La música siempre ha sido un espejo de su tiempo, y en la actualidad, este espejo refleja un paisaje un tanto distópico. Si alguna vez te has preguntado cómo la música puede capturar la esencia de una crisis o, peor aún, cómo puede responder a la alienación que sienten muchos en la era de las redes sociales, Jorge Mills y su nuevo álbum, Diario de la plaga, son el punto de partida perfecto para explorar esas inquietudes. En esta charla, nos adentraremos en los matices de su música, los desafíos de la era digital y la búsqueda de autenticidad en un mundo que a menudo parece más interesado en el espectáculo que en la sustancia.
De la ironía a la oscuridad: una evolución personal y artística
Recuerdo la primera vez que escuché a Jorge Mills. Era un día cualquiera, lo juro. Mi amigo, apasionado del synth-pop, me pasó su álbum Cuestión de Fe. Desde ese momento, su música ocupó un lugar en mi playlist, no solo por sus melodías pegajosas, sino por la forma en que capturaba la risa en la adversidad de la vida. Pero como muchos de nosotros, Mills vivió el impacto de la pandemia y, al igual que las hojas de un árbol que se tornan amarillas en el otoño, su música también ha cambiado.
«El cuerpo me pedía algo más irónico y divertido sobre la España rancia», dice Mills, refiriéndose a su primer disco. Pero este nuevo trabajo, que tiene mucha influencia del post-punk y el darkwave, emerge de un espacio más sombrío. Con todo lo que hemos vivido en los últimos años, es natural que su música evolucionara hacia un tono más serio y reflexivo.
La crisis como catalizador
Albert Camus, un gran referente en la obra de Mills, decía que «se creían libres y nadie será libre mientras haya plagas». Así que, ¿qué hacer cuando la realidad se presenta como un caos? Las crisis tienen la habilidad de transformar las emociones y, para los artistas, ofrecen un espacio fértil para la creatividad. De hecho, ¡qué mejor momento para hacer preguntas profundas!
La crisis que aborda Mills no es solo la pandemia, sino también una crisis humanista y social, que se manifiesta en comportamientos de odio y desconfianza en nuestra vida cotidiana. Él mismo lo dice: «es una oscuridad sistémica». Aquella especie de enigma que nos lleva a preguntarnos: ¿qué nos está sucediendo como humanidad? La introvertida lucha que se desarrolla en el interior de cada uno, sumado a la presión externa de las redes sociales, solo agrava la situación.
Las redes sociales: ¿friend o foe?
Ah, las redes sociales… esas plataformas que pueden hacernos sentir conectados, pero que a menudo resultan en un bazar de odios y comparaciones. En la conversación con Mills, no pude evitar soltar una risa nerviosa al escuchar que, aunque reconoce que el uso de las redes es necesario para promocionar su música, no quiere saber nada de ellas en su vida personal.
«Si las usas, te conviertes tú en un producto», aclara. Y estoy seguro de que muchos de nosotros hemos sentido alguna vez la presión de vendernos en un «feed» perfectamente curado. Me recordó a ese amigo que siempre tiene la foto perfecta en Instagram, pero cuando le pido salir, me dice que tiene «cosas que hacer». La trampa de la autoventa puede ser muy tentadora, pero al final, ¿qué queda de nosotros en este circo moderno?
La dialéctica de la soledad colectiva
El entorno digital ha creado una paradoja: nos sentimos más conectados que nunca, pero al mismo tiempo, aislados. Las redes han sido testigos de nuestras «vergüenzas», nuestras inseguridades, y, como dice Mills, “todo nuestro odio”. En muchas ocasiones, ese «algoritmo» nos atrapa, llevándonos a un bucle de frustración en lugar de a una comunidad real.
Así que, en medio de esta vorágine, se abre un espacio para el humanismo y la fraternidad, temas que Mills toca en canciones como “Pena” y “Nuevo amanecer”. Estas letras son un grito subtíl de esperanza, lo que me lleva a pensar que, incluso en el caos, siempre hay un rayo de luz por descubrir.
Un reflejo de la realidad
Diario de la plaga no es un simple álbum; es un viaje a través de las emociones, donde cada canción tiene un significado más profundo. El propio título despierta el pensamiento crítico. Al referirse a nuestras dificultades y frustraciones cotidianas, Mills logra plasmar un punto de vista que responde a la angustia colectiva, pero siempre desde una perspectiva íntima.
«Pan, circo y crueldad» es una frase que resuena no solo en el contexto del álbum, sino en la realidad misma. Esta noción de que, a menudo, lo que parece superficial (el entretenimiento en redes sociales) oculta problemas más profundos, es algo que debería preocuparnos. Piensa en ello: ¿estamos demasiado obsesionados con el circo para mirar hacia las verdaderas cuestiones que nos afectan?
La música como refugio
A medida que la charla se desarrolla, Mills comparte la idea de que la música no siempre tiene que estar ligada al dinero. Es un concepto liberador, ¿no crees? Todos hemos estado en esa situación en la que nos preguntamos si nuestras pasiones tienen validez si no son rentables. Pero, al igual que el amor o la amistad, la buena música debería existir por sí misma.
Mills puede que se encuentre en una posición privilegiada —y que nadie debería sentirse mal por eso—, pero su perspectiva es refrescante. Ya no es solo un artista buscando su lugar en la industria; es un hombre que busca su voz auténtica en un mundo que, a menudo, grita ruidosamente.
La próxima etapa de la carrera musical de Mills
Con una carrera que ha evolucionado con el tiempo, me pregunto: ¿qué podemos esperar de su próximo álbum? «Probablemente sea luminoso y alegre», dice con una sonrisa. Y así, el ciclo de la creación continúa. La espiritualidad del arte reside en esta capacidad de transformación. El arte no es estático, y esa es una de las facetas más emocionantes de jugadores como Mills. Mañana podría ofrecer un disco lleno de luz y color.
Es un ciclo apropiado para la vida misma. Así como nuestras circunstancias cambian, también lo hace la música que elegimos hacer y escuchar. Las experiencias nos moldean de formas inesperadas, y en un mundo marcado por la incertidumbre, seguir explorando diferentes sonidos y estilos se convierte en una necesidad.
Reflexiones finales
Al finalizar nuestra conversación, reflexiono sobre las conexiones que surge entre la música, la vida y las crisis de nuestro tiempo. La creatividad de Jorge Mills es un recordatorio de que, a pesar de las penurias que vivimos, la autenticidad puede florecer incluso en los momentos más oscuros. Como él mismo dice, “hay esperanza”. Y aunque muchas de sus letras puedan hacernos sentir vulnerables, hay belleza en esa vulnerabilidad.
Entonces, ¿te atreverías a sumergirte en las letras de Diario de la plaga? ¿Te gustaría explorar tus propios sentimientos en medio de esta realidad que muchas veces parece inabarcable? La respuesta puede estar en la música, que, aunque a menudo interpretemos como un simple “pasatiempo”, es capaz de ofrecer una percepción profunda sobre la vida misma.
Así que, la próxima vez que escuches un tema de Mills, recuerda: no solo estás escuchando música; estás participando en una conversación sobre los tiempos que vivimos y la manera en que nos conectamos unos con otros, incluso en la oscuridad. Quizás, a fin de cuentas, eso sea lo que realmente importa.