La historia de los videojuegos es fascinante, tan rica y variada como la trama de un buen juego de rol. Desde aquellas primeras líneas de código hasta los impresionantes gráficos que nos cautivan hoy en día, el viaje ha sido largo y lleno de giros inesperados. Es en este contexto que surge el museo OXO, una nueva joya cultural en Madrid, que abre sus puertas para revelar la historia y la magia detrás de este medio de entretenimiento tan querido. ¿Pero qué hace que este lugar sea tan especial? ¡Ponte cómodo y acompáñame en este recorrido lleno de nostalgia y descubrimientos!

La llegada del museo OXO a Madrid

Todo comenzó en la soleada Málaga, donde el museo OXO hizo su debut en enero de 2023. El entusiasmo por los videojuegos fue tan contagioso que no tardó en expandirse hasta la vibrante capital española, Madrid. La segunda encarnación del OXO se ha establecido en la plaza de Callao, un lugar emblemático que no podría ser más adecuado. Santiago Bustamante, el Director Cultural del museo, ha explicado que el OXO ha sido diseñado como un espacio accesible para todos, un puente que conecta a las generaciones de los jugadores más jóvenes con los que crecieron con los primeros videojuegos.

Recuerdo la primera vez que jugué a un videojuego en una consola clásica, un Atari 2600 que me dejó maravillado. Puede que no tenga los gráficos de hoy, pero la emoción de controlar a ese pixel cuadrado que saltaba de un lado a otro seguía siendo mágica. El museo OXO tiene como objetivo capturar esa misma esencia, haciendo que cada visita sea un viaje a través del tiempo.

Un viaje a través de la historia del videojuego

Imagina que entras a un espacio que no solo conserva las máquinas y juegos, sino que también permite que los visitantes los experimenten en su forma original. ¡Eso es OXO! A diferencia de otros museos que pueden estar saturados de exhibiciones estáticas y pantallas deslumbrantes, OXO ha optado por una experiencia interactiva donde todo se puede probar en su formato original. Desde el recordado Pong hasta el emblemático Out Run, los visitantes pueden ponerse en la piel de un gamer de antaño.

Esta filosofía de “no emulación” puede parecer un pequeño detalle, pero es fundamental para la autenticidad de la experiencia. En lugar de recurrir a trucos tecnológicos que pueden perder la esencia de la jugabilidad, OXO se compromete con la realidad. ¿Recuerdas aquel joystick que se te atascaba? ¡Aquí podrás sentir la frustración o la alegría como entonces!

A lo largo de dos plantas, la exposición permanente nos lleva a través de setenta años de evolución de los videojuegos, en la que se celebran los 30 años de PlayStation, la mítica consola que definió una generación. ¿Quién no recuerda aquellas largas noches jugando Final Fantasy o Metal Gear Solid? OXO no solo muestra el hardware, sino también el impacto cultural y artístico que estos juegos han tenido en nuestra sociedad.

La importancia del museo en la cultura actual

Si bien la cultura del videojuego puede parecer una mera forma de entretenimiento, es profundamente significativa en nuestras vidas. Esta no es solo una cuestión de diversión; es un medio que ha influido en la forma en que nos comunicamos, aprendemos y conectamos. Durante años, el videojuego ha sido considerado un territorio para los geeks y los solitarios, pero OXO está aquí para cambiar esa narrativa.

Santiago Bustamante dice con razón: «No queremos tratar el videojuego como un nicho». Y es cierto, los videojuegos abarcan tanto que ignorarlos sería un error. Desde su capacidad para unir a las familias, hasta ser una forma de arte que toca temas profundos y relevantes.

Es curioso pensar cómo algunos de mis amigos más cercanos han surgido de noches de videojuegos en sesiones de cooperativo. Desde un raid en World of Warcraft hasta carreras en Mario Kart, esas experiencias han forjado lazos que perduran en el tiempo. OXO promueve ese mismo espíritu de comunidad, convirtiéndose en un punto de encuentro donde las familias pueden disfrutar juntas, donde los jóvenes pueden aprender y los mayores pueden rememorar.

La intervención del director cultural: Santiago Bustamante

Santiago Bustamante no es solo un apasionado de los videojuegos; es todo un pionero. Su trayectoria como divulgador y periodista ha sido crucial para la creación de OXO. Desde que el MoMA comenzó a incluir videojuegos en su colección permanente, ha trabajado incansablemente para educar y expandir el diálogo sobre este medio.

En sus propias palabras, «hemos querido llevar al visitante a la emoción primigenia y el formato original». Esta filosofía se refleja en la atención meticulosa a los detalles en cada rincón del museo. Imagina una «capilla» dedicada a Hideo Kojima, donde los fanáticos pueden rendir homenaje a uno de los más grandes creadores de la era moderna.

¿No es acaso notable que un museo de videojuegos esté en el mismo nivel que instituciones artísticas tradicionales? Este reconocimiento habla de la evolución del medio y de su creciente importancia en nuestra cultura colectiva.

Exposiciones interactivas y temporales

No todo se queda en la exposición permanente. OXO también tiene un atractivo especial con exposiciones temporales que capturan la atención de los visitantes de todas las edades. Por ejemplo, una muestra reciente que celebró los 40 años de Dinamic, una de las compañías más influyentes en la escena de los videojuegos españoles, llevó a muchos a revivir sus memorias de infancia.

Recuerdo haber jugado a Bugaboo en mi viejo ZX Spectrum, y cómo ese simple juego me enseñó sobre la perseverancia y la creatividad. Así, estas exposiciones en OXO sirven como un recordatorio de que los videojuegos son también historia, una rica tela con hilos de creatividad, innovación y nostalgia.

Conclusiones: la relevancia del OXO

En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, OXO se presenta como un lugar donde el pasado y el presente se encuentran. Es un refugio para aquellos que buscan revivir momentos especiales, y un espacio para que las nuevas generaciones aprendan sobre la evolución de un arte que ha llegado para quedarse.

Por tanto, la pregunta que nos queda es: ¿realmente estamos preparados para apreciar la historia y el impacto de los videojuegos en nuestras vidas? La respuesta, sin duda, es un resonante sí. OXO no es solo un museo; es un viaje emocional, cultural y educativo que todos deberíamos tener la oportunidad de experimentar.

Así que si te encuentras en Madrid, no pierdas la oportunidad de visitar OXO. Y no olvides, cuando te pongas a jugar, ¡que no se te atragante el joystick!