El rental turístico ha estado en el centro de tensiones y transformaciones en Mallorca. En esta hermosa isla, famosa por sus playas de ensueño y pintorescos pueblos, el alquiler vacacional ha evolucionado de ser una salida familiar a un negocio próspero que atrae tanto a locales como a forasteros. Pero, ¿realmente ha sido este fenómeno un camino hacia la democratización del turismo o simplemente una nueva forma de mercantilización que ahonda las desigualdades sociales? Acompáñame en este recorrido donde te contaré desde la historia del alquiler vacacional hasta sus implicaciones actuales, pasando por anécdotas que, espero, te hagan reflexionar y sonreír.
La historia del alquiler turístico en Mallorca: un cambio profundo
La historia del alquiler turístico en Mallorca tiene sus raíces en la crisis económica de 2008. Recuerdo que en esos días, la risita nerviosa de muchos amigos se contraponía a la sensación de inestabilidad que se palpaba en el aire. Muchas personas que pensaban que una vivienda era un bien seguro empezaron a ver cómo sus propiedades se convertían en cargas. En medio de esta incertidumbre, el alquiler vacacional emergió como una solución. «Alquilar es el nuevo comprar», me comentaba uno de esos amigos que, tras meses buscando un empleo, decidió alquilar su apartamento en lugar de venderlo. Esa decisión, a la larga, fue un acierto.
A partir de 2008, el número de casas disponibles para el alquiler turístico aumentó de manera exponencial. En un principio, las autoridades promovieron esta práctica como una estrategia para enfrentar la crisis y ofrecer a los mallorquines la oportunidad de sacar un dinero extra. La idea era noble: «Esto va a democratizar el turismo», pensaron algunos.
Sin embargo, con el auge de plataformas como Airbnb, las cosas se salieron de control. Hoy en día, hay más de 15,000 licencias de alquiler en Mallorca, y más del 80% están en manos de particulares. Pero, ¿realmente todos son locales?
Capitalismo popular en acción
¿Quién diría que rentar una casa sería más rentable que tener un trabajo estable? La doctora en Geografía Sònia Vives Miró lo llama «capitalismo popular». En palabras simples, puedes ganar más alquilando una propiedad que trabajando en una oficina. ¡Tómalo con humor! A veces me imagino charlando con mi jefe y diciéndole: «Perdona, ¿quieres una carta de renuncia o prefieres que simplemente alquile mi estudio?».
La realidad es que el alquiler turístico ha capturado la atención de muchos, incluidos inversores extranjeros. De las 12,410 licencias en manos de particulares, hay 3,213 extranjeros que invierten en este sector. Lo que una vez fue un refugio familiar se ha convertido en una fuente de ingresos constante. Algunos de estos «caseros fantasma» gestionan sus propiedades a kilómetros de distancia, ¡como si estuvieran jugando a Los Sims!
De hecho, me gustaría saber cuántas veces hemos mirado algún sitio por Airbnb y hemos dicho: «¡Oh, qué lindo!» casi sin pensar que esa puede ser la casa de alguien que apenas pisa la isla. Pero aquí la pregunta que nos queda suspendida es: ¿es justo que un local no pueda permitirse un hogar mientras otros hacen dinero con su segunda residencia?
Tendencias que marcan el camino: de propietarios a empresas especializadas
Al principio, el alquiler vacacional era una práctica más o menos informal, pero la llegada de la regulación cambió las reglas del juego. La administración de propiedades ha dejado de ser una tarea que se delega en amigos y familiares. Ahora, muchos propietarios optan por dejar su gestión en manos de empresas inmobiliarias. Y esto, como dice el conocido refrán, no siempre es un “cien por ciento” mejor. Algunas empresas, como las que mencionan Gestión y Mantenimiento SL, están acaparando más licencias y haciendo que el negocio sea aún más competitivo.
El retorno de la inversión ha sido tan significativo que muchos administrativos y empresarios ven el alquiler turístico como una mina de oro. Recuerdo una cena con un amigo emprendedor que, tras leer mis dudas, mirándome serio dijo: «Tienes que aprovechar la oportunidad. Trabajar para otros es del pasado, los alquileres son el futuro». Su ambición era contagiosa, pero me dejaba con la inquietud. ¿A dónde vamos a llegar?
El dilema de la mercantilización
Algunas voces en la isla comienzan a plantear serias preocupaciones sobre la mercantilización general del turismo. La actual gerente de Habtur, Maria Gibert, menciona que el acceso a la vivienda se ha vuelto problemático. No es solo un número en un informe, es la realidad palpable de miles de residentes que ven cómo sus sueños de comprar una casa se desvanecen. Y no se trata solo de Mallorca; la tendencia se puede ver en muchas ciudades europeas.
Macià Blàzquez, catedrático experto en Geografía del Turismo, apunta que el aumento de los alquileres vacacionales ha afectado a la estructura social. «Tener una vivienda en propiedad es el nuevo KPI de la clase media», reflexionó una vez. Esa brecha entre propietarios y no propietarios se ha hecho más evidente con el tiempo. Concluyendo, ¿quién se atreve a llamar ‘democrática’ a una situación donde unos pocos ganan miles mientras otros luchan por llegar a fin de mes?
Estrategias a futuro: ¿soluciones a la vista?
La moratoria en la creación de nuevas licencias de alquiler turístico tiene el potencial de aliviar un poco esta presión. Desde 2023 hasta 2026, se ha congelado la autorización de más licencias. Tal vez esta sea una oportunidad para revaluar el mercado y hacer que la balanza se incline hacia la justicia social y el bienestar comunitario en lugar de los beneficios empresariales.
Podrían implementarse criterios más estrictos para las licencias, o incluso un límite en la cantidad de propiedades que una sola persona o empresa puede gestionar. Sin olvidar la importancia de la regulación en la vivienda. Pero claro, aquí el dilema sigue presente: ¿quién decide lo que es justo?
Como un buen platillo típico mallorquín, este tema tiene múltiples capas, y no todas son ofrendas deliciosas.
Conclusión
Al final del día, el alquiler vacacional en Mallorca es un microcosmos de fenómenos más grandes que ocurren en el mundo. Como en muchas otras partes del globo, donde las crisis económicas y condiciones de mercado se cruzan con la necesidad humana de un refugio, encontramos un reflejo de la sociedad en su forma más pura.
Frente a la pregunta de si el alquiler turístico es un camino a la democratización del turismo o simplemente un nuevo capitulo del capitalismo, yo diría que es un poco de ambos. Sin embargo, la balanza parece inclinarse hacia la mercantilización y los beneficios de unos pocos.
Así que la próxima vez que te encuentres buscando una casa vacacional en la bellísima Mallorca, tal vez pienses un poco más en lo que hay detrás de esa imagen de postcard que aparece en tu pantalla. Y quién sabe, tal vez consideres la idea de ser un «casero fantasma» tú también.
Al final, en el juego del turismo, todos somos jugadores, pero la verdadera pregunta es: ¿quién está ganando realmente?