Después de la devastadora DANA que azotó a Valencia en octubre, las altas voces de las administraciones resonaron, prometiendo un futuro más seguro, al menos en lo relacionado a las infraestructuras hidráulicas. Todos hemos oído esos compromisos antes, ¿verdad? “¡Esto no volverá a suceder!” La famosa frase que siempre sigue a un desastre. Pero, ¿realmente hemos aprendido la lección? Desde luego, los daños económicos fueron abrumadores, alcanzando la cifra de 2.500 millones de euros. Por lo tanto, la construcción de nuevas presas, canales y defensas de márgenes no es solo un reto; es una necesidad urgente. Ahora bien, ¿será esta una limpieza o un mero posponer el inevitable desastre?

La ausencia de competencia: ¿dónde quedan las empresas locales?

En este nuevo escenario de reconstrucción, muchos expertos en el sector de la construcción expresan su preocupación: el proceso de licitación parece estar diseñado para dejar fuera a una gran parte de las empresas locales capaces de realizar los trabajos necesarios. En un país como España, que es una potencia en la construcción, parece absurdo que solo cuatro empresas estén en condiciones de competir en el paisaje actual: Dragados, Vías, Sacyr y Grupo Sando. Déjame hacer una pausa aquí y pensar: ¿cuántas veces hemos visto oportunidades pasadas desapercibidas por un sistema que no se adapta a la realidad? Es desalentador.

Una vez, en una conversación con un amigo arquitecto, me dijo que la burocracia en las licitaciones es como una fiesta a la que solo pueden asistir los conocidos, y si no tienes el ‘carnet de socio’ o el tiempo suficiente para hacer la cola, es mejor que compres una botella y disfrutes desde la acera. El escenario actual en Valencia se siente un poco así.

Cuando hablamos de que más del 90% de las empresas quedan excluidas, es una llamada de atención. No estamos hablando de un negocio de artesanía; estamos hablando de reconstruir la infraestructura crítica de una ciudad. La lógica con la que se establecen los criterios de licitación deja claro que el sistema actual no solo es restrictivo, sino que además podría estar creando un perfecto caldo de cultivo para la ineficiencia.

La falta de inversión y el paso del tiempo

La falta de inversión en infraestructuras en las últimas dos décadas es otro de los temas que ha sido mencionado por ingenieros y expertos tras la DANA. Imagina estar en una carrera y darte cuenta de que te olvidaste de entrenar: cuando finalmente te presentas, tus competidores están en su mejor forma. Así es como se siente la situación actual de Valencia. El desvío del Turia, construido en 1957, puede haber sido un gran alivio en su momento, pero la falta de nuevas obras en los últimos 20 años ha dejado a la ciudad vulnerable.

Al reflexionar sobre esto, surgen varias preguntas: ¿cuánto tiempo más podemos seguir confiando en soluciones del pasado? ¿Deberíamos aplicar el mismo rigor para evaluar las decisiones políticas que aplicamos a las empresas que buscan licitar?

La importancia de una generación emergente de contratistas locales

Es primordial que se reconsideren los criterios para las licitaciones. Las palabras de los expertos son claras: si las empresas locales no pueden demostrar experiencia en obras hidráulicas de gran dimensión en los últimos cinco años, es porque no han tenido la oportunidad de realizar esos trabajos. Es una especie de círculo vicioso: para conseguir trabajos nuevos, necesitas una experiencia previa que no puedes acumular si simplemente no te permiten participar. Este es un dilema que claramente afecta a la comunidad local.

¿Y qué hay de las empresas emergentes que cargan con el peso del entusiasmo y la innovación? Por ejemplo, hay cientos de contratistas pequeños que están deseosos de inyectar frescura e ideas en el panorama de la construcción de infraestructuras. Suelen ser los innovadores, aquellos que están constantemente buscando nuevas maneras de resolver problemas. Sin embargo, se enfrentan a una muralla de criterios burocráticos que, en vez de proporcionar oportunidades, las limita.

Propuestas para una mayor inclusión

Es evidente que la necesidad de cambios en el sistema de licitaciones no es solo un capricho del sector. Es esencial para fortalecer la resiliencia de la infraestructura de la región. Las voces en el sector de la construcción insisten actualmente en que se deben replantear los criterios de contratación.

Abriendo el diálogo

Si bien se espera que las licitaciones de obras públicas se gestionen con procedimientos ordinarios a partir de enero, el desafío será lograr que se escuchen las voces de todas las partes interesadas en esta discusión. ¿No es hora de involucrar a las pequeñas y medianas empresas en una conversación que promete definir el futuro de una región?

Recuerdo un día en la universidad cuando mi profesor de economía sostenía que «la verdadera fuerza de una economía radica en su capacidad para adaptarse». Esa afirmación resuena profundamente en esta situación. Si las estructuras de poder no se adaptan, se transforman en obstáculos que perjudican el progreso.

Fomentar la inversión en educación

Aparte de simplificar los criterios de licitación, otra propuesta vital es fomentar la inversión en educación y capacitación en el sector de la construcción. Si los jóvenes de Valencia se sienten motivados a alcanzar un futuro en el ámbito de la ingeniería o la construcción, estaremos creando un desarrollo sostenible a largo plazo. Al final, no se trata solo de trabajar en un proyecto; se trata de construir comunidades.

Rumores de un cambio

Las conversaciones sobre un cambio en los criterios de licitación están surgiendo. Ya se están discutiendo en los canales apropiados, y a medida que las administraciones comienzan a reconocer las complicaciones del panorama actual, podríamos ser testigos de un cambio positivo. Después de todo, ¿quién no quiere contar su historia en el capítulo de la reconstrucción de Valencia, con el título de «El regreso de los héroes locales»?

Un nuevo amanecer o más de lo mismo

Lo que está sucediendo en Valencia podría ser un presagio. Si se maneja correctamente, puede marcar el comienzo de un nuevo amanecer, en el que no solo los gigantes de la construcción se benefician, sino que también las pequeñas empresas locales se suben al tren de la reconstrucción y aportan su granito de arena. Por supuesto, todo esto dependerá de cómo se gestione el proceso de licitación en el futuro.

Al final del día, todos queremos ver a Valencia crecer y florecer. ¡Y quién no ama una buena historia de resurgimiento! Sin embargo, mientras esperamos el desenlace, es vital seguir cuestionando, debatiendo y buscando soluciones creativas que empoderen a la comunidad en su conjunto.

Conclusiones: la pelota está en el tejado de las administraciones

La reconstrucción de Valencia es más que un mero proceso de construcción; representa una oportunidad de unir fuerzas, de abrir las puertas a nuevas ideas y a la innovación. Si las administraciones optan por un enfoque inclusivo, podrían descubrir que nuestra fortaleza reside en la diversidad de nuestra comunidad.

Así que, a medida que las aguas se calman y empezamos a reconstruir, ¡no olvidemos llevar nuestras mejores herramientas y nuestras ideas más frescas! Valencia necesita héroes, sí, pero también necesita un sistema que permita que todos los héroes, grandes y pequeños, tengan la oportunidad de contribuir. ¿Y quién sabe? Podríamos estar al borde de un resurgimiento que dejara a todas las generaciones venideras asombradas y agradecidas.

Recuerda, en esta carrera hacia la reconstrucción, todos somos parte del equipo y juntos podemos construir algo grandioso. ¡Así que manos a la obra!