Después de un año de hostilidades, el gabinete de seguridad israelí ha decidido aprobar un acuerdo de alto el fuego con Hizbulá. El conflicto ha dejado un rastro espantoso: 3,823 muertos en Líbano y miles de desplazados. En el lado israelí, 78 personas han perdido la vida, incluidos 47 civiles, y cerca de 60,000 han abandonado sus hogares en busca de seguridad. Este complejo juego de ajedrez geopolítico en el que están involucrados lo que parecen ser piezas eternamente en movimiento nos lleva a preguntarnos: ¿será esta la solución o simplemente un parche temporal más en una herida que nunca sana?

¿Por qué ahora? Contexto del alto el fuego propuesto

Del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se espera un anuncio que podría cambiar las reglas del juego. Luego de un año de ofensivas, Netanyahu ha justificado la propuesta diciendo que este acuerdo no solo busca aislar a Hamás en Gaza, sino también “recomponerse militarmente” para enfocarse en “la amenaza iraní”. Pero, ¿no es irónico que en medio del caos, suene esta música de cese al fuego? A veces, pensar en la paz requiere más que una simple aprobación en un gabinete, ¿no crees?

Netanyahu se siente confiado en que Hizbulá ha «retrocedido décadas». ¿Puede ser que haya visto el reflejo de su propia derrota en el oscuro túnel? Es un juego de poder en el que se cruzan las dinámicas militares y políticas. Y mientras eso sucede, la mayoría de nosotros seguimos en modo «scroll» en nuestras redes sociales, sin poder imaginar la gravedad de la situación. ¿Por qué vivir la tragedia, si podemos simplemente ver memes de gatos, verdad?

La propuesta en detalle: ruptura o continuidad

Hasta el momento, los detalles del acuerdo son escasos y se filtran como pedacitos de un rompecabezas que cuesta armar. Según lo que se conoce, la propuesta se basa en la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin a la guerra entre Israel y Hizbulá en 2006, aunque su implementación ha sido un cuento chino.

La idea es que en una fase inicial de 60 días, las tropas israelíes se retiren de Líbano y Hizbulá se repliegue al norte del río Litani. Mientras tanto, el ejército libanés ocuparía la zona sur del país, con el apoyo de la misión de paz de la ONU, FINUL. Aunque en teoría suena como un acuerdo pacífico, a mí me recuerda más a un juego de dominó: cada movimiento tiene que ser calculado y, al final, solo uno puede quedarse en pie.

Apuestas y riesgos

Sin embargo, aquí es donde se complica el asunto. Netanyahu también sugiere que Israel mantendría la capacidad de atacar a Líbano, lo que ciertamente es como invitar a un panadero a un concurso de tortas y luego denunciar que su receta no tiene suficiente azúcar. Itamar Ben Gvir, el ministro ultraderechista de Seguridad Nacional, ya está lanzando declaraciones incendiarias, tildando el alto el fuego de “error histórico”. ¿Quién necesita amigos en tiempos de guerra cuando puedes tener a un aliado así, verdad?

Los medios israelíes informan que EEUU ha querido jugar como árbitro en este juego de ajedrez. Según las filtraciones, está en la mesa garantizando a Israel apoyo para operaciones militares en caso de que Hizbulá reconstituya sus fuerzas. ¿Acaso esto no se parece un poco a poner una venda sobre una herida que necesita cirugía urgente?

La comunidad internacional también parece estar en el centro de la conversación, pero la pregunta es: ¿realmente hay interés en la paz per se o es solo una búsqueda de herramientas para la dominación política? Es un dilema estimulante, ¡vaya que sí!

El dilema del gobierno libanés

En el lado libanés, el gobierno, encabezado por Najib Mikati, ha tenido que convocar a un consejo de ministros para analizar la situación. Hizbulá no se ha involucrado directamente en las negociaciones, mucho menos ha mostrado su mano. ¿Es una señal de debilidad o estrategia? Con la decisión de no participar, se preguntan: ¿podrá el grupo aceptar las condiciones impuestas y no salir como un perdedor ante su pueblo?

El profesor Ignacio Gutiérrez de Terán de la Universidad Autónoma de Madrid acierta al decir que aceptar el acuerdo podría significar un “suicidio político” para Hizbulá. ¿Imaginas el drama en el escenario político? Es como si un grupo de amigos decidiera jugar a la “verdad o reto” y todos eligieran “verdad” mientras tú quedas destinado a cumplir un reto humillante.

La situación actual en el terreno

La realidad en el terreno es otra historia. En medio de este alegato, el ejército israelí ha intensificado bombardeos, incluso golpeando zonas comerciales en Beirut. Esto es lo que se podría llamar “comunicados con pruebas de amor”, donde cada “bombardeo” es la declaración de amor más destructiva que uno podría imaginar.

El conflicto comenzó el 8 de octubre de 2023, con Hizbulá atacando territorio ocupado por Israel, mientras que el país hebreo respondió con una lluvia de fuego, convirtiendo una vez más a Líbano en un campo de batalla. ¿Qué es lo que realmente se logra con este tipo de actos? Les aseguro que no es la paz, pero sí que es una forma eficiente de atraer la atención internacional.

¿Qué sigue ahora?

Ante la mira internacional, el papel de Estados Unidos es crucial, pero también tiene que lidiar con la imagen de un mediador que no actúa. Sería interesante imaginar si alguien puede decirle a Biden que hay formas más efectivas de resolver conflictos que lanzar bendiciones sobre bombas. Su administración ha estado bajo presión para actuar y garantizar que este acuerdo realmente funcione.

Qué ironía también es el juego en el que uno de los principales jugadores parece moverse en la sombra, esperando el momento adecuado para mostrar sus cartas. ¿Por qué no lo hacen simplemente en una reunión de amigos, en vez de costarle la vida a miles?

Reflexiones finales: hacia un futuro incierto

Es difícil no ver el absurdo en todo esto. Un posible alto el fuego que es un arma de doble filo, opiniones contradictorias que parecen no llevar a ningún sitio y un grupo que busca mantener su relevancia en un juego geopolítico que sin duda se complica más cada día.

En mi experiencia personal, he aprendido que las relaciones complicadas se arreglan en una habitación pequeña con dos copas de vino. En este caso, parece que la copa de vino ha sido reemplazada por misiles y el diálogo se ha convertido en un intercambio de disparos. Pero a fin de cuentas, lo que se pierde es el ser humano, esas vidas que no deberían ser cartas de un juego que nunca debería haber comenzado.

La paz, aunque suene cliché, está en manos de muchos, pero ¿realmente quieren alcanzarla? En un mundo donde se juega con vidas como si fueran piezas de un tablero de ajedrez, la pregunta sigue siendo pertinente: ¿quién se beneficiaría realmente de que esto se convirtiera en una historia con un final feliz? Mientras tanto, el ciclo continúa. ¿Dónde está el fin?

Así, este acuerdo de alto el fuego se convierte en un fragmento más de una historia interminable de enfrentamientos y diálogos fallidos. La espera para ver si las palabras se transforman en acción sigue siendo nuestra única certeza. Al menos, hasta que la siguiente noticia desplace a esta.