En tiempos donde el futuro de la inteligencia artificial (IA) parece estar en boca de todos, las conversaciones se tornan cada vez más profundas y, a veces, un poco dantescas. ¿Quién hubiera imaginado que la IA no solo transformaría industrias, sino que también suscitaría preocupaciones sobre la «estupidez humana»? Este fue precisamente el dilema presentado por Pilar Manchón, experta en IA en Google, durante un reciente foro titulado “El estado de la IA generativa en la empresa: Ahora decide el próximo”, celebrado en Nueva York. ¡Es un título más largo que algunas series que intenté ver y dejar a medio camino!
¿De qué estamos hablando realmente?
Puede que te preguntes: ¿qué hay de nuevo en la IA? Después de todo, ya hemos escuchado mucho sobre su impacto en la privacidad y el robo de propiedad intelectual. Sin embargo, el punto de vista que presenta Manchón es, si se me permite la burla, casi como un toque cómico al drama mundial que enfrentamos. “La estúpidez humana”, insiste, es el mayor riesgo a considerar.
Decidir qué es y cómo se debe regular la IA presenta un cóctel complejo. ¿No es interesante pensar en que el 99% de los problemas podrían resolverse si simplemente todos tuviéramos un poquito más de sentido común? No estoy diciendo que yo soy el maestro zen de la racionalidad, pero a veces creo que nuestro cerebro funciona a niveles muy diferentes, ¡y no siempre en alto rendimiento!
La IA como herramienta: un arma de doble filo
Pilar Manchón no se detiene en el riesgo. Ella enfatiza que la IA es solo una herramienta; un medio para un fin. En un atisbo de autoconciencia, señala que somos «nuestros mejores aliados, y también nuestros mejores y más peligrosos enemigos». ¿Acabas de sentir escalofríos? No te preocupes; yo también. Ahora, reflexiona un momento: cuando usamos la IA para automatizar procesos, ¿realmente estamos haciendo nuestra vida más fácil o simplemente abriendo la puerta a un mundo donde un algoritmo tenga más control que nosotros?
Cuando miro hacia atrás, recuerdo mis primeros días de colaboración con herramientas de IA. Eran un caos total. Desde chatbots que respondían cosas sin sentido hasta programas que ofrecían recomendaciones que jamás hubiera considerado. Pero hoy, con un poco de educación y proporcionándoles instrucciones adecuadas, me siento satisfecho y, a menudo, sorprendido por lo que pueden lograr. ¿Cómo no reírse de las primeras veces?
La regulación: un camino lleno de obstáculos
Ahora, si piensas que la regulación es solo cuestión de aplicar una serie de leyes y estándares, piénsalo de nuevo. Manchón aboga por un marco de regulación común que respete las diferencias culturales y sociales. La diversidad es la sal de la vida, pero cuando se trata de reglamentos, es más como una sopa donde ninguno de los ingredientes está a la misma temperatura.
“Diferentes sociedades tendrán diferentes interpretaciones de cuánto riesgo queremos asumir”, explica. Esto es vital para entender el panorama actual. Mientras que en Europa pueden estar listos para una regulación más estricta, en otras áreas como América Latina o Asia, las prioridades pueden ser completamente distintas.
El equilibrio entre el riesgo y el valor fue otro punto clave discutido por Domingo González, director de innovación en TI de Nestlé para Norteamérica. Si bien no tengo un título impresionante como el de González, me siento altamente identificado con la búsqueda de ese equilibrio. Como cuando decides si pedir una pizza con mucho queso o una ensalada; al final, siempre deseas que la decisión valga la pena.
Formación y educación: la clave del futuro
Hablando de regulación y equilibrio, la educación emerge como una solución esencial. En Nestlé, mencionan dedicar mucho tiempo a la formación de sus empleados para utilizar la herramienta de IA de manera efectiva. Esto es un ejemplo que todas las empresas deberían seguir. Después de todo, una IA sin educación es como una pizza cruda; puede ser deliciosa, pero tendrás que ponerte en estado de alerta si deseas que no termine siendo solo un desastre.
Es un hecho que no podemos simplemente introducir herramientas de IA en nuestras vidas laborales y esperar que todo funcione como por arte de magia. Como se mencionó en el foro, “tenemos que enseñar a los ciudadanos lo mismo”. Este es un punto de vista profundo. ¿Por qué no aprovecha cualquier oportunidad para aprender más sobre IA en la actualidad? Yo, por mi parte, he empezado a seguir tutoriales online sobre qué hacer y qué no hacer con estas herramientas. Si algo me ha dejado claro este proceso, es que la curiosidad y el aprendizaje deben ser valiosos en la era de la información.
Propiedad intelectual y el peligro del expolio
A medida que la conversación avanza, surge otro tema esencial: la propiedad intelectual. Mariano Jabonero, Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), enfatiza la importancia de proteger el trabajo de los creativos, ya que la IA puede facilitar la creación de contenido que, de otro modo, estaría protegido. La protección de la propiedad intelectual no debe ser solo un tópico de conversación entre los académicos. Todos debemos preocuparnos por esto.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, sería fácil ignorar las preocupaciones de alguien que pierde su trabajo creativo por culpa de un algoritmo. La IA podría reproducir obras en milésimas de segundos, mientras que el artista se pasa una vida entera perfeccionando su arte. Ciertamente, esto me recuerda la última vez que intenté pintar una casa: tenía más pintura en mí mismo que en las paredes. Imagínate si solo pudiera pedirle a un robot que lo hiciera.
El acceso equitativo a la IA: un desafío global
En el segundo panel se tocaron cuestiones de acceso a la IA en diferentes sectores: educación, ciencia y cultura. La co-presidenta del órgano asesor sobre IA en Naciones Unidas, Carme Artigas, enfatiza la necesidad de que estos recursos y conocimientos no solo estén disponibles en los países ricos, sino que se expandan a naciones con economía emergente. ¡Spoiler alert! Las diferencias entre el norte y el sur global no solo son geográficas, son de acceso al conocimiento y unión tecnológica.
Imagina que te despiertas un día y te das cuenta de que no puedes acceder a un superordenador porque no estás en la región adecuada del mundo. Es como si todos tus amigos estuvieran en una fiesta y tú, atrapado en el tráfico. La posibilidad de un «tecno-colonialismo» es real, y debemos actuar ahora para evitarlo. Hay un mundo lleno de soluciones innovadoras en camino, y la IA podría ser la herramienta que les permita brillar en lugar de ser una que amplifique la desigualdad.
Reflexiones finales: el futuro de la IA en nuestras manos
Mientras reflexiono sobre todo lo discutido en el foro, pienso en cómo la IA no es intrínsecamente buena o mala. Todo se reduce a cómo elegimos utilizarla. ¿Deberíamos temerla o abrazarla? ¿Podemos considerar la idea de que, al final, somos nosotros quienes debemos gobernarla y no al revés?
Es fácil ver cómo el avance de la IA puede llevarnos a una nueva era de infinidad de oportunidades, siempre que la repensamos constantemente y nos comprometemos a regularla y educar a las personas en su uso. Recuerda: la solución está en las manos de los humanos, no en un algoritmo.
Así que, aquí está mi recomendación final. Invierte un tiempo en aprender sobre esta tecnología. Un día podrías encontrar que la IA no solo te facilita la vida; también te impulsa a pensar de manera crítica y ética sobre el mundo que nos rodea. Después de todo, como dice el dicho: «con gran poder, viene una gran responsabilidad», aunque de mi experiencia previa, a veces eso significa que aparecerá un poco de pintura en tu cara.
Y tú, ¿cómo te sientes acerca del mundo de la IA que se presenta ante nosotros?