La política española es un poco como un mal guion de una serie de televisión: siempre hay giros inesperados, escándalos y personajes que parecen sacados de la nada. Este último año no ha sido la excepción. Al cumplirse un año de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, el Partido Popular (PP) ha decidido sentarse a hacer un balance. ¿Es realmente un «Gobierno en llamas»? ¿O es solo una estrategia de oposición astuta? Vamos a desglosar todo esto.
Un año de gobierno: momentos clave
Primero lo primero: 12 meses al mando. Un periodo en el que han ocurrido muchas cosas. Desde la ley de amnistía hasta el famoso cupo catalán acordado con los separatistas. Quizás recordar los momentos clave ayuda a entender la carga política que están manejando tanto el Gobierno como la oposición.
¿Recuerdas cuando era más fácil tomar decisiones? Me acuerdo de mis días en la universidad, donde las decisiones difíciles eran elegir entre comer en la cafetería o no comer en absoluto. En esos momentos, uno se da cuenta de que el peso de la responsabilidad es completamente diferente cuando estás decidiendo sobre la próxima comida de tu estómago en lugar de un país entero.
En la primera reunión del PP, realizada hace poco, el médico de emergencias y actual cargo del partido, Alberto Núñez Feijóo, hizo mención de lo que ellos ven como un «récord de escándalos» bajo la administración de Sánchez. Elías Bendodo, vicesecretario de Política Territorial del PP, lo resumió de manera concisa: «Nunca un presidente de España ha tenido tantos casos de corrupción rodeándole y tan graves».
¿De qué escándalos estamos hablando?
La lista es extensa, y claro, los escándalos tienden a atraer más atención que los logros positivos. Entre las cuestiones más controvertidas, están las acusaciones de corrupción que rodean al fiscal general del Estado y otros casos menos conocidos como el de Koldo. Personalmente, cuando escucho la palabra «corrupción», me viene a la mente un juego de mesa; es como si estuvieras acumulando puntos, pero en la versión política, esos puntos son una carga pesada.
Ahora bien, el PP no ha dejado de destacar estos escándalos. De hecho, han hecho uso de las redes sociales para lanzarse al ataque, afirmando que, en un año de Gobierno de coalición, «España retrocede y solo avanza la corrupción». Pero, ¿es ético durante la crisis? Las víctimas de la DANA podrían no estar de acuerdo con esa postura.
La DANA y el compromiso con la reconstrucción
Hablemos de algo serio. La reunión del PP se produjo casi tres semanas después de que la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) devastara varias regiones de España, causando más de 220 fallecidos y cuantiosos daños materiales. Aquí es donde la política y la vida real chocan de frente.
Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, ha sido claro en su disposición a liderar la reconstrucción. Se comprometió a que, si no es capaz de hacerlo, no optará a la reelección. Eso sí que es una promesa audaz. Recuerdo que el año pasado me prometí a mí mismo que haría ejercicio todos los días. Spoiler: no ha pasado. La diferencia, por supuesto, es que la vida de muchas personas está en juego en este caso.
El PP también ha exigido al Gobierno que esté «a la altura» de lo que necesitan los afectados por la tragedia. Esto trae a colación una pregunta crucial: ¿es el Gobierno realmente capaz de gestionar crisis de esta magnitud o es hora de que se tome una hoja del libro del PP?
Los «hachazos fiscales» y las derrotas del Gobierno
Si piensas que el tema de la corrupción es un fiasco, debes considerar el enfoque del PP sobre la política fiscal. Durante la reunión, se discutió el próximo paquete fiscal del Gobierno, el cual ha sido postergado por falta de apoyos. Feijóo no se ha cortado un pelo al afirmar que el Ejecutivo no está realmente «diseñando un paquete fiscal, sino que están preparando un hachazo fiscal». ¿Hachazo? Suena más como el título de una película de terror que una propuesta política.
El portavoz económico del PP, Juan Bravo, ha remarcado que el partido apoyaría el nuevo impuesto mínimo global del 15% a las empresas multinacionales, pero no con «hachazos» que impliquen aumentar los impuestos de productos como el tabaco, el diésel o la banca. Aquí surge otra pregunta: ¿realmente la subida de impuestos es la solución o simplemente un recurso para solventar problemas a corto plazo?
El drama se intensifica cuando recordamos que las derrotas parlamentarias del Gobierno se cuentan por decenas. El PP afirma que este Gobierno «no gobierna», lo que evoca una imagen de un barco a la deriva. ¿Quién no ha sentido alguna vez que su vida es como un barco sin rumbo? Yo personalmente he pasado por esa etapa en la que parece que “la vida” sólo tiene un rumbo: el sofá frente a la televisión. Pero ese es otro tema.
La lucha continua: ¿hay esperanza?
Bajo esta vorágine de acusaciones y debates, surge la pregunta más importante: ¿Hay esperanza? La realidad es que, mientras el PP busca explotar fallos del Gobierno, muchas personas en España están lidiando con problemas muy reales, como el desempleo juvenil, que supera la media europea. Feijóo ha hablado sobre la promesa de vivienda que Sánchez ha incumplido. La frustración subyacente es palpable.
No hay nada más frustrante que buscar un lugar para vivir y sentir que te están tomando el pelo. Recuerdo cuando estaba buscando mi primer apartamento, y me enfrentaba a cosas que me hacían cuestionar si realmente merecía un lugar donde vivir. Esa angustia se refleja en muchos votantes que ven cómo sus necesidades están siendo dejadas de lado.
Reflexiones finales: un camino incierto por delante
Como hemos analizado, este primer año del Gobierno de Sánchez ha sido un verdadero cúmulo de eventos que, lejos de traer claridad y soluciones, ha abierto nuevos frentes de conflicto. El PP ha decidido aprovechar esto para reforzar su posición, pero es crucial preguntarse: ¿realmente tiene una alternativa viable?
Quizás es hora de que todos en la política española se miren en el espejo y consideren si sus luchas internas están realmente beneficiando al país. En una época donde el enfoque debería estar en la reconstrucción, la prosperidad y la unidad, parece que es fácil perderse en el ruido.
Es un momento complicado, pero también de grandes oportunidades. Si algo he aprendido en esta vida es que, en el vaivén de la política (y también en la vida), siempre hay un espacio para ganar y aprender. ¿Seremos capaces de aprender de este año tumultuoso? Solo el tiempo lo dirá, y como en toda serie de televisión, estoy seguro de que habrá más giros argumentales en el camino.
Así que, mientras esperamos el próximo episodio de esta complicada saga política, recordemos que, al final del día, somos todos parte de esta misma historia. ¿Estamos listos para actuar?