Recuerdo una conversación que tuve hace algunos años con un amigo sobre la memoria histórica en diferentes países. Él es un ferviente defensor de la idea de que el pasado debe ser recordado para no cometer los mismos errores en el futuro. Cuando le mencioné que tenía la intención de escribir sobre una nueva ley en Cataluña diseñada para abordar estos temas, él me dijo: «Eso suena interesante, pero ¿realmente crees que todos están listos para afrontar su historia?» Es una pregunta válida, especialmente cuando se trata de un tema tan delicado como el de la memoria democrática.

¿Qué es la Ley de Memoria Democrática de Cataluña?

La Ley de Memoria Democrática de Cataluña fue aprobada recientemente por el Gobierno de la Generalitat, y su contenido ha suscitado tanto apoyo como críticas. Este proyecto se presentó como un intento de unificar y poner en contexto tres textos legales anteriores de 2007, 2009 y 2017, (sí, aquí se ve que los catalanes son organizados, o simplemente están buscando hacer una buena limpieza de primavera legislativa). En esencia, esta ley busca garantizar que las atrocidades del pasado, especialmente durante la Guerra Civil y el franquismo, no caigan en el olvido. Aunque la medida puede parecer loable, la manera en que se ha implementado ha dejado a muchos preguntándose: ¿es suficiente?

El compromiso con el independentismo

En un guiño hacia el independentismo, la ley se ha visto como uno de los compromisos del socialista Salvador Illa con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para asegurarse la investidura. Y, como lo diría mi abuela, «no se puede componer un río sin un poco de agua». Para algunos, esto significa que IIIa está tratando de ganarse la confianza de los separatistas. Otros, sin embargo, cuestionan hasta qué punto se puede considerar democrático un acto que no reconoce todas las responsabilidades históricas.

La polémica detrás de la ley

Uno de los aspectos más controvertidos de la ley es su enfoque selectivo. Mientras que se han previsto medidas para retirar símbolos franquistas en un plazo de dos años, y se han establecido sanciones para el enaltecimiento de la dictadura, hay otras áreas que han quedado fuera. Por ejemplo, la ley no contempla el reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil que murieron a manos del gobierno republicano catalán o de grupos armados como ETA.

Esto me recuerda a las reuniones escolares de padres donde cada uno saca lo peor de la otra. «No, no, tú no puedes hablar de cómo se comportó tu niño el otro día porque tú no has sido un ejemplo perfecto». La exclusión de ciertos hechos de la narrativa histórica deja un mal sabor de boca. En una sociedad que busca la reconciliación, ¿no debería abordarse todo el contexto histórico?

¿Qué medidas contempla la ley?

La ley no solo se enfoca en retirar símbolos: también contempla la creación de un censo de víctimas y la regulación de procedimientos para dignificar las fosas comunes. Esto es un paso significativo hacia la recuperación del honor de aquellos que fueron olvidados. Además, las escuelas y centros educativos tendrán la obligación de incluir estos temas en su currículum, lo cual, sinceramente, me parece fundamental. Los niños de hoy son los adultos de mañana, y aprender sobre el pasado será crucial para construir un futuro más consciente y responsable.

Sin embargo, también cabe preguntarse: ¿por qué es tan complicado encontrar un consenso sobre la memoria histórica? Tal vez porque recordar es también aceptar las responsabilidades. Y a menudo, reconocer nuestros propios errores es más difícil que señalar los de otros.

La visión de la Generalitat

A partir de la aprobación de esta ley, la Generalitat podrá ejercer la acusación popular en delitos de lesa humanidad. Francamente, no todos los días escuchamos sobre un Gobierno que toma este tipo de acción. Es un paso audaz, aunque también debo decir un tanto complicado. Con tanto ruido político, parece que todos están gritando como si estuvieran en un mercado, y al final, ¿quién escucha realmente?

La ley prevé tres tipos de infracciones a sancionar: vandalización de espacios de memoria, enaltecimiento del franquismo y humillación a las víctimas. Pero, sinceramente, ¿qué sucede cuando lo que se vandaliza es una parte de nuestra propia historia? La historia a menudo es un mosaico de colores vibrantes, pero también de matices oscuros. ¿Quién se encarga de preservar esto sin causar aún más división?

El papel de la memoria en la sociedad actual

La memoria histórica no es solo un tema académico, es un asunto profundamente humano. A veces, en nuestro afán de avanzar, olvidamos que nuestros abuelos y abuelas que vivieron en tiempos convulsos tienen historias que podrían enseñarnos lecciones cruciales. A veces, un simple café con un anciano puede convertirse en un poderoso curso sobre el pasado. ¿No deberíamos escuchar más esas voces?

Si bien el proyecto de ley promueve una narrativa del perdón y la reconciliación, también deja en claro que no todo es tan simple como una hoja de papel. La memoria es compleja y a menudo incómoda. Y en un mundo donde las ideologías políticas son cada vez más polarizadas, el desafío de encontrar un camino común se vuelve aún más apremiante.

Reflexiones finales: ¿Un futuro esperanzador?

Al final del día, la Ley de Memoria Democrática de Cataluña nos sitúa en un cruce de caminos. Mientras que algunos la ven como un avance necesario para la justicia y la reparación, otros la consideran un intento de manipulación política. Este debate es esencial para el desarrollo de cualquier sociedad que busque reconciliar su pasado.

Es una lucha por darle voz a los que no la tuvieron, y a pesar de todas las críticas, desafiar la noción de memoria histórica es también un desafío a nuestro propio entendimiento de lo que significa ser parte de una comunidad. Como sociólogo español José Carlos Mainer afirmó en multitud de ocasiones, «La memoria no es solo un patrimonio; es también una forma de identidad».

Al final, la pregunta que nos queda es: ¿estamos dispuestos a enfrentar y aprender de nuestra historia, con todas sus complejidades, o preferiremos seguir mirando hacia otro lado? Como suele decirse, “hay que mirar hacia atrás para poder caminar hacia adelante”. ¡Que así sea!


Espero que este artículo te inspire a reflexionar sobre la importancia de la memoria histórica y su impacto en nuestras vidas cotidianas. ¡Hasta la próxima!