La semana pasada, en medio de un aguacero que parecía más un episodio de una película de catástrofes que la realidad de la Comunidad Valenciana, el presidente Carlos Mazón salió a dar su versión sobre los estragos causados por la dana. En medio de un escenario digno de un reportaje de National Geographic—con calles inundadas, coches a merced de las corrientes y un ejército de voluntarios tratando de ayudar—Mazón parecía más un espectador que un líder. Pero, ¿debería ser así el liderazgo en tiempos de crisis? La respuesta a esa pregunta puede revelarte mucho sobre la política y la gestión de emergencias en la región.
¿Qué es una DANA y por qué importa?
Para los no iniciados en el léxico meteorológico, DANA es un acrónimo que significa Depresión Aislada en Niveles Altos. Suena técnico, ¿verdad? Y la verdad es que puede ser un término que haga temblar a muchos. Las DANAs pueden causar lluvias intensas, inundaciones súbitas, y otras calamidades naturales. En otras palabras, es como si el cielo decidiera abrir las compuertas y arrojara todo lo que tiene a su paso.
Te lo cuento como un recordatorio personal. Recuerdo un verano en el que, sin previo aviso, cayó una tormenta que pareció sacudir los cimientos de mi vivienda (sí, lo sé, suena dramático, pero los recuerdos suelen ser así de intensos). Así que no puedo dejar de preguntarme: ¿evitamos estos desastres con una buena gestión?
Carlos Mazón: ¿gestor o mero espectador?
Volviendo a Mazón, resulta curioso observar cómo en situaciones críticas, los líderes pueden abrazar su papel de “relator”. Su discurso fue más sobre lo que estaba ocurriendo que sobre lo que estaba haciendo. En su defensa, tengo que decir que el arte de comunicarse bien es difícil, pero en medio del caos, uno esperaría un poco más de acción y menos de poesía. Necesitamos líderes que no solo relaten lo que ven, sino que se sumen a la acción y muevan fichas.
Esto me recuerda a un amigo que solía hablar mucho sobre hacer ejercicio, pero siempre estaba «demasiado ocupado» para ir al gimnasio. ¿Te suena? ¡Cualquier excusa es buena!
La responsabilidad en la gestión de crisis
Es fácil caer en la trampa de pensar que la gestión de emergencias es solo una cuestión de estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Pero, y aquí está el truco, la verdadera gestión comienza mucho antes de que el diluvio llegue. Implica preparación, protocolos y sobre todo, un liderazgo capaz de dirigir al equipo incluso en las peores tormentas.
Mazón, como presidente de la Generalitat, tiene la responsabilidad de gestionar no solo la crisis en el momento, sino también de establecer planes de contingencia que eviten que estos episodios se conviertan en un ciclo repetitivo de desastres y respuestas ineficaces.
Estrategias y decisiones: el papel de un líder
Es vital que en situaciones de crisis se actúe con rapidez y eficacia. Quizás aquí es donde muchos nos sentimos frustrados. La falta de una comunicación clara sobre las medidas que se tomarán podría ser el factor que determina si una crisis se convierte en un desastre o es gestionada exitosamente. Las decisiones rápidas son esenciales. Así que, cuando veo a Mazón camuflado entre los relatos de la tragedia, me pregunto: ¿dónde está el plan de acción?
La importancia de la preparación
Uno de los elementos más sorprendentes de la gestión de emergencias es que no todos los líderes lo toman como una prioridad. En mi experiencia personal—y, a riesgo de sonar como un gurú—la preparación es como el yoga mat en el que practicas. Si no tienes una base sólida, corre el riesgo de caerte de cara al suelo cuando más lo necesitas. La importancia de la planificación y los ensayos de emergencia no puede subestimarse.
Así que mientras el presidente habla de su experiencia observando la tragedia, es legítimo preguntarse si está preparado para tomar decisiones sobre el terreno o si simplemente está ahí para «ver qué pasa». La verdadera responsabilidad implica un compromiso más allá de las palabras.
Humor en los momentos serios
Por supuesto, es tentador encontrar el lado cómico incluso en lo que parece una tragedia. Tal vez nos acordemos de la famosa frase “Siempre es más fácil criticar desde la barrera”. Eso puede servir para ilustrar lo que sucede cuando un líder se convierte en un observador pasivo.
Sin embargo, en las crisis, se necesita a los que están dispuestos a ensuciarse las manos. Y no estoy hablando de quienes solo se ponen un impermeable y se embarran para la foto. Necesitamos a quienes están dispuestos a hacer lo que sea necesario para ayudar a los afectados, dirigir a los voluntarios e, incluso, mancharse un poco el traje mientras lo hacen. ¿No deberíamos estar exigiendo eso de nuestros líderes?
Las comunidades resilientes: el verdadero héroe
A pesar de la falta de acción efectiva que podamos observar por parte de los líderes, las verdaderas historias de heroísmo surgen del interior de nuestras comunidades. Desde ese grupo de vecinos que se organizan por WhatsApp hasta los voluntarios que arriesgan su tiempo y esfuerzo para ayudar.
Así que sí, si eres parte de una de esas comunidades de héroes anónimos, levanta la mano y deja que el mundo sepa que no todo está perdido. La resiliencia comunitaria es un recordatorio de que, aunque tengamos algunos líderes que se ven cómodos en sus tronos, la verdadera fortaleza radica en el individuo.
¿Qué podemos aprender de todo esto?
A lo largo de la historia, hemos visto que las crisis revelan a las personas por lo que realmente son. A veces, esto resulta en líderes que se levantan y caminan hacia el fuego, mientras que otros prefieren observar desde una distancia segura. ¿No te parece curioso que, en un mundo lleno de héroes cotidianos, a veces los verdaderos líderes no están donde se esperan?
Así que, mientras seguimos debatiendo sobre la gestión de emergencias en la Comunidad Valenciana y la actuación de Carlos Mazón, reflexionemos sobre lo que realmente significa ser un líder en tiempos de crisis. ¿Acción o palabra? ¿Responsable o relator? Quizás, en la búsqueda de respuestas, descubramos que hay un poco de cada uno de nosotros en esa mezcla.
Conclusión: liderazgo, responsabilidad y el papel de la comunidad
A medida que avanzamos, es crucial recordar que no podemos dejar todo el peso sobre los hombros de una sola persona, ya sea el presidente de la Generalitat o el vecino que lleva a otros a la seguridad. Todos debemos hacer parte en la construcción de comunidades resilientes, estar preparados para actuar y exigir un liderazgo que no solo relate, sino que también resuelva.
Así que la próxima vez que veas un líder hablando, piensa en lo que realmente está haciendo. Y recuerda que, en la tormenta, siempre hay una lección que aprender. Y quizás, si tenemos suerte, una historia que contar sobre cómo nos levantamos juntos.
¿Estás listo para asumir un papel activo en tu comunidad? La próxima vez que una DANA se acerque, no te quedes solo mirando: ¡Haz algo! Porque si algo hemos aprendido, es que cada pequeño acto cuenta.