¿Quién no ha escuchado alguna vez el nombre de Jesús Quintero? Este carismático comunicador ha dejado una huella indeleble en la televisión española, y su legado se revive con la nueva serie documental El loco. Los silencios de Quintero, que ya está disponible en RTVE Play. Lo que en un principio puede parecer un homenaje más a un personaje mediático, en realidad se convierte en un viaje emocional a través de la vida de un hombre que desafió las convenciones y se sumergió en el alma de sus entrevistados.

La historia detrás del hombre

Cuando escuché por primera vez hablar de Jesús Quintero, tenía quizás unos 12 años, y lo recuerdo como el hombre de los ojos profundos que conducía El loco de la colina. Yo, un crío con sueños desbordantes y un televisor viejo en la sala, quedaba embelesado cada vez que esas luces de estudio iluminaban su figura. Él no solo entrevistaba; hacía que cada conversación se sintiera como un susurro íntimo compartido entre amigos. ¿No es impresionante cómo a veces un simple programa puede marcar nuestra visión de lo que es la comunicación?

Ahora, la serie documental nos trae dos capítulos llenos de anécdotas, testimonios exclusivos y, por supuesto, imágenes inéditas que nos dejan ver el lado más humano de un hombre que, aunque venerado por su trabajo, era tan complejo como el propio arte de la comunicación. Sus hijas, Andrea y Lola Quintero, junto a su expareja, la periodista Joana Bonet, ofrecen un retrato profundo de quién fue realmente el hombre tras el micrófono.

La muestra de un legado

La serie, dirigida por José Rueda y Rocío Cañaveras, va más allá de los recuerdos; nos muestra una radiografía profesional y sentimental de un personaje fascinante. Quintero no sólo marcó un antes y un después en los medios, sino que también dejó un legado inigualable: más de 10.000 horas de entrevistas y cientos de horas de material que revelan lo que ocurría detrás de las cámaras. ¿Qué llevará a un comunicador a abrir tanto su vida y la de los demás a los espectadores?

Por ejemplo, en una de las entrevistas que realicé hace años con un colega, ambos nos percatamos que el secreto para una buena entrevista radica en generar un ambiente de confianza. Quintero, sin lugar a dudas, dominaba esa técnica a la perfección. Él no solo hacía preguntas; construía un espacio donde sus entrevistados podían ser vulnerables.

La presentación de las Campanadas: un nuevo capítulo en la televisión

Mientras tanto, en el mismo universo de los medios, nos llega la noticia de que Ion Aramendi, Blanca Romero, Ángeles Blanco y Ricardo Reyes presentarán este año las Campanadas en Mediaset. Un evento esperado por muchos que, como una especie de ritual, marca la llegada del nuevo año. Este relevo generacional en la presentación de eventos importantes en el país también deja entrever el impacto que la personalidad y el estilo de comunicadores como Quintero han tenido en la televisión contemporánea.

¿Por qué es importante recordar a figuras como Jesús Quintero?

Es un hecho que cada generación tiene a sus comunicadores que rompen moldes, y Jesús Quintero fue uno de ellos. Su estilo único, sus pausas reflexivas y su manera de interrogar se alinean con los cambios en la forma en la que hoy consumimos la información. Vivimos en un mundo donde la rapidez y la superficialidad parecen reinar; quizás por eso vale la pena poner en valor su legado.

Durante muchos años, el mundo de la televisión se ha movido hacia la inmediatez, los formatos cortos y la saturación de información. ¿Pero no hay algo profundamente cautivador en la manera en que Quintero profundizaba en la vida de sus entrevistados, dedicando tiempo para hacer preguntas que, a primera vista, podían parecer incómodas o inusuales? En un entorno que a menudo valora la viralidad por encima de la profundidad, su estilo parece más relevante que nunca.

Conexiones que trascienden generaciones

Admiro profundamente a aquellos que tienen el talento de conectar con personas de todas las generaciones. Las hijas de Quintero, Andrea y Lola, han compartido sus recuerdos y sus visiones sobre su padre. En un mundo donde la familia se reinventa constantemente, resulta reconfortante ver cómo el legado personal se entrelaza con la carrera profesional. ¿No les ha pasado alguna vez que, al hablar de un familiar, reviven historias que les hacen reír y llorar a la vez?

Hablando de recrear recuerdos, hay una anécdota que me viene a la mente: una vez, en una cena familiar, mi abuelo compartió una historia de su juventud que, aunque la había escuchado mil veces, me dio una perspectiva completamente nueva. Las historias tienen ese poder mágico. Jesús Quintero no solo relataba historias; era un maestro en el arte de generar empatía, haciéndonos sentir que todos compartimos un hilo común en esta compleja experiencia humana.

La tristeza de su partida

Jesús Quintero falleció hace dos años, pero su impacto sigue vivo. La serie documental lo vuelve a poner en el centro del debate y nos invita a reflexionar sobre la trascendencia de su trabajo. Es interesante cómo el tiempo puede embellecer los recuerdos, haciendo que redescubrir a un ícono de la televisión nos llene de nostalgia y al mismo tiempo de esperanza.

En el ámbito de la comunicación, Quintero enseñó que a veces, las verdades más profundas residen en los silencios. Esos “silencios” que tanto se mencionan en la serie, son los momentos que permiten a las palabras tomar aliento y dar paso a la reflexión. Tal vez, hoy más que nunca, necesitamos aprender a hacer espacio para el silencio y la reflexión en medio de un mundo ruidoso.

Reflexiones finales: el legado perdura

Así que, queridos lectores, mientras disfrutan de El loco. Los silencios de Quintero, los invito a reflexionar no solo sobre el legado de este comunicador, sino también sobre nuestra propia manera de comunicarnos. ¿Nos estamos deteniendo a escuchar realmente, o solo a esperar nuestro turno para hablar?

El mundo cambia rápidamente, y los medios están en constante evolución, pero lo que nunca debe cambiar es nuestra capacidad de conectar y comprender. En la era de las redes sociales y los mensajes instantáneos, recobrar ese valor de las conversaciones profundas puede ser un desafío, pero quizás, al hacerlo, honramos la memoria de aquellos que, como Quintero, nos enseñaron que cada historia merece ser contada con amor, atención y un toque de locura.

En homenaje a su legado, recordemos esas sesiones de tele en familia, donde las risas y las críticas eran el pan de cada día. Jesús Quintero, aunque ya no esté físicamente entre nosotros, seguirá vivo en nuestras memorias a través de sus enseñanzas y el impacto de su inigualable arte de entrevistar. ¡Aprovechemos la oportunidad que nos da la vida para escuchar y aprender unos de otros!


Con un contexto tan rico y lleno de matices como el de Jesús Quintero, podemos concluir que no solo debemos admirar su obra, sino también vivirla, sentirla y reflexionar sobre ella en nuestra cotidianidad. Porque al final, ¿no es eso lo que queremos? Conectarnos verdaderamente con los demás.