En el marco de las catástrofes naturales, la gestión de emergencias es un tema siempre candente. ¿Quién es responsable cuando la madre naturaleza decide lanzarnos su furia? ¿Las instituciones hacen lo que deben? Estas preguntas surgen especialmente después de eventos tan devastadores como la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que arrasó partes de la Comunidad Valenciana el 29 de octubre. Esta semana, el Juzgado de Instrucción número 15 de Valencia decidió sobreseer provisionalmente las diligencias abiertas por dos denuncias realizadas por el Sindicato Colectivo de Funcionarios Públicos Manos Limpias, involucrando a altos funcionarios de la AEMET, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y la Agencia Valenciana de Emergencias. Así que, sin más dilación, vamos a sumergirnos en el meollo de la cuestión.

La lluvia y los problemas que trae consigo

Cuando pienso en una DANA, me viene a la mente la imagen de un festín de lluvias torrenciales que, si bien es una bendición para muchas regiones, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades y los ciudadanos. Muchas veces te encuentras esperando una lluvia suave y, de repente, la naturaleza decide ponerse en modo «tormenta de verano» y catapultar algún apocalipsis en su lugar. Todos hemos tenido una de esas tardes lluviosas donde parece que el cielo está desahogándose. Pero cuando las lluvias causan daños, como ocurrió en Valencia, el efecto puede ser devastador.

La DANA en sí misma es un fenómeno meteorológico que puede provocar inundaciones y desastres, y gestionarlo no es una tarea sencilla. Las acusaciones de irresponsabilidad contra los responsables de la Aemet, la CHJ y la Agencia Valenciana de Emergencias fueron impulsadas por las secuelas que dejó el fenómeno: daños materiales, desalojo de núcleos poblacionales y, en el peor de los casos, pérdida de vidas. Pero, ¿qué pasa cuando las cosas no son tan simples?

El polémico sobreseimiento: una mirada más profunda

En su resolución, el juez Vicente Ríos aclaró que no había suficientes evidencias que justificaran una imputación penal a ninguno de los denunciados. Aparentemente, las denuncias habían sido poco más que un «no me gusta cómo gestionaron la situación», lo que en el ámbito legal se considera insuficiente.

Imagínate hacer una denuncia porque no te gustó cómo un restaurante manejó una comida. “Oigan, no me gustó la ensalada”, no es exactamente lo que se considera una queja formal. Aquí es donde la ley se vuelve un poco compleja. Ríos destacó que la “inquisitio generalis” o investigación general es incompatible con los principios de nuestro Estado de Derecho. Es decir, no podemos abrir un proceso por el simple hecho de que algo no salió de acuerdo al plan.

El juez se apresuró a explicar las funciones de las instituciones acusadas. La Aemet, el ente encargado de la meteorología, no es precisamente un fabricante de desastres naturales. Están ahí para predecir y alertar, pero al final del día, la naturaleza tiene su propio reloj. Y no puedo evitar pensar en el meme clásico que dice: “No lo olvides, el caos es parte de la vida”.

¿Todo el mundo tiene la culpa?

Una de las críticas más claras en esta situación es cómo, a menudo, en momentos de crisis, las personas buscan a alguien a quien culpar. La naturaleza, desafortunadamente, no tiene un botón de “detener” y no responde a nuestras solicitudes de «por favor, no hoy». Esta búsqueda no es exclusiva de España, pero es un fenómeno que observamos en todo el mundo. ¿Cuántas veces hemos visto a autoridades cuestionadas y revientan las redes sociales por decisiones tomadas durante crisis?

Las denuncias en este caso eran tan genéricas que parece que se arrojaron al aire con la esperanza de que algo se atascara. Ríos señala que no se aportó un solo hecho penalmente relevante. Es como decir que alguien es culpable porque tenía una mala expresión durante la tormenta. Aunque sería divertido pensar que a las tormentas les importa si nos vemos felices o enfadados.

Las implicaciones de este sobreseimiento

Hasta ahora hemos analizado cómo y por qué este caso fue sobreseído, pero ¿cuáles son las implicaciones de esta decisión judicial? Para empezar, esto significa que Manos Limpias, el sindicato que presentó las denuncias, no podrá seguir adelante con su queja a menos que presente una querella formal. Lo que, a su vez, puede llevar a una pregunta más amplia: ¿Es esta una forma de cerrar la puerta a la rendición de cuentas?

Es fundamental que los ciudadanos tengan la confianza en sus instituciones y que estas respondan adecuadamente a las tragedias. Pero, ¿cómo se asegura esto sin caer en el exceso de la responsabilidad penal? A veces puede parecer que en la política, a nivel local como internacional, nos encontramos en una especie de juego de malabares donde un paso en falso puede llevar a consecuencias penales.

Lo que no se puede ignorar es que para mejorar, las instituciones, como la Aemet o la CHJ, tienen que recibir críticas constructivas. La gestión de emergencias no es tarea fácil. Pero lo que sí es cierto es que no podemos encontrar soluciones a problemas complejos exhibiendo indebidamente el dedo acusador y buscando chivos expiatorios.

Reflexiones y anécdotas personales

Recuerdo una vez que, durante una tormenta repentina, vi cómo el agua subía rápidamente y cómo la gente empezaba a correr hacia los autos, buscando refugio. En la radio, el meteorólogo advertía que la lluvia iba a ser intensa. Pero aquí es donde entra el lado humano: la misma lluvia que arrasó los campos, que generó inclemencias climáticas también llenó los ríos de vida, mojó las plantas y les dio el amor que necesitaban para florecer en la primavera. Pero en ese momento, sólo podía pensar en lo triste y angustiante que era perder lo que uno trabaja tanto por preservar.

La tormenta es un recordatorio que, a pesar de la devastación, el ciclo de la vida sigue, incluso en el instante más oscuro. A veces, perder la fe en las instituciones es lo más fácil; sin embargo, cada crisis es también una oportunidad de aprendizaje para todos los involucrados.

Una conversación necesaria sobre la gestión de crisis

Pasando por toda esta narrativa, no me queda más que destacar que debemos tener conversaciones reales sobre la gestión de crisis en épocas como estas. La transparencia es fundamental. Cuando se producen desastres naturales, ¿dónde está el análisis post-crisis que debemos como sociedad? ¿Cómo podemos aprender de lo que ocurrió para evitar repetir los mismos errores en el futuro? Es un tema complicado, pero no podemos dejar que una tormenta nos haga perder la perspectiva.

La Aemet, la CHJ y la Agencia Valenciana de Emergencias jugaron un papel crucial, y aún deben asumir la responsabilidad de mejorar. No se trata solo de acusar a las autoridades, sino de fortalecerlas y asegurarnos de que aprendan y evolucionen. Y, claro, esto no va a suceder de la noche a la mañana.

Conclusión

Entonces, ¿qué opinión tienes sobre la resolución del juzgado? ¿Estamos en un punto donde es necesario hacer un cambio en la forma en que percibimos el deber de rendición de cuentas de nuestras instituciones? La DANA fue un evento trágico, y a pesar del sobreseimiento, esto no implica que debamos dejar de cuestionar y aprender. Más bien, como sociedad, debemos empoderar a nuestras instituciones y asegurarnos de que estén preparadas para la próxima tormenta.

La vida, como las tormentas, siempre tiene un camino impredecible. Pero ante cada crisis, tenemos la oportunidad de decidir si seremos parte de la solución o simplemente otro relato en la tormenta. ¿Te animas a ser parte del cambio?