El reciente otorgamiento del Premio Francisco Umbral al Libro del Año 2024 a «Fuego Cruzado. La primavera de 1936», de Fernando del Rey y Manuel Álvarez Tardío, ha puesto en el centro del debate no solo la calidad literaria del ensayo, sino también su mensaje histórico. En tiempos en los que la memoria y la historia se entrelazan de maneras a menudo confusas, este libro se ha presentado como un faro que ilumina un capítulo crucial de la historia de España.

Como amante de los libros y las historias bien contadas, recordaré siempre la primera vez que me adentré en un ensayo sobre la Guerra Civil española. Era un libro polvoriento en la biblioteca de mis padres, y aunque no entendía mucho en ese momento, las anécdotas y relatos de personajes me atraparon. Así que, cuando vi la noticia del galardonado, pensé: «¡Vaya, qué emocionante!»

Fuego cruzado: una obra monumental y necesaria

Un análisis riguroso de la violencia en la primavera de 1936

«Fuego Cruzado» no es solo un título llamativo; es una promesa de profundización en la violencia que rebasó la sociedad española durante la primavera de 1936. En poco más de cinco meses, se registraron 484 asesinatos y casi mil atentados. Solo imaginen la conmoción social que esto pudo provocar. En este contexto, la obra de del Rey y Álvarez Tardío se erige como un esfuerzo para separar la historia de la memoria. Ah, esas narrativas moldeadas por el tiempo ¡cuánto ruido pueden hacer!

El jurado del premio ha destacado la prosa fluida y atractiva del libro, que, aunque densa en contenido, resulta accesible. Personalmente, aprecio cuando un autor puede lograr esa combinación —es como encontrar una joya escondida. Muchas veces, los libros más informativos son tan pesados que leerlos se siente como una maratón sin final. Pero este libro parece ofrecer un excelente equilibrio entre rigor y narración atrayente.

¿Por qué estudiar la primavera de 1936?

El esfuerzo de los autores por reexaminar un tema tan complejo y lleno de aristas es crucial en una España que sigue lidiando con los ecos de su pasado. Más allá de los datos, que, por cierto, se presentan con claridad casi de reporteros de investigación, tanto Del Rey como Álvarez Tardío apuntan a que la democracia es algo que hay que custodiar, no dar por sentado.

Pero aquí surge una pregunta profunda: ¿cuándo fue la última vez que prestamos atención a lo que dice la historia? En una época de fake news y narrativas distorsionadas, la historia científica es cada vez más un tesoro raro.

Historia vs. memoria: una batalla constante

La cristalización de relatos históricos

Los autores hacen hincapié en que existe un desgaste en la historia académica: nuestra sociedad está “saturada de memoria histórica”. Tras décadas de discursos polarizados sobre lo que ocurrió durante la guerra, surgen narrativas que a menudo distorsionan la realidad. Este fenómeno, por supuesto, no es exclusivo de España, pero aquí toma un tinte bastante singular.

Con la realidad actual, estamos más que familiarizados con el fenómeno de las «fake news». ¿Nunca se han encontrado en una conversación sobre algún tema, solo para descubrir que la otra persona tiene un concepto completamente erróneo de los hechos? Es frustrante, ¿verdad? Lo mismo sucede con la historia, y «Fuego Cruzado» intenta ofrecer un antídoto para esa confusión.

El afán por la verdad

La cuestión central que plantean del Rey y Álvarez Tardío es: ¿por qué es tan importante separar la memoria de la historia? La respuesta es simple y, a la vez, complicada: porque solo así podremos entender quiénes somos y, tal vez, hacia dónde vamos. Al conocer la historia en lugar de limitarnos a recordar las versiones distorsionadas, podemos actuar de forma más informada y, a veces, más sabia.

