En un mundo donde las redes sociales han llevado la conversación sobre la violencia de género a la vanguardia, es vital adentrarnos en las experiencias y las realidades que enfrentan tanto las víctimas como los profesionales que trabajan incansablemente para apoyarlas. Este artículo, basado en las declaraciones de las abogadas Emilia Barragán y Mar Mignorance, busca ofrecer una perspectiva más profunda sobre la situación actual de la violencia de género en España, así como las barreras que deben superar aquellas valientes que deciden dar un paso al frente.

La importancia de la empatía en el sistema judicial

Cuando escuchamos frases como «la justicia es ciega», a menudo olvidamos que detrás de cada caso hay historias llenas de dolor y sufrimiento. La abogada Emilia Barragán, miembro del turno de oficio de Violencia de Género en Córdoba, enfatiza que, aunque ha aumentado la conciencia social sobre esta problemática, aún hay un largo camino por recorrer. Las generaciones mayores tienen a menudo normalizados comportamientos que, en realidad, son delitos. ¿Cuántas veces hemos escuchado argumentos como «eso pasa en todas las casas»?

Imagina que estás en una reunión familiar y tu tía abuela empieza a contar cómo «en su época» los hombres eran más severos. Llenas tu copa de vino y te preguntas si alguna vez esas experiencias fueron realmente aceptables. La normalización de la violencia nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo se rompe este ciclo? La respuesta no es sencilla, pero comienza con la educación y la empatía.

El papel crucial de los abogados en el proceso

Los abogados son a menudo el primer punto de contacto para muchas víctimas de violencia de género, y su labor trasciende lo legal. En palabras de Barragán, estos profesionales pueden ser los encargados de «quitar la venda de los ojos» a las víctimas. Además, deben lidiar con el delicado equilibrio de señalar la diferencia entre un malentendido y un acto de violencia real.

En alguna ocasión, un amigo cercano que trabaja en servicios sociales me contó sobre un caso donde tuvo que convencer a una mujer de que su situación no era «normal». Recuerdo su frustración al decirme: «¿Por qué es tan difícil que entiendan que su esposo no tiene el derecho de hacer eso?». A veces, el sistema debería ser una brújula que guíe a las víctimas hacia la salida del laberinto, en lugar de convertirse en un laberinto en sí mismo.

Las urgencias del sistema judicial

La estructura del sistema judicial español se enfrenta a una carga de trabajo abrumadora. Con un juzgado de guardia 24 horas en funcionamiento, las abogadas pueden garantizar que las víctimas obtengan medidas provisionales que les protejan de inmediato, como órdenes de alejamiento. Sin embargo, Barragán señala que, una vez que el caso llega al Juzgado de Violencia sobre la Mujer, las cosas pueden complicarse. La incomodidad de las víctimas durante las largas esperas para declarar puede resultar devastadora.

Imagina estar en la sala de espera de un hospital, pero en lugar de esperar por un chequeo médico, estás esperando para ser escuchado en un caso que involucra tu vida. El ambiente no es el más propicio para la calma y la reflexión. Así, las víctimas se encuentran en situaciones que pueden ser emocionalmente abrumadoras. ¿Cómo se puede esperar que una mujer hable de su trauma después de horas de espera y ansiedad?

La necesidad de más recursos y formación

Ambas abogadas resaltan que no todos los jueces del Juzgado de Guardia muestran la misma sensibilidad hacia las víctimas de violencia de género. Este factor puede ser determinante, ya que podría conducir a decisiones que no reflejan la gravedad de la situación. Existe una clara necesidad de formación continua para todos los actores del sistema judicial.

Sin embargo, cuando hablamos de sensibilidad en el sistema judicial, también estamos hablando de un cambio en la percepción social. ¿Es posible que un magistrado que ha sido educado en un entorno que minimiza la violencia de género pueda empatizar adecuadamente con las víctimas? Solo el tiempo y la formación pueden responder a esta pregunta.

Revictimización: un proceso doloroso

La revictimización es un fenómeno que se manifiesta cuando las víctimas se ven forzadas a volver a vivir su trauma a través del proceso judicial. Mignorance menciona que, a menudo, las mujeres que intentan presentar una denuncia se enfrentan a la descalificación de sus experiencias. Un caso concreto que relata muestra que la policía no quería aceptar la denuncia inicial de su cliente, quien finalmente recibió el apoyo que necesitaba a través de Unidades de Valoración Integral de Violencia de Género (UVIVG).

En mi propia experiencia, he escuchado historias de mujeres que, tras presentar denuncia, se sienten más intimidadas que antes. Esa sensación de ser juzgadas en lugar de escuchadas puede ser devastadora. Sobre todo para quienes, tras largos años de sufrimiento, por fin dan un paso hacia la libertad.

Un futuro con esperanza

A medida que avancemos en la lucha contra la violencia de género, es fundamental reconocer los pasos positivos que se están dando. Según el informe anual sobre violencia de género de 2022 del Ministerio de Igualdad, se han incrementado las denuncias y las sentencias han comenzado a ser más favorables a las víctimas. Además, la conciencia social, como menciona Barragán, ha mejorado, aunque aún queda un recorrido por hacer.

Las redes sociales han tomado protagonismo en exponer estas realidades, permitiendo a las víctimas compartir sus historias. Este impulso hacia la visibilidad y el apoyo comunitario es un signo de que estamos en camino hacia un cambio cultural.

La importancia de la educación

Una de las claves para erradicar la violencia de género está en la educación. Invertir en programas educativos que enseñen desde jóvenes la importancia del respeto, la empatía y la igualdad puede tener un impacto duradero. Formar a las nuevas generaciones en la necesidad de entender y erradicar actitudes machistas es fundamental.

Así que, mientras tomas tu café esta mañana y conversas con amigos o familiares sobre un tema que fue trending en Twitter, ¡pregúntales qué piensan sobre cómo podemos ser parte de la solución! Porque cada pequeño gesto puede contribuir a un cambio significativo.

Conclusión

La violencia de género es un problema complejo que requiere una atención multifacética y la colaboración de todos los sectores de la sociedad. Las declaraciones de profesionales como Emilia Barragán y Mar Mignorance nos invitan a reflexionar sobre la necesidad de empatía, educación y formación continuada en todo el sistema judicial.

Al final del día, esas historias de dolor pueden convertirse en narrativas de superación si les damos la visibilidad y la atención que merecen. ¿Estamos dispuestos a ser parte de esa transformación? La respuesta no solo reside en las estrategias legales, sino en cómo elegimos vivir nuestra vida diaria y cómo apoyamos a quienes padecen, incluso si eso significa ser un poco incómodos. Porque, después de todo, como dice el conocido refrán: «No se trata de ser la voz de los que no tienen voz, sino de ser el eco de lo que han dicho».