enfrentas a un desastre culinario, recuerda solo a Alberto Chicote, con su humor y sus trucos. Después de todo, no solo comemos para vivir, sino que vivimos para disfrutar de la comida. ¡Así que a cocinar se ha dicho!