No es una tarea fácil. Cada generación enfrenta el desafío de interpretar su pasado y decidir qué hacer con él. Esta situación generacional me recuerda a una conversación que tuve con mi abuela, en la que ella se indignaba cada vez que alguien interrumpía su historia. «Las historias se cuentan por una razón», decía, «y es ahí donde se revela la verdad». Y creo que tenía un punto fuerte.

¿Qué nos enseña la primavera de 1936 hoy?

Reflexiones contemporáneas

Uno de los mensajes clave de los autores es que la democracia es frágil y que la polarización puede surgir rápidamente cuando las circunstancias son propicias. Con un vistazo a lo que ocurre en muchos países hoy, queda claro que tienen un punto. Las delicadas dinámicas políticas y los ambientes polarizados son más comunes de lo que pensamos, incluso en democracias consolidadas. Una interacción en redes sociales donde, en lugar de debatir ideas, se lanzan insultos y etiquetas puede resonar peligrosamente en el contexto del entrelazamiento de la historia y la memoria.

Resulta inquietante saber cuánto puede desmoronarse, incluso en democracias fuertes. La historia del siglo XX está llena de lecciones que parece que el presente se empeña en ignorar. ¿A quién no le cuesta a veces entender cómo fuimos a parar a donde estamos hoy? Cada vez que escucho debates acalorados entre políticos, me pregunto si han leído la historia de sus propias naciones.

En este sentido, el trabajo de del Rey y Álvarez Tardío se convierte en una herramienta vital para reflexionar sobre el fortalecimiento de la democracia. En lugar de discutir quién tiene la razón, quizás deberíamos esforzarnos por conocer nuestro pasado; después de todo, si no entendemos de dónde venimos, ¿cómo podemos construir un futuro más sólido?

Riegos de una historia manipulada

El peligro de la tergiversación

Los autores también advierten sobre el riesgo de que las narrativas distorsionadas se aprovechen políticamente. En un momento en que la memoria democrática está en el centro de la atención política en España, el hecho de que algunos partidos usen la historia como un arma arrojadiza es preocupante. La historia debe ser un refugio de conocimiento, no un campo de batalla.

Reflexionando sobre esto, me acuerdo de un episodio en el que discutía con un amigo sobre ciertos eventos históricos, y me quedé sorprendido por lo fácil que es ajustar la narrativa a lo que queremos creer. ¿Acaso no todos hemos hecho lo mismo alguna vez, a cuentagotas, en nuestro diálogo interno? La historia no puede ser un simple relato que se elige según la conveniencia, y eso es precisamente lo que «Fuego Cruzado» subraya.

Un futuro que debe construirse desde la memoria

La importancia de un relato basado en hechos

Como hemos discutido, la obra de del Rey y Álvarez Tardío no es solo un examen de un período temporal; también ofrece una plataforma para la discusión contemporánea sobre la ciencia histórica. La historia científica que presentan se convierte en un trampolín para que los lectores reflexionen sobre la importancia de construir una narrativa colectiva fundamentada en hechos.

Imaginen que la próxima vez que se encuentren con alguien en un debate acalorado, se detienen, respiran y preguntan más que responden. ¿No sería un cambio refrescante? Esta idea de abrir espacio para el diálogo sin suposiciones preconcebidas es una noble aspiración que, volveré a insistir, no se trata solo de la historia de uno solo, sino de la historia de todos.

Conclusión

Al final, el Premio Francisco Umbral otorgado a «Fuego Cruzado» es un recordatorio de que necesitamos seguir buscando la verdad en los relatos históricos. Del Rey y Álvarez Tardío nos ofrecen no solo un libro valioso, sino también una invitación a dialogar sobre nuestro pasado de una manera constructiva.

La historia no es un solo monolito; está llena de matices, complejidades y, sobre todo, lecciones que, si las escuchamos y aprendemos, pueden ayudarnos a crear un futuro más robusto y, quizás, un poco más tierno. Así que, ¿qué tal si empezamos a escuchar un poco más, a dialogar en lugar de discutir y a reconocer que, al final del día, todos somos parte de esta gran historia?