En el soleado panorama político de España, a veces parece que los conflictos se cocinan a fuego lento, esperando a que alguien destape la olla. Uno de esos casos es el aeropuerto de Corvera, en la región de Murcia, un verdadero pozo de controversias que ha llevado a enfrentamientos políticos de todo tipo. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Vamos a desentrañar esta historia cargada de ironías, denuncias y un poco de humor, porque, seamos honestos, si no fuera trágico, podría ser una comedia.

El aeropuerto que nunca despegó

Imagina que te compras un coche luminoso y te prometen que será el rey de la carretera. ¿Y después de un año? Resulta que solo puedes usarlo una vez al mes para ir al mercado, y cuando lo usas, no hay suficiente gasolina para llegar. Eso es más o menos lo que ha pasado con el aeropuerto de Corvera. En 2018, el aeropuerto de San Javier tuvo más de 1.273.000 pasajeros, mientras que Corvera arañó apenas 877.796 en 2023. ¡Una diferencia de cerca de 400,000 pasajeros! ¿Sorpresa? No para los que siguen la pista del destino de dineros públicos en la región.

Un enfoque político turbulento

El diputado socialista Alfonso Martínez Baños ha sido una de las voces más críticas acerca de esta situación. En una reciente denuncia, afirmó que los partidos PP y Vox se han unido para manejar la Comisión Especial de Investigación como si de un club privado se tratase. La pregunta es: ¿realmente quieren descubrir la verdad sobre la gestión del aeropuerto o simplemente están más interesados en el reparto de cargos? Un poco de humor aquí: si la política fuera un juego de mesa, esta jugada sería el equivalente a hacer trampa en el Monopoly.

La comedia del absurdo se intensifica cuando consideramos que, en lugar de encontrar soluciones, los partidos políticos parecen haberse enredado en una especie de juego de “pásalo” entre ellos. El PSOE ha solicitado una serie de comparecencias clave para aclarar la situación. Pero, oh sorpresa, Podemos —quienes deberían ser sus aliados— también se han abstenido de apoyar estas propuestas. Entonces, eso significa que hay más drama en este escenario que en una telenovela.

¿Qué hay detrás del telón?

Los ciudadanos murcianos merecen respuestas claras, y en este punto, muchos se preguntan: ¿por qué un aeropuerto con tan poca afluencia? Según Martínez, «hemos llegado a despilfarrar cerca de 300 millones de euros en algo que no funciona». A veces, se siente que gastar dinero en un proyecto fallido es como intentar clavar un clavo en la pared con un plátano. Por mucho que lo intentemos, simplemente no va a funcionar.

Es crucial considerar la transparencia en este tipo de proyectos. La incredulidad del público crece en la misma medida en que el Gobierno regional intenta disimular los errores. Pero, como se suele decir, “lo que se hace en la oscuridad, tarde o temprano saldrá a la luz”. ¿No cree que hemos visto suficientes desastres en la gestión pública como para pedir un poco más de claridad?

Una gestión deficiente y sus consecuencias

Alfonso Martínez no escatima en términos para describir la gestión del PP bajo la supervisión de López Miras. Prácticamente califica el error como un «pufos» —una palabra que evoca imágenes de un desastre mayúsculo. Pero vale la pena preguntar: ¿es solo culpa del PP? A menudo en política, todos los actores deben asumir una parte de la responsabilidad, pero en este caso, parece que el PP está recibie la mayoría de las balas.

La lucha por la verdad: ¿parlamento o teatro?

Con la creación de la Comisión Especial de Investigación, el panorama se vuelve un tanto teatral. Rubén Martínez Alpáñez, de Vox, es el nuevo presidente de este entidad. Pero, seamos realistas: ¿realmente se espera que esta comisión encuentre la verdad? Muchas etapas del proceso parecen más un teatro que una búsqueda genuina de respuestas. Esto puede dar lugar a situaciones irónicas: que la búsqueda de la verdad se convierta en algo digno de una serie de Netflix.

La situación es aún más irónica cuando consideramos que el tiempo perdido en disputa política podría haber sido utilizado para mejorar la infraestructura y atraer más vuelos. ¿No sería genial ver un aeropuerto con un flujo de pasajeros que justificara su existencia?

El dilema de los ciudadanos

A medida que la controversia se despliega, los ciudadanos murcianos están atrapados en el medio. Los impuestos que pagan se están utilizando, en parte, para resolver un problema que parece no tener fin. Muchos podrían preguntarse: «Si el aeropuerto no está funcionando, ¿por qué estamos pagando por él?». Una pregunta muy válida. La transparencia y rendición de cuentas es lo que se necesita, no un pacto de silencio entre los políticos.

Además, hay que considerar que los ciudadanos tienen derecho a preguntar y exigir respuestas. No se trata solo de un juego político, sino de la utilización del dinero público. En lugar de crear muros entre los partidos, ¿por qué no unir fuerzas para encontrar soluciones a este problema?

Mirando hacia adelante

A medida que nos adentramos en un clima político cada vez más complicado, es importante recordar que la historia del aeropuerto de Corvera es solo una pieza del rompecabezas más grande de la gestión pública en España. Las anécdotas de incompetencia y dispilfarro tienen un alto costo, y no solo en términos de dinero. También representan una perdida de confianza en las instituciones.

La llamada a la acción

Así que ¿qué podemos hacer nosotros como ciudadanos? En primer lugar, estar informados. Las redes sociales y los medios de comunicación son aliados importantes en la búsqueda de la verdad. Es vital que la ciudadanía haga preguntas y que los políticos respondan. En un mundo donde la desinformación puede reinar, ser inquisitivos y críticos es fundamental.

Como ciudadanos, el poder está en nuestras manos. Un aeropuerto puede cerrarse, pero nuestra voz nunca debería silenciarse. En conclusión, la situación del aeropuerto de Corvera es un recordatorio claro de que, aunque la política puede ser un campo de batalla, todos queremos lo mismo: transparencia y responsabilidad en la gestión de nuestros recursos. Así que la próxima vez que alguien intente hacernos creer que todo está bien en el jardín de la política, recordemos que a veces las flores son solo un disfraz para cubrir el estiércol.