La cultura es ese motor que no solo da vida a las ciudades, sino que también puede ser un puente entre naciones. ¿Qué ocurre cuando dos países con una historia compartida se encuentran en un momento tenso, y la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara se convierte en el escenario perfecto para la reconciliación? Esta pregunta me ronda la cabeza cada vez que pienso en la reciente visita del ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, a México, en un contexto donde las relaciones bilaterales parecen tambalearse. Pero, ¿puede realmente la cultura actuar como un bálsamo para las heridas diplomáticas?

La FIL de Guadalajara: Un entorno para el diálogo cultural

A medida que me sumerjo en el ambiente vibrante de la FIL 2024, no puedo evitar sentirme emocionado. Este evento, que reúne a autores, editores y amantes de la literatura de todas partes del mundo, tiene la magia de unir a las personas a través de las palabras. Ya saben, esa sensación cuando te encuentras con un buen libro y sientes que el autor te habla directamente al corazón. Así que, al ver a Urtasun en Guadalajara, no pude evitar preguntarme: ¿será este el momento en que las palabras se transformen en actos concretos para reparar las relaciones entre España y México?

Ernest Urtasun llegó a la feria en un contexto complicado. Desde la investidura de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, las relaciones entre España y México habían estado, digamos, en entredicho. ¿No es irónico que el país que ha dado tanto valor a sus raíces culturales se encuentre en una posición diplomática, digamos, incómoda? A pesar de que el rey español, Felipe VI, no fue invitado a la investidura, Urtasun insistió en que la presencia de España en la FIL es un proyecto “prioritario”. Y aquí ustedes deben estar preguntándose, ¿realmente un evento literario puede cambiar el curso de la historia?

La importancia del diálogo cultural

Durante su visita, Urtasun se reunió con Claudia Curiel, la secretaria de Cultura mexicana, y juntos hicieron un esfuerzo por estrechar lazos a través de la cultura. Mientras lo veía sonreír al lado de Curiel, no pude evitar recordar una anécdota personal. Mi primer contacto con una cultura diferente fue cuando asistí a un festival literario en un país lejano, donde la diversidad de voces y la riqueza de ideas me abrieron los horizontes. Tal vez, como en aquel festival, la FIL pueda ser un nuevo comienzo para las relaciones entre estos dos países.

El exilio español en México tras la Guerra Civil es uno de los temas que une a ambas naciones, y, por supuesto, no se olvidaron de incluirlo en la programación de la feria. Urtasun agradeció a México por ser un país de acogida, un gesto que, en mi mente, sugiere un reconocimiento de las heridas del pasado y una intención de avanzar hacia un futuro más colaborativo.

Ventana a la solidaridad: La taquilla para Valencia

Un gesto que me tocó el corazón fue la decisión de la FIL de donar la taquilla de un día para ayudar en la reconstrucción tras las riadas en Valencia. En un mundo donde a menudo se destaca la diversidad de opiniones, ver un acto concreto de generosidad me recuerda que, a fin de cuentas, somos más que simples naciones: somos comunidades de personas que se preocupan por los demás. A veces merece la pena dejar de lado las diferencias para enfocarse en lo que realmente importa: las personas.

La solidaridad es un idioma universal, ¿no creen? Y aunque combatimos en diferentes trincheras políticas, al final del día, todos queremos lo mismo: vivir en un lugar donde podamos ser nosotros mismos, donde nuestras historias se cuenten y nuestras culturas se celebren.

El lema de la FIL: Camino de ida y vuelta

El lema de la presencia de España en la FIL —“Camino de ida y vuelta” — me hace reflexionar. En el viaje de conocer a otros y ser conocido, cada uno de nosotros tiene algo que aportar. Urtasun enfatizó que el evento no solo se trataba de la presencia de España, sino también de una “puesta en valor de la diversidad y el intercambio”. Me imagino que, al igual que muchos de ustedes, he dado la vuelta al mundo buscando respuestas en otras culturas, y cada vez regreso a casa con una perspectiva renovada.

Aquí es donde pienso en la importancia del intercambio cultural. A veces, una palabra en otro idioma, una melodía que resuena en el corazón, o una historia contada con pasión pueden ser más efectivas que horas de negociaciones. La creatividad y el arte son herramientas poderosas que pueden derribar muros e inspirar la empatía.

Reflexiones finales: ¿Puede la FIL cambiar el rumbo?

Al final del día, Urtasun dejó claro que su intención como ministro era continuar la labor de colaboración entre México y España. La cultura puede muy bien ser una palanca y quizás, solo quizás, el inicio de un camino más conciliador. A menudo nos preguntamos si los políticos entienden la importancia de la cultura en sus decisiones, y aquí se está demostrando que sí. La FIL es un espacio de diálogo donde se pueden construir relaciones más fuertes y, tal vez, un mundo más unido.

Así que, amigos, ¿qué piensan ustedes? ¿Puede la cultura realmente salvar las relaciones diplomáticas? ¿O es simplemente un bello ideal, una quimera que nos contamos para hacer el viaje más llevadero? A veces, en el caos de la vida moderna, es fácil olvidar que todos somos parte de una misma historia. La FIL 2024 no es solo una representación de cultura, sino un recordatorio de la importancia de construir puentes entre las naciones.

Quizás, al final de cuentas, el verdadero desafío no sea solo llevar libros de un país a otro, sino entender que la historia también se escribe en páginas compartidas, en el diálogo respetuoso y en la empatía hacia aquellos que, como nosotros, buscan encontrar su lugar en el mundo.

Así que, abracemos el viaje. La cultura puede ser el camino que elegimos hacia un futuro más unido. ¿Listos para dar el siguiente paso?