La vida puede ser un poco irónica, ¿no crees? A veces, imaginas un camino recto hacia la verdad, y de repente, te topas con una curva inesperada que te deja preguntándote qué demonios acaba de pasar. Este es el caso de Gan Pampols, el nuevo vicepresidente de la Generalitat Valenciana para la reconstrucción, quien ha declarado repetidamente que no es político y que no va a hacer política. Pero, ¿acaso aceptar un cargo político no es, en sí mismo, un acto político? Hoy, exploraremos esta curiosa paradoja, las implicancias detrás de sus palabras y la necesidad inevitable de la política en tiempos de crisis.

¿Un militar en la política?

Al escuchar a Gan Pampols, uno no puede evitar pensar en esa famosa frase de Franco: “Haga usted como yo, no se meta en política”. Su insistencia en separarse de la política resulta, cuanto menos, desconcertante. Y no es que Gan Pampols no tenga un currículum impresionante; cuenta con una larga trayectoria militar, pero al aceptar el rol de vicepresidente, se coloca a sí mismo en un complicado juego donde las reglas de la política se entrelazan de manera inevitable.

Ahora bien, imaginemos por un momento que tú o yo, que ni siquiera hemos tenido un pequeño fastidiado debate en un foro de Facebook, nos levantamos un día y aceptamos un cargo como este. ¡Sería un desastre total! Me acuerdo de la primera vez que intenté organizar una cena para amigos y terminé sirviendo un pollo crudo. Si yo fui incapaz de manejar eso, ¿qué podría esperar un militar con la responsabilidad de reconstruir una comunidad entera?

Así que, si el teniente general no es político y no quiere hacer política, ¿cómo planea llevar a cabo su misión? En una entrevista, declaró que la reconstrucción se puede abordar como un “trabajo técnico que necesita consenso”. Esta afirmación merece un poco más de análisis, no solo por la naturaleza técnica del desafío, sino porque, en la práctica, la política siempre juega un papel protagónico en cualquier tipo de reconstrucción.

El dilema del consenso

Aquí viene la pregunta del millón: ¿Cómo se logra un consenso que no tenga tintes políticos? Imagínate sentado en una mesa con tus amigos, tratando de decidir qué película ver. Sabes que ‘todas’ quieren una cosa diferente. Al final, un par de ellos se inclinan por una comedia romántica, mientras que tú solo quieres una de acción. Si no hay acuerdos y negociaciones, probablemente todos terminarán en la sala de estar, con un plan fallido y desilusionados. Al final, todos optaron por una terrible película de bajo presupuesto que dejó una sensación de vacío.

Gan Pampols menciona la “generosidad y comprensión” en la política, pero ¿realmente cree que eso sucederá? La historia reciente de la política en España ha sido más como un reality show lleno de gritos y drama que una búsqueda colaborativa de la verdad. ¿Acaso lo ignorará al abordar su mandato? Si hay algo que sabemos es que estas virtudes se vuelven escasas cuando se habla de intereses políticos en juego.

La reconstrucción: una tarea técnica y política

La tarea de la reconstrucción que enfrenta es monumental. Hablamos no solo de estructuras físicas, sino también de vidas destruidas, recuerdos perdidos y el arduo proceso de restablecer el bienestar emocional en comunidades devastadas. Detrás de cada decisión, hay un ser humano que clama por ayuda. ¿Qué prioridades se tratarán? ¿Y quién decidirá a quién se le ayuda primero?

En el camino hacia la reconstrucción, las decisiones no son meramente “técnicas”. Necesitan valores. ¿Es más urgente ayudar a quien ha perdido su hogar o la pequeña empresa que mantiene a una familia entera? La política siempre entra en juego aquí. Y si Gan Pampols no está dispuesto a reconocerlo, tal vez debería revisar su libro de texto de Políticas (sí, se ha oído que estudió eso).

La transparencia como clave

Un aspecto que debería preocupar a Gan Pampols es la transparencia en la selección de las empresas que se encargarán de la reconstrucción. La Generalitat Valenciana ha tenido su cuota de controversias en el pasado, especialmente en lo que respecta a las prácticas corruptas. Si se siente incómodo al mezclarse con la política, tal vez debería considerar la posibilidad de mantener un ojo bien abierto en esta área.

Si opta por un enfoque de laissez-faire, ignorando la corrupción, estará afectando directamente la vida de los damnificados. Después de todo, dinero que se pierde en las alcantarillas de la corrupción significa menos recursos para la reconstrucción. Y eso es política, aunque Gan Pampols no quiera que lo sea.

¿Y qué hay de los criterios para contratar a las empresas? Si no establece un conjunto claro de principios en su gestión, podría acabar apoyando, sin querer, a aquellos que han estado involucrados en scandal políticos del pasado. ¡Quiátele la palabra “técnico” a eso!

¿Un camino hacia el fracaso?

Es tal la paradoja que enfrentamos que nos lleva a preguntarnos: ¿realmente puede una persona ayudar a reconstruir sin implicarse en la política? Hay algo claramente ambiguo en esta declaración. El presidente de cualquier empresa exitosa sabe que las decisiones más catalizadoras implican negociar, persuadir y, a veces, hacer concesiones. No olvidemos que el simple hecho de estar en el cargo significa que debe tomar decisiones que afectarán la vida de las personas.

Si pretendemos que la reconstrucción sea un proceso técnico y desprovisto de política, corremos el riesgo de crear más caos del que estamos enfrentando en este momento. La política no es un camino fácil (justamente al ver cómo se comporta el “to be or not to be” en la actualidad). Y para Gan Pampols, es fundamental aceptar que ya ha sellado su destino al aceptar un rol que lo coloca en el centro de la misma.

Las lecciones a aprender

Al final del día, la historia de Gan Pampols puede servir como una lección para todos nosotros. Nos recuerda que escapar de la política no es tan sencillo como decir «No, gracias». Puede que nunca haya sido político en el sentido tradicional, pero la vida tiene formas curiosas de enseñarnos que todos estamos en esta compleja red de interacciones, afectos y decisiones.

Quizás es hora de que Gan Pampols, en lugar de evadir su rol, lo acepte y se prepare para ser un político auténtico, que escucha a la gente y, más importante aún, que entienda que su éxito depende de cómo navega a través de estas aguas turbulentas. Al final, todos estamos esperando una respuesta a esa famosa pregunta: ¿es la política el arte de lo posible, o una trampa de la que nunca podemos salir?

En conclusión, la paradoja de Gan Pampols no solo refleja la extrañeza de la política actual, sino que puede ser vista como un microcosmos de lo que sucede cuando la política y la vida cotidiana chocan de frente. Y aunque su camino puede no ser fácil, lo que todos esperamos es que, al final, el bienestar de la comunidad prevalezca. Después de todo, ¡todos estamos en este barco juntos!


Espero que esta reflexión convoque nuevas miradas sobre los desafíos que enfrentan los líderes en tiempos de crisis y la importancia de reconocer la política como parte integral de la toma de decisiones. Por lo menos, espero que Gan Pampols se tome un café y lea esto un día. ¡Nunca se sabe!