¿Puede un libro ser el guardián del medio ambiente? La reedición de ‘El mito de Doñana’ de Aquilino Duque nos invita a reflexionar sobre el impacto que las palabras pueden tener en la preservación de un lugar tan singular como este parque natural. La Fundación Caja Rural del Sur, bajo la dirección de José Luis García-Palacios, celebra esta reedición como un honor, resaltando la eterna relevancia de esta obra. Vamos a sumergirnos en las palabras de Duque—un escritor que, con su poética narrativa, ha logrado transmitir la esencia de Doñana y que, por desgracia, parece más necesario que nunca en nuestros tiempos.
La poderosa voz de Aquilino Duque
Cuando pienso en Aquilino Duque, me vienen a la mente las imágenes de un hombre apasionado por la naturaleza. Imaginemos a un autor que recorre los senderos de Doñana, observando aves, flora y fauna, mientras entrelaza en su mente las historias que inspirarán sus palabras. Según García-Palacios, Duque ya en 1977 advirtió sobre los peligros que acechaban este parque. ¿Acaso alguien podría haber predecido la magnitud de los desafíos ambientales a los que nos enfrentamos hoy?
La obra de Duque no solo se limita a ser un simple libro en un estante; es, en sus propias palabras, «un auténtico manual para conocer Doñana en su complejidad». En este sentido, la reedición ha llegado en un momento clave, cuando la voz de ese ecologista del pasado vuelve a resonar fuertemente en el presente. ¿No es una maravilla que las palabras de un escritor puedan tener una vigencia tan atemporal?
Un eco del pasado que resuena en el presente
Durante la presentación de esta nueva edición, García-Palacios se tomó un momento para reflexionar sobre el mensaje de responsabilidad en la protección de este espacio. La forma en que se presenta el conflicto entre desarrollo y conservación parece ser una constante a lo largo de la historia, y lo que una vez fue una advertencia se ha transformado en un llamado a la acción imperativo.
La anécdota que revisito una y otra vez es la de un amigo que decidió visitar Doñana solo para encontrarse con una parte de su belleza destruida por la expansión urbana. ¡Qué tristeza! Aquilino Duque advertía sobre eso casi medio siglo atrás. Es como si les estuviera gritando desde la distancia: «¡Cuidado, que se nos escapa el tiempo!»
¿Un manual de instrucciones para el futuro?
¿Pero es ‘El mito de Doñana’ un mero libro de advertencias? No, y es aquí donde la prosa poética de Duque resplandece. El hijo del autor, Adriano Duque, lo mencionó en el evento, y esto me llevó a una reflexión personal: la literatura debe ser un puente entre el pasado y el futuro, y Aquilino logró construirlo con palabras elegantes que evocan tanto amor como dolor.
El propio Adriano, presente en la reapertura de esta obra, compartió anécdotas entrañables sobre la figura de su padre. Me imagino a un joven Adriano, escuchando las historias sobre Doñana y sintiendo cómo el espíritu de su padre se entrelazaba con el paisaje. ¡Cuánto debe haber significado esto para él! En palabras de Adriano, este libro «ha trascendido las fronteras de la literatura especializada», convirtiéndose en un «referente en la defensa del medio ambiente». La conexión que podemos establecer con la naturaleza a través de las palabras es simplemente mágica.
La realidad que nos reta
El acto también contó con la presencia de figuras literarias como Bibiana González-Gordon y el poeta José Mateos. Cada uno de ellos aportó su perspectiva única sobre el impacto que ‘El mito de Doñana’ ha tenido, tanto a nivel literario como medioambiental. González-Gordon, en un tono más solemne, lo describió como un homenaje a su autor y una llamada a la acción para proteger este «tesoro natural».
A menudo me pregunto: ¿qué hace que un lugar se convierta en un tesoro? Para mí, son las historias que llevamos con nosotros, las que se entrelazan con el paisaje. Las críticas actuales hacia la protección del medio ambiente no son nuevas. La erradicación de labores tradicionales en el parque, problemática mencionada por García-Palacios, es un reflejo de una lucha más amplia por encontrar ese equilibrio entre la intervención humana y la conservación.
Preservar lo que amamos
Es fundamental entender que la naturaleza y el hombre pueden coexistir. No tenemos que sacrificar uno por el otro. ¡Vaya dilema! Es como elegir entre un café y un té en una cafetería, ambos tienen sus encantos y aportan algo diferente a nuestras vidas. La erradicación de las «labores tradicionales» ha sido un asunto controvertido en el contexto del desarrollo sostenible. Esto suena más a un acertijo que a una solución clara.
Me detengo y pienso en el lugar de mis recuerdos: las montañas donde solía ir de pequeño con mi familia. ¿Qué habría pasado si no hubiéramos ido? ¿Habría imaginado esos paisajes como los veo hoy? Guardar y cuidar es una tarea que trasciende el tiempo. Así, el mensaje de Aquilino Duque se convierte en un legado que debemos atesorar y compartir con las generaciones futuras.
Reflexiones finales sobre ‘El mito de Doñana’
Volviendo al momento de la presentación, fue evidente que la comunidad se unió en un esfuerzo por revalorizar el trabajo y la vida de Aquilino Duque. ¿Qué se nos pide realmente? Nos exige un compromiso con el presente y una visión hacia el futuro. Desde la Defensora del Pueblo hasta el último artista que busca inspiración en la naturaleza, todos podemos ser parte de este movimiento de preservación.
La reedición de ‘El mito de Doñana’ es más que una oportunidad para redescubrir un texto literario; es un momento crucial para reflexionar sobre nuestras responsabilidades hacia el planeta. Las palabras de Duque, cargadas de poesía y pasión, nos invitan a considerar lo que hemos perdido y lo que aún está en juego. Al final, sólo podemos esperar que cada lector lleve consigo esta inspiración, recordando siempre que el futuro de Doñana, y de todos nuestros espacios naturales, depende de las decisiones que tomemos hoy.
Así que, antes de sellar este artículo, te dejo con una invitación: ¿qué tal si te das una vuelta por Doñana? Tal vez encuentres respuestas a preguntas que ni siquiera sabías que tenías, y en ese proceso, te conviertas en un guardián de la historia y la naturaleza.