En una noche que ya forma parte de la historia del fútbol español, la selección de España se despidió del año con una espectacular victoria sobre Francia, logrando un resultado de 4-2 en un emocionante enfrentamiento celebrado en el Allianz Riviera de Niza. Sin duda, un respiro necesario tras unos meses convulsos en el ámbito del fútbol femenino, donde las expectativas no se habían cumplido en los recientes Juegos Olímpicos. Pero aquí estamos, con una selección renovada bajo el mando de Montse Tomé, y la victoria contra un rival siempre formidable como Francia no podría ser más prometedora.

El contexto: la revolución de Montse Tomé

Antes de sumergirnos en los detalles del partido, es importante hablar sobre el momento que vive el fútbol femenino en España. La revolución liderada por Tomé ha sido un tema candente. ¿Quién no recuerda la renuncia de 15 jugadoras, incluidas dos capitanas, el pasado año? Era un grito a la igualdad y al cambio. Mientras algunos optaron por la resignación, estas jugadoras decidieron alzar la voz.

Tomé tomó las riendas en un momento crítico y ha logrado formar un equipo resiliente y competitivo. La importancia de esta victoria radica no solo en el marcador, sino en la respuesta emocional de un grupo que ha vivido momentos de incertidumbre insostenibles.

Un vistazo al partido

Desde el primer pitido, quedó claro que España no iba a dejarse amedrentar por el poder físico del equipo francés, que cuenta con grandes nombres y clasificación privilegiada en el ranking de la FIFA. En el minuto 6, el estadio se levantó al ritmo de los primeros aplausos: Aitana Bonmatí recibió un balón magistral de su compañera Mariona Caldentey, y lo que sucedió después fue pura poesía en movimiento: un gol que no solo abrió el marcador, sino que también simbolizó la rápida conexión entre las piezas clave del equipo. ¿Hay algo más satisfactorio que esa sensación de ver a tus jugadoras ejecutando jugadas ensayadas en el campo?

La magia de Claudia Pina

Y no podemos dejar de mencionar a Claudia Pina, quien volvió a la selección tras más de dos años. Sus movimientos y la magia en el campo fueron fundamentales para desatar la ofensiva española. Pero no se trata solo de técnica y fuerza; su regreso es un testimonio de la perseverancia y la lucha por los derechos en el fútbol femenino. Me hace recordar a mi viejo entrenador, quien siempre decía: “El fútbol es como la vida, hay que saber levantarse luego de caer”.

El «chaparrón» francés

Sin embargo, el milagro no siempre es perfecto. Francia intentó comenzar a presionar, y en un momento, parecía que podían voltear el partido. Unos minutos después del primer gol, un error de María Méndez en la defensa pareció dar alas a las francesas, permitiendo un gol en propia puerta que nos dejó con el corazón palpitante. ¿No les ha pasado alguna vez que de repente sienten que la suerte se ha desviado? Pero aquí es donde entra en juego la fortaleza mental del equipo español.

¡Dame un break!

La segunda parte del partido trajo más emociones. Con el público en vilo, la selección se serenó y volvió al juego. Si alguna vez han sentido que necesitan un descanso después de un día de locos, pues lo mismo le sucedió a nuestras jugadoras. ¡Eso es el fútbol! Con un espectáculo de 17 pases y una sólida visión de juego, llegó el tercer gol a través de Lucía García, quien mostró una vez más que la calidad de juego pesado combina perfectamente con la destreza.

Penalti y el toque de Mariona

Con un penalti transformado por Mariona Caldentey, España selló el destinario en el 81. No solo fue un resultado sino también un símbolo de superación. ¿Se imaginan la presión de tomar un penalti en un escenario internacional? Pero aquí estaba Mariona, fresca y lista para asumir la responsabilidad y demostrar que los momentos difíciles se pueden superar. Como dice el dicho: «a veces, lo que te derriba te hace más fuerte».

La perspectiva de un aficionado

Como aficionado al fútbol, he tenido mis altibajos. Recuerdo una vez, en una tarde de verano, viendo un partido de la selección menor en un bar lleno de gente. Cada grito y cada emoción nos unía más. Algo muy similar se vivió en Niza, con alrededor de 6,500 espectadores vibrando en la tribuna. Ver a la selección femenina obtener una victoria así es como un bálsamo que cura las heridas de la incertidumbre. Todos estamos con ellas; esto no es solo un juego, es una conexión que nos llena de orgullo.

Un futuro esperanzador

Esta victoria nos lleva a preguntarnos: ¿es esta la base de un nuevo comienzo para la selección femenina de España? Con este nuevo régimen y el entusiasmo del grupo, la posibilidad de que se conviertan en contendientes serios en futuros torneos es más realista que nunca.

Las figuras que se presentaron en el partido no solo son futbolistas; son un símbolo de lucha, un lugar en el que cada niña que sueña con jugar al fútbol puede verse reflejada. Sabemos que la presión estará ahí, como siempre, pero no cabe duda de que las mujeres han demostrado que valen la pena.

Conclusión

Si bien un partido no define todo un recorrido, esta victoria contra un rival exigente nos muestra que hay luz al final del túnel. Desde aquí, no queda más que desear lo mejor para nuestras jugadoras; la próxima vez que se presenten, quiero estar preparado con mi bufanda y lista la cerveza, porque entre todos, somos parte del mismo equipo.

Así que, ¿qué viene después? La pregunta permanece: ¿será esta la señal de los tiempos que están por venir? Solo el tiempo lo dirá, pero a medida que las jugadoras continúan mostrando su coraje y sus habilidades en el campo, nosotros, como fanáticos, solo podemos esperar con ansias el espectáculo que nos brindarán.

Y ahora, querido lector, cuéntame: ¿cuál fue tu momento favorito del partido? ¡No hay nada como compartir historias de fútbol